Las economías de la región no pasan por su momento. Atrás quedó, según el economista Salvador Di Stéfano, el gran momento para las exportaciones primarias de países como la Argentina, y "el desfavorable contexto internacional (caída en el precio de los commodities y merma en el flujo de capitales), conjugado con algunos desequilibrios internos han hecho que las expectativas de crecimiento en casi todos los países de América Latina debieran revisarse a la baja sensiblemente", según el último Panorama económico elaborado por la consultora Federico Muñoz & Asociados.
Según las encuestas de los respectivos bancos centrales, en Brasil se espera una contracción del PBI de 1,3% en 2015. En Chile, por su parte, si a principios de 2014 se pronosticaba que la economía creciera 4% este año, hoy se proyecta una expansión de apenas 2,6%. En Perú , Bolivia y Uruguay, el contexto es similar, y en Argentina tampoco existe una proyección de crecimiento, amén de la calma cambiaria y la relativa estabilidad social y económica lograda por el Gobierno Nacional.
Asimismo, en Brasil y Chile, al deterioro económico hay que sumarle sendas crisis políticas e institucionales directamente ligadas con la corrupción. En el país trasandino, han salido a la luz irregularidades en el financiamiento de campaña de Bachelet, y como resultado han renunciado todos sus ministros. Como explicaba una columna recientemente publicada por Tomás Múgica en el estadista, "el sistema político chileno está atravesando una importante crisis de legitimidad, a causa de dos escándalos vinculados al financiamiento de la política y el tráfico de influencias: el caso Penta, que afecta especialmente a uno de los dos principales partidos de la oposición, la Unión Democrática Independiente (UDI) y el caso Caval, que involucra a Sebastián Dávalos, hijo de la presidenta Michelle Bachelet". Mientras tanto, en Brasil, Dilma sigue sufriendo los coletazos del escándalo de Petrobras.
Como asegura Federico Muñoz, "todo esto ha debilitado a ambas mandatarias: Dilma goza de tan sólo 13% de aprobación (según DataFolha a marzo) y Bachelet de 29% (según GfK a mayo); los niveles más bajos para la vida política de ambas".
En suma, concluye Muñoz, "el 2015 no será un año fácil para América Latina, en especial para Brasil y Chile, cuyos problemas no terminan sólo en la economía. No obstante, tanto Dilma Rousseff como Michelle Bachelet, han comenzado a modificar su política económica con un doble objetivo: mejorar su deteriorada imagen pública y devolverle el dinamismo a las economías. Otro cambio de rumbo en la política de Brasil: La variación interanual del gasto de los hogares brasileños en el 1T15 fue de -0,9%. Por primera vez desde que el Partido de los Trabajadores se encuentra en el poder en Brasil el consumo de los hogares se contrae".