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Deuda: un buen comienzo

Las partes se vieron por primera vez en la corte del juez Thomas Griesa en Nueva York

18 enero de 2016

Las negociaciones del Gobierno con los acreedores de la deuda impaga arrancaron bien, dentro de lo poco que se podía esperar. Las partes se vieron por primera vez en la corte del juez Thomas Griesa en Nueva York y Argentina logró encarrilar el problema, haciendo que tome la forma de una negociación. Esto, por más que el avance fue modesto y sobre una base precaria de posiciones muy distintas envueltas en una retórica encendida.

El país presentará una oferta hacia fin de mes que difícilmente ponga fin al pleito. La Administración actual está dispuesta a negociar y pagar, a diferencia del Gobierno anterior. Pero no la totalidad de los U$S 10.000 millones que pretenden los hold outs, según informó el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay en una conferencia de prensa, porque esa suma incluye intereses punitorios excesivos.

Las expectativas siguen apuntando a que el litigio se resolverá en algún momento de este año. No sólo porque el encuentro sirvió para encauzar la discusión en un formato de razonabilidad, sino también porque el propio Macri lo elevó al tope de su agenda y hasta se involucró personalmente con sus palabras de la semana pasada cuando sostuvo: “Hoy estamos para cerrar el tema y buscar una solución. Queremos ser un país con buenas relaciones con el mundo entero”.Ahora que la discusión se encamina, Prat-Gay elaboró un poco más sobre la estrategia argentina. El ministro ya había dicho anteriormente que concentraría sus esfuerzos en buscar una reducción de los punitorios que concedió Griesa a los holdouts. En su última conferencia ofreció algunos detalles al decir que del total de la sentencia del juez, en muchos bonos solo 30% correspondía al capital, mientras que 70% eran punitorios exagerados.

Prat-Gay se mostró confiado, ya que, según dijo, “hay elementos jurídicos pero también de sentido común” que le permitirán al país seguir avanzando en las próximas semanas. Además, ahora que Argentina cambió por completo su enfoque, se espera que Griesa y su mediador, Daniel Pollack, hagan contribuciones positivas, acercando soluciones. En el pasado quedó la época en la que el juez firmaba todos los pedidos de los holdouts ante una Argentina rebelde.

Mientras tanto, los analistas están redimensionando el problema, quizá en línea con la visión del jefe de Gabinete, Marcos Peña, de quitarle “dramatismo” a la cuestión. Capital Economics, la consultora independiente de Londres, dijo en un informe: “Sospechamos que las negociaciones van a ser prolongadas (...) como las reservas internacionales se estabilizan, quizá haya menos urgencia para que el Gobierno ceda en las demandas de los holdouts”.

Arreglarse sin un acuerdo

Los bancos internacionales se llevaron una sorpresa positiva con la devaluación ordenada de diciembre y, si bien no lo dicen directamente, manejan la idea de que el Gobierno puede arreglarse al menos en el corto plazo sin los beneficios de un acuerdo en Nueva York. Un reporte de Barclays dijo que las necesidades de financiamiento en pesos podrían cubrirse con emisión de deuda en la plaza local, una restricción del gasto público y emisión monetaria.

De todos modos, para Barclays, “el acuerdo con los holdouts facilitaría esta transición a una posición fiscal sustentable: reduciría la dependencia excesiva del financiamiento monetario, además del desplazamiento del crédito bancario para financiar al Tesoro, y evitaría un impulso fiscal negativo excesivo”. Los analistas también siguen viendo como una incógnita al tratamiento que pueda recibir el arreglo en el Congreso en caso de que llegue a ese punto.

En ese plano, el Gobierno también continúa incursionando con cintura política. El nudo está en el Senado, controlado - aparentemente- por un kirchnerismo en retirada. Llamó la atención que en su última conferencia Prat-Gay contara un encuentro que mantuvo con el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, y la buena sintonía que compartieron. Esto podría ser un nuevo indicio de un potencial respaldo de las empobrecidas provincias peronistas a un acuerdo con los acreedores.

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