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Todos quieren lo mismo, pero de distinta forma

Sin conocer las condiciones que recibirá el próximo Gobierno, ¿qué promesa puede ser segura?

26 marzo de 2015

(Columna de Facundo Matos)

Existe consenso entre los candidatos presidenciales del arco opositor sobre un paquete de medidas económicas que el próximo Gobierno deberá tomar luego del 10 de diciembre de 2015, independientemente de quien sea elegido. Entre ellas, la normalización del Indec, la eliminación de las retenciones al agro (con excepción de la soja), la actualización del Mínimo No Imponible, la corrección del atraso cambiario, la reducción del déficit fiscal, del gasto público y de la presión tributaria, la actualización de las tarifas, el control de la inflación, el reacomodamiento de precios y la eliminación del cepo cambiario.

Empero, en lo que no hay absoluta coincidencia es en torno a los plazos. Algunos economistas recomiendan políticas de shock: cuanto antes se hagan las correcciones, mejor. Otros, más cautos, reclaman que los ajustes sean graduales para aminorar su impacto social y su efecto sobre otras variables.

Donde se vio claramente este disenso fue en el debate en torno al cepo cambiario. Están quienes promueven la idea de una salida rápida y quienes dicen que esa estrategia tendría consecuencias sociales y económicas negativas y, por ende, promueven una salida gradual.

Desde que se implementó el cepo a fines de 2011, la brecha entre el dólar en el mercado oficial y en el paralelo osciló entre un techo histó- rico de 101% (en mayo de 2013) y un piso de 45% este año. Las ventas inmobiliarias cayeron en picada. La fuga de divisas aminoró considerablemente, pero no desapareció. El sector turístico también se vio afectado. En todo el arco opositor coinciden en que el fin del cepo debe ser un hecho y el sentido común indicaría que, cuanto antes, mejor.

Mauricio Macri dijo que si es elegido presidente levantará el cepo el mismo 11 de diciembre. Sin embargo, en ningún caso lo que se discuten son los plazos ni las condiciones en las cuales se producirá la salida del cepo. ¿Sabemos a ciencia cierta cuál será el tipo de cambio que recibirá la próxima Administración? ¿Cuánto serán las reservas disponibles en el Banco Central? Todo parte del presupuesto básico que intenta imponer el macrismo de que con el cambio de Gobierno vendrá “una lluvia de dólares” que aliviará la restricción externa. El mensaje político promercado, triunfalista y garantizador de confianza puede surtir efecto a nivel político. Pero, ¿será así de cierto desde el primer día del próximo gobierno? Si, por el contrario, como plantean Sergio Massa, y su asesor económico Aldo Pignanelli, la salida es gradual, ¿en qué plazo se volverá a restricciones cero? ¿De qué manera?

No cabe duda de que el próximo ministro de Economía sacará el cepo cambiario. Lo que no está claro es cuándo ni cómo lo hará. La disponibilidad de reservas en el Banco Central, los costos ?sociales y económicos? de una eventual devaluación, la inflación y el caudal de divisas que ingrese serán seguramente tenidos en cuenta a la hora de tomar una decisión.

Pero además de las variables económicas atadas a lo que suceda en torno a la restricción de divisas (que no son pocas), pesarán también las variables políticas. No será lo mismo para un Gobierno que asuma con mayor respaldo que para uno de menor adhesión. La confianza que se descuenta que generará el recambio, el Presidente entrante y su ministro de Economía todavía está por verse y probablemente dependerá de cómo se presente en los días previos y posteriores a su asunción.

Así sucederá también con la cuestión fiscal y tributaria. La presión impositiva es la más alta de la región y una de las más altas del mundo. Por la inflación y la no actualización del Mínimo No Imponible, algunos trabajadores que no pagaban el impuesto a las Ganancias, ahora sí lo hacen, y varios de los que ya lo hacían, en muchos casos ingresaron en categorías más altas. Además, todos los precandidatos anunciaron ya su intención de eliminar las retenciones a las exportaciones agropecuarias. En cuanto al gasto público, todos coinciden en que es demasiado elevado y que es necesario acortarlo para reducir el déficit fiscal y la emisión monetaria para financiar al Fisco. ¿Hasta qué punto todo ello es viable? ¿Se pueden achicar los gastos reduciendo al mismo tiempo la recaudación? Si no es por Ganancias ni retenciones, ¿de dónde vendrá el financiamiento al Estado?

Del mismo modo sucederá con el resto del paquete de medidas que todos dan por aplicado después del 10 de diciembre, sea quien fuere ?al menos dentro de la oposición? el elegido en las urnas. Las medidas son unas y están claras. Pero sin conocer las condiciones sobre las cuales se tendrán que aplicar, ¿qué promesa puede ser segura?

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