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Los emergentes y el lift-off de la Reserva Federal

Los emergentes ricos en recursos naturales frente a la suba de tasas de interés

16 octubre de 2015

(Columna de Ramiro Albrieu)

Mientras en las economías avanzadas las finanzas parecen haber alcanzado cierta calma, toda la atención está puesta en cómo reaccionarán los países emergentes ricos en recursos naturales frente al siguiente paso en el camino a la normalización monetaria norteamericana: la suba de tasas de interés. Las expectativas de mercado apuntan a que la inflación minorista llegará al 2% hacia la mitad del 2016, de manera que el escenario de suba de tasas se materializaría en los próximos dos o tres trimestres.

¿Por qué la mira está puesta en los países emergentes ricos en recursos naturales? Porque los episodios de desinflación en Estados Unidos ?con suba de tasas y apreciación del dólar? actuaron en el pasado como tormentas perfectas: tensaron los mercados financieros, redujeron los precios de las commodities, desaceleraron el comercio mundial y comprimieron el valor principal colateral que tienen estos países (la riqueza natural).

La apreciación del dólar de los últimos dos o tres años sirve de muestra de lo que puede pasar en un futuro cercano. Repasemos con el foco en los países emergentes exportadores de petróleo.

Primero, los precios de exportación se redujeron severamente, en tanto el precio del petróleo pasó de US$ 120 el barril en enero de 2013 a US$ 45 en agosto de 2015. Junto con la anemia en los volúmenes exportados, se estima que los ingresos por exportaciones se redujeron entre 5% y 10% del PIB en el último año.

Segundo, el riesgo soberano en estos países aumentó en promedio unos 100 puntos básicos en el último año. El resultado fiscal, en terreno superavitario en 2012-2013, empeoró severamente de la mano de una caída en los ingresos asociados al petróleo, de manera que para 2015 se estima un déficit de entre 8% y 10% del PIB.

Tercero, el sector corporativo asociado al petróleo y al gas ha aumentado su apalancamiento en los últimos años, destacándose América Latina, donde el ratio de obligaciones de deuda sobre acciones prácticamente se duplicó entre 2007 y 2014. Y es allí donde se concentra buena parte del deterioro en la hoja de balance generado por la apreciación del dólar.

Cuarto, las interacciones entre la fragilidad corporativa y la fragilidad fiscal son variadas. Una de ellas se refiere a las empresas de propiedad estatal. Allí los pasivos ocultos para el sector público han crecido marcadamente en últimos años. Es el caso de Pdvsa de Venezuela, con obligaciones en dólares por casi 20% del PIB y, también, de Pemex de México, con obligaciones en dólares por más de 10% del PIB.

De todas maneras, esta vez los países parecen estar mejor preparados que en las apreciaciones de dólar del pasado. La proliferación de los fondos soberanos, por ejemplo, es una buena señal. Más en general, la mejora en la posición financiera internacional puede actuar como un amortiguador para las malas noticias por venir. Sin embargo, esto recién comienza: si en los próximos meses las noticias son muchas y muy malas, el panorama seguramente será más sombrío que el actual.

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