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¿La demanda de dinero es necesaria?

Bienvenida la poca demanda de saldos reales: ayudará a convalidar un escenario de recomposición de precios sin una fuerte caída del PIB.

13 diciembre de 2018

Por Guido Lorenzo Economista Jefe de LCG & Matías Guidotti Economista

Mucho se habla del concepto de demanda de dinero y, de hecho, se está haciendo casi una moda decir 'si la demanda de dinero no aumenta el régimen cambiario actual no va a funcionar'. En esos casos se refiere a la demanda de activos en pesos y, estrictamente, la demanda de dinero es la cantidad de pesos que los agentes deciden tener en sus bolsillos o sin remunerar.

¿Es bueno, entonces, que aumente la demanda de dinero? Primero tenemos que definir dinero. En este caso, M2 que comprende billetes y monedas en poder del público, cheques cancelatorios en pesos y depósitos en cuenta corriente y en caja de ahorro en pesos correspondientes al sector privado y al sector público. Este agregado es esperable que se vaya modificando al menos por tres motivos.

El primero es el nivel de precios. A mayores precios, mayor es la necesidad de dinero para llevar a cabo las mismas transacciones. Vamos a descartar el primero analizando la demanda de dinero deflactada por un índice de precios. En este caso, si los precios son 10% más elevados y la demanda de dinero crece 10%, la demanda de saldos reales (deflactada por el índice) se mantiene constante.

El segundo es el nivel de producto como proxy de las transacciones que realiza una economía. A mayores transacciones, mayor será la demanda de dinero para afrontar las mismas.

El tercero es el nivel de inflación. A mayor tasa de inflación mayor es la pérdida del poder de compra de los saldos nominales por lo tanto hay menos incentivos a demandar dinero y es preferible la cobertura con activos físicos o financieros para eludir el impuesto que recae sobre los que poseen pesos.

Es deseable que la demanda de dinero aumente debido, principalmente, a que reflejaría un mayor nivel de confianza en la moneda doméstica. Sin embargo, en una economía donde los precios en promedio se moverán al 40% durante 2019, con picos del 50% en el primer trimestre, es esperable que la preferencia por tener saldos reales fuera inferior.

Esto no es malo para el programa económico actual. Si la demanda de dinero aumenta, la velocidad a la que circula el efectivo es menor y las pretensiones de mayores aumentos de precios, si no encuentran saldos reales para afrontarlas, deberían compensar ex post con una caída de la actividad.

En cambio, una menor demanda de saldos reales refleja un aumento en la velocidad de circulación que podría atenuar la posible falta de liquidez de acuerdo al estricto programa monetario acordado con el FMI. Si, ex ante, la oferta de dinero no sube al mismo nivel que los precios negociados en la mayoría de contratos en 2019, la mayor velocidad de circulación o la escasa demanda de saldos reales pueden suplir el diferencial, lo que atenuaría la caída del nivel de actividad.

En Argentina hay evidencia de que la demanda de saldos reales es reactiva a la inflación. Cuando la inflación supera el 25%, la demanda de dinero empieza a descender fuertemente, como se ve en el gráfico.

En conclusión, bienvenida la poca demanda de saldos reales en 2019. Ayudará a convalidar un escenario de recomposición de precios que eleva la presión nominal sin que haya una fuerte caída en la producción.

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