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Reglas vs. discrecionalidad

Una opción recurrente.

13 marzo de 2012

(Artículo de opinión del economista Daniel Glatstein)

La intención de modificar la Carta Orgánica del BCRA tiene básicamente dos lecturas. Una es la de sumergirse en la eterna discusión: reglas vs. discrecionalidad. Y la otra consiste en ver a esta modificación como una medida más que se toma con la intención de resolver la escasez de divisas. Las dos lecturas son interesantes aunque convendría analizarlas por separado. En economía sucede muchas veces, diría casi siempre, que las mejores soluciones no se encuentran en las posiciones extremas, sino en el algún punto intermedio. Es esperable que alguna tonalidad del gris sea superador al blanco o al negro absolutos.

Cuando se vive bajo el mandato de las “reglas”, se cuenta con la ventaja de dar previsibilidad. Los agentes económicos cuentan con más y mejor información con respecto a las acciones de gobierno. Esto les permite extender el horizonte temporal y proyectar a largo plazo. Se genera así un aumento en la confianza de los consumidores y los empresarios, la cual se traduce en mayor ahorro (en detrimento del atesoramiento), inversión y consumo de bienes durables. En función del párrafo anterior, la “discrecionalidad” no parecería tener grandes beneficios.

No obstante, en la economía pueden suceder y de hecho suceden hechos inesperados. Cuando se dan estas circunstancias, el exceso de “reglas” limita las alternativas y puede ocurrir que las mejores decisiones posibles queden fuera de los límites impuestos por las “reglas”. Es en estos casos cuando se valora la ventaja de la “discrecionalidad”, la cual permite tener a mano todas las opciones posibles para elegir la que mejor se adapte al evento inesperado. Con respecto a esta disyuntiva, vemos que la administración actual ha tomado muchas medidas que han ido desmantelando el corsé que imponen las “reglas”. Las políticas llevadas adelante pueden ser buenas, malas o regulares, según la opinión de cada uno.

Sin embargo, la debilidad que se observa es que no parece que este tipo de medidas se tomen en el marco de una discusión para encontrar cuál es la tonalidad de gris que mejor le cabe a la economía argentina, sino que se van desmantelando las “reglas” a medida que éstas van limitando el accionar del Gobierno. Este proceso de ir eliminando “reglas” a medida que éstas incomodan, nos deposita en un escenario de extrema “discrecionalidad” que reduce de manera dramática el horizonte temporal, acotando la visibilidad del futuro hasta muy escasos meses.

De esta forma se acentúa el círculo vicioso de cortoplacismo, falta de inversiones, atesoramiento, etcétera, que originó la necesidad de desmantelar la “regla” anterior y aumenta la inquietud acerca de cuál será la próxima “regla” desmantelada, generando rumores muchas veces malintencionados. Una reforma de la Carta Orgánica del BCRA debería ser el resultado de un convencimiento de que la nueva será superadora a la anterior, y no una consecuencia de la escasez de divisas provocada por el deterioro de la confianza que generó el rompimiento de la “regla” anterior. Definir las funciones, objetivos y herramientas del BCRA tiene demasiada importancia como para reducir su discusión a un faltante coyuntural de divisas.

(De la edición impresa)

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