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¿Qué pasará con el nivel de actividad en los próximos meses?

La clave estará en cuál sea la evolución de la inflación

09 enero de 2016

El éxito de una política económica determinada debe medirse en base a su capacidad para lograr los objetivos que se impuso. ¿Cuáles son los objetivos de Cambiemos? Pobreza cero. Ambicioso. Muy. Para eso, la economía precisa generar empleo privado registrado y, para ello, necesita crecer. En el Gobierno creen que, una vez que la economía empiece a rodar, el ritmo de creación de empleo registrado será no inferior a 250.000 puestos privados netos por año. Todas las miradas, pues, están puestas en el nivel de actividad. ¿Cuándo volverá a crecer para empezar a satisfacer sus objetivos? Por ahora, nadie espera un repunte en el corto plazo (aunque, tampoco, una brusca caída). La estanflación que caracteriza a la economía desde finales de 2011 continuará por unos meses. Sin embargo, el sesgo de las proyecciones se ha tornado positivo (y vale recordar que las recuperaciones en Argentina suelen sorprender). ¿Cuál es el motivo del sesgo positivo? La salida del cepo fue menos traumática de lo que muchos auguraban. No hubo over-shooting (el “billete” no se disparó a $20 ni cerca) y el traslado a precios de la corrección cambiaria (“sinceramiento”, según el discurso oficial) fue pronunciado en las semanas previas y posteriores al levantamiento del cepo, pero luego habría comenzado a diluirse. Tampoco fue necesario una suba desmedida de la tasa de interés. Cambiemos demostró tener la precisión quirúrgica requerida (al menos en el plano cambiario) para operar al paciente y estabilizar, sin cepo, el mercado cambiario. Además de remover una traba para el ingreso de divisas a una economía sedienta de dólares, el equipo económico se anotó un poroto más subjetivo: recuperó la confianza del público, un dato no menor para los tiempos que se avecinan. Por supuesto, antes de empezar a hablar de reducir la pobreza, el objetivo era desactivar “la bomba”. En eso está el Gobierno. Ahora, como repiten todos, falta la pata fiscal. “El comienzo de la gestión económica macrista ha sido realmente auspicioso. El súbito levantamiento del cepo cambiario ?una acción que muchos desaconsejábamos por temor a que desatara un brote de convulsión financiera? fue digerido con sorprendente tranquilidad”, opina Federico Muñoz. Queda claro, asimismo, que los motores del crecimiento deberán cambiar. Ya no será el consumo ni el gasto público los que motoricen el crecimiento sino, más bien, la inversión (por el levantamiento del cepo a las importaciones y una mejora en el clima de negocios) y las exportaciones (por la mejora en la competitividad-precio). En Analytica corrigieron (luego de la exitosa salida del cepo) su proyección para el recorrido del PIB casi 2 puntos porcentuales para 2016: esperaban una caída de 0,8% y, ahora, un repunte de 1%. “Será la inversión la variable que liderará el crecimiento en este nuevo ciclo”, explican. Pero, en pleno ajuste macro, nadie quiere arriesgarse y pecar de optimismo excesivo. Por eso, reseñan las acechanzas que aún enfrentan las Macrinomics. Precios y consumo La clave para dilucidar con mayor exactitud el camino del PIB es la evolución de la inflación y, por ende, del consumo privado, el principal componente de la demanda agregada. Será determinante el rumbo de la masa salarial y saber si el mercado laboral ajustará, como sugirió Alfonso Prat-Gay, por cantidad (empleo) o por precio (salario real). O por ninguna de las dos. Si el shock inflacionario se concentra en diciembre y enero, y luego la tasa de inflación empieza a caer, las empresas tendrán mayores márgenes para mantener sus plantillas y financiar sus peticiones salariales. Bajo ese escenario, las perspectivas para la masa salarial y para el nivel de actividad mejoran. Si, por el contrario, la inflación no logra caer por debajo del piso del 3%, las empresas deberán ajustar por empleo o por salario, el consumo se resentirá y el PIB seguirá flaqueando (o caerá). Hay que pasar el verano para otear con más fineza. “En lo que concierne a la posible evolución del nivel de actividad, seguimos siendo bastante escépticos. Creemos que el ajuste macro (suba de tasas de interés y austeridad fiscal) pasará la factura en forma de una breve recesión durante el primer semestre. Pero, en el segundo, si la conducción económica supera (como esperamos) el desafío de contener la inflación, entonces van a estar dadas las condiciones para una ágil reactivación. En el promedio anual, el PIB terminaría mostrando un crecimiento nulo o levemente negativo respecto a 2015”, sostiene Muñoz. Deberán pasar unas semanas para conocer el rumbo de la nominalidad de la economía en 2016, vislumbrar con mayor exactitud cuál será el recorrido del PIB y, finalmente, conocer cuál será el éxito de la política económica en lograr su objetivo de avanzar hacia la eliminación de la pobreza. Asimismo, siempre hay que tener un ojo puesto en el contexto global (Brasil, soja y China). Por ahora, los primeros pasos del nuevo Gobierno han sido positivos.

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