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Macri intenta salir de la “crisis de expectativas”

04 diciembre de 2018

"Nunca tuvimos la relación con el mundo que tenemos ahora. Nunca la Argentina tuvo el nivel de atención que tiene ahora. Eso no significa que hayamos resuelto nuestros problemas, porque los acumulamos desde hace setenta años y profundizados en los últimos quince o veinte años”, sostuvo ayer el presidente Mauricio Macri, a modo de primer balance sobre la cumbre del G20 que le tocó encabezar como mandatario del país anfitrión. “La autoestima volvió por un momento a estar presente en nosotros; esta es una forma de encarar la vida y la tenemos que ratificar todos los días”, señaló en la conferencia de prensa, intentando ratificar aquella idea, con dosis de relanzamiento de Gobierno y necesario punto de inflexión, luego de un año de crisis y dificultades.

La cumbre del G20 revitalizó ánimos, potenció el optimismo y morigeró preocupaciones e incertidumbre. El saldo positivo del balance de las reuniones y del documento consensuado entre los mandatarios, la inexistencia de hechos de violencia o de inseguridad y algunos gestos de los participantes contribuyeron a generar este clima, que el Gobierno intentará extender en la coyuntura local el mayor tiempo posible. “Ese trabajo nos va a llevar a bajar la inflación y a que lentamente la economía vuelva a arrancar”, señaló el mandatario.

“No queremos hacer más pronósticos, la economía tuvo un desanclaje de las variables macro muy grave y estamos en un proceso de estabilizar la economía bajando la inflación y eso tiende a poner en marcha la economía donde hay sectores que marcan una mejora”, afirmó el mandatario tras señalar un crecimiento de las exportaciones a más del 15% anual, lo que “nos fortalece y dejar que estemos desequilibrados con el dolar”. A su vez, consideró que por “las necesidades y demandas” de la gente “a veces hay que tener, constancia, coherencia y paciencia”.

En Casa Rosada, intentan aprovechar la ocasión y evitar que el balance positivo se “evapore” prontamente, en un contexto adverso en términos económicos y sociales, con indicadores en retroceso y pocas perspectivas de mejora en el corto plazo. Las expectativas favorables (de un futuro mejor por el rumbo elegido) que logró construir Cambiemos en la campaña presidencial de 2015 y que se mantuvieron en las elecciones legislativas de 2017, parecen haber tropezado con una realidad de crisis cambiaria e incertidumbre creciente, como muestran las encuestas de manera persistente desde fines del año pasado. Si será o no un punto de inflexión el saldo de la cumbre, es algo que está por verse. Pero desde Casa Rosada ya mandaron a medir el impacto.

La búsqueda de la reelección de Macri parece un hecho. Lo mismo respecto de los cargos ejecutivos que tiene Cambiemos. Con la salvedad de Mendoza, donde Alfredo Cornejo no tiene reelección posible. Sin posibilidades de mostrar indicadores positivos en lo inmediato (“hasta marzo, por lo menos”, se entusiasman los más optimistas), mantener la iniciativa política y mostrar que la fuerza mantiene el timón de la gobernabilidad resultan apuestas necesarias para Cambiemos.

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