El Economista - 70 años
Versión digital

vie 29 Mar

BUE 20°C

Adiós al cepo cambiario

La oferta y la demanda determinarán el precio de la divisa

18 diciembre de 2015

(Columna de Matías Carugati, economista jefe de Management & Fit)

Apenas transcurrida una semana de gestión, el Gobierno avanzó a pasos firmes hacia la normalización cambiaria. Mauricio Macri comenzó cumpliendo su promesa de remover las retenciones. Se eliminaron sobre las manufacturas, las economías regionales, la carne y los cultivos agrícolas. Las excepciones serán la soja y sus derivados, que verán reducida la carga impositiva en 5 puntos. El agro también se verá beneficiado con la eliminación de los cupos de exportación y la devaluación. La intención es recomponer rentabilidad para apuntalar la producción, pero también estimular la generación de divisas.

Por su parte, el BCRA trabajó contrarreloj para desactivar la “bomba” de los futuros. Los compromisos adquiridos en los últimos meses se convirtieron en una amenaza para estabilizar el mercado cambiario y controlar el impacto inflacionario tras la devaluación, ya que implicaban inundar con pesos un mercado con exceso de moneda nacional.

La solución está prácticamente cerrada. En lo que se refiere al Rofex, el BCRA logró que la entidad repactara los contratos haciendo uso de su reglamento. El tipo de cambio futuro en los contratos cerrados en octubre sumará $1,25 mientras que el de los concertados en noviembre adicionará $1,75, de forma tal de amortiguar el impacto monetario de la devaluación en $15.000 millones. En el caso del MAE, el BCRA honraría los futuros tal como fueron pactados pero a cambio compraría toda la posición en dólares de los bancos, les daría un bono para compensar el impacto de la devaluación sobre sus balances y deduciría el 35% del Impuesto a las Ganancias por las utilidades obtenidas con los contratos.

Las acciones del BCRA también marcaron el camino para una suba en las tasas de interés. La licitación de letras terminó con una curva de rendimientos invertida, con tasas de interés que iban de 38% para el plazo más corto a 35% en el más largo. Esto señaliza la voluntad de remunerar más el ahorro en moneda local. La demanda de pesos depende de la combinación de tipo de cambio y tasa de interés, con lo cual habrá que ver cómo se mueve el mercado en los próximos días para saber si la suba de tasas fue adecuada o no.

La recomposición de las reservas era lo único que faltaba para levantar el cepo, ya que permitirán administrar las tensiones que surjan en el proceso de unificación. El Gobierno sería ayudado por unos US$ 6.000 millones de liquidación de divisas del sector agropecuario, a los que debería agregarse algo más de US$ 1.000 millones de la posición en dólares de los bancos, US$ 3.100 millones del swap de monedas con China (que ahora se convertirán en dólares) y un “repo” por US$ 8.000 millones. Este colchón, que para las autoridades podría extenderse hasta US$ 25.000 millones, sería suficiente como para mantener el control en las primeras semanas posteriores al levantamiento del cepo.

Con las piezas en su lugar, el Gobierno anunció la remoción de las restricciones, volviendo a la situación regulatoria vigente en 2011. La deuda acumulada por importaciones atrasadas o servicios impagos, estimada en US$ 5.000 millones, será normalizada mediante un cronograma de pagos o la suscripción (en pesos) de un bono en dólares. Para todo tipo de operaciones concertadas a partir de ahora el mercado funcionará sin restricciones. Por otra parte, se removió el encaje obligatorio de 30% para alentar aún más el ingreso de capitales del exterior.

Hasta dónde llegue el tipo de cambio será una de las claves del nuevo escenario. A partir de ahora, oferta y demanda determinarán el precio de la divisa norteamericana aunque el BCRA intervendrá para evitar que dicho valor se aleje de un nivel razonable, que para el Gobierno estaría en torno a los $ 14. Lo más probable es que el mercado testee la capacidad del BCRA para administrar la devaluación y, posteriormente, estabilizar la situación. Las claves van a ser por la oferta de divisas, el monto real de reservas disponibles (que puedan usarse para intervenir), el manejo de las tasas de interés y las señales de consistencia del resto de la política económica.

Unificado el mercado cambiario, el desafío más relevante será la lucha contra la inflación. Si el overshooting es el riesgo principal, una segunda cuestión a monitorear va a ser el traslado a precios de la devaluación. No sólo porque eso determinará la ganancia en competitividad cambiaria y ayudará a morigerar las expectativas de devaluación (y, en última instancia, de inflación), sino también porque afectará el poder adquisitivo. Minimizar el impacto de la devaluación sobre los ingresos familiares es importante para amortiguar y acortar los efectos negativos sobre el nivel de actividad y evitar tensiones sociales. En este aspecto, resta saber aún cómo se instrumentará un programa de metas de inflación en un contexto de exceso de pesos y elevado déficit fiscal. Así todo, el tránsito hacia la normalización económica ha comenzado. Ya era hora. (*) Economista jefe de Management & Fit.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés