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El país ante los cambios mundiales

Mientras China genera incertidumbre, EE.UU. se recupera

28 agosto de 2015

(Columna de Juan Radonjic)

Mario Blejer sostiene que “el mundo” para Argentina es “China, Brasil y la soja”. No cabe duda que lo que ocurra con la economía de esos dos países y con el precio del principal producto de exportación es clave. Pero no puede soslayarse que están en diferentes planos porque China condiciona a las otras dos variables.

La desaceleración de la segunda economía del mundo afecta a todos los países pero sobre todo a los emergentes y exportadores de materias primas en la medida en que la demanda china se enfríe. Las cotizaciones de las commodities agrícolas bajan menos que las demás pero igual sienten el impacto. En el caso de Brasil, los efectos son evidentes: en los primeros siete meses de 2015 las exportaciones a China cayeron 23,6% con relación al mismo periodo del año pasado. El PIB de Brasil, que es el principal socio comercial del país, tendrá una caída de 2% en 2015 combinada con una fuerte devaluación y ambos datos complican a las exportaciones argentinas .

En un reciente editorial, O Estado de São Paulo afirmó que la relación entre Brasil y China es semicolonial. Una definición que puede parecer exagerada pero que da la pauta de cómo ven muchos sectores la influencia que tiene la economía china sobre la brasileña.

Está claro que en este momento la situación del Gigante asiático está generando incertidumbre en todo el mundo. Su tasa de crecimiento es menor a la de hace unos años pero sigue en un sólido 7%, aunque no faltan los que descreen de ese porcentaje. También están divididas las opiniones en torno a los motivos de la reciente devaluación del yuan. Para algunos, lo hizo para impulsar sus exportaciones y crecer, así, a tasas más altas mientras que, para otros, fue para darle una mayor participación a las fuerzas del mercado en la determinación de su cotización. Los que sostienen este punto de vista afirman que el gobierno de China apunta, en esta etapa, a impulsar el crecimiento sobre la base de la expansión del consumo y no mediante la inversión y las exportaciones como en los años recientes. Este camino sería el que a la larga tendría efectos más favorables para los países emergentes porque podrían moderarse los desequilibrios que registran en el intercambio comercial con China.

Datos positivos

Mientras tanto, la mayor economía del mundo muestra crecientes signos de fortaleza.

En el segundo trimestre de este año el PIB de Estados Unidos creció 3,7%, superando todos los pronósticos.

Para lo que resta de 2015, la mayoría de los economistas prevé una desaceleración de la tasa de crecimiento en el tercer trimestre y un rebote en el cuarto. De todas maneras, los pronósticos están muy condicionados a la evolución de la turbulencia bursátil global que se observó en las últimas semanas.

Mientras tanto, se afirma la idea de que la Reserva Federal no subirá lasas tasas de interés en su próxima reunión de septiembre. William C. Dudley, presidente del Banco de la Reserva de Nueva York, lo dijo con una claridad inusitada para un funcionario: hay ahora, expresó, menos argumentos para un movimiento alcista. La volátil situación de los mercados financieros mundiales le exige mucha cautela a la Fed.

¿Qué pasará con el valor del dólar en este escenario? La fortaleza de la economía estadounidense puede sostener su recorrido alcista. En lo que va de 2015 subió 6,4% contra una canasta de monedas de los diez países que más comercian con Estados Unidos. Pero si la suba de tasas se demora, el ciclo alcista del dólar puede moderarse e incluso revertirse. Si ello ocurre, será una buena noticia para los países emergentes porque las materias primas ?que se mueven en sentido contrario al del dólar? mejorarán sus cotizaciones. Un escenario con Estados Unidos creciendo a un ritmo mayor a los demás países desarrollados combinado con un fortalecimiento del dólar contra el resto de las monedas puedA llevar a que el consumidor norteamericano vuelva ser un actor clave para la recuperación de la economía global. Una situación parecida a la que se vivió a fines de los años '90.

Es un escenario incompatible con la política de atraso cambiario que sostienen las autoridades argentinas.

La economía internacional muestra datos contradictorios. El viento de cola se terminó para países como Argentina pero hay políticas ? la cambiaria en primer lugar? que pueden moderar algunos de los efectos negativos que presenta el nuevo contexto.

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