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Knopoff: “Queda una agenda complicada y lo que apremia es la economía”

Pablo Varela 28 noviembre de 2018

Entrevista a Pablo Knopoff Isonomía Consultores Por Pablo Varela 

Ante la proximidad de la cumbre mundial que reunirá a los principales mandatarios del mundo, El Economista dialogó con el analista y consultor Pablo Knopoff acerca de los desafíos para el año electoral y que quedarán luego de la gran cumbre. “Lo central es saber en qué cancha se va a jugar el año que viene”, razonó Knopoff acerca de la carrera electoral y advirtió que si el escenario electoral continúa por la vía de la polarización, el armado de Sergio Massa y los gobernadores carecerá de “espacio” para crecer.

¿Cuál podría ser un saldo positivo para el Gobierno la reunión del G20?

El primer elemento general tiene que ver con el gobierno de la agenda. Cuando uno gobierna agenda siendo gobierno u oposición es un reflejo de poder porque llevás la discusión hacia un terreno que te parece más propio. Es decir que el G20 va a ser el gran tema durante un par de días. Después estará lo particular. Las reuniones bilaterales son importantes y la clave va a ser qué etiqueta le queda a eso. La distancia entre el cierre de un acuerdo hasta que llega el resultado a la vereda de un argentino tiene un montón de tiempo. La etiqueta que salga va a hacer que ese tiempo resulte más largo o más corto en la sensación de cada argentino. El desafío está en que los temas que se discutan sean una agenda cercana al Gobierno en donde obtenga las tres o cuatro imágenes más poderosas, en la perspectiva de que cada acuerdo le mejore la cuadra a cada vecino.

Luego del G20 quedará la agenda de los temas nacionales con todas sus problemáticas. Por ejemplo, en la provincia la gobernadora Vidal analiza anticipar elecciones.

Queda una agenda complicada en términos de que lo que está apremiando es la economía. Tenés un presente en valores negativos, y un presente que todavía promete menos hacia adelante. El desafío del Gobierno se transforma en ser un actor que prometa más corto, en el sentido de algo más tangible. En ese aspecto la agenda pública se empieza a tensionar, dentro y fuera de Cambiemos. Lo veo razonable en la previa de un año electoral donde se va a discutir enteramente poder. Me da la sensación de que Cambiemos tiene un tipo de discusión que a veces tensiona entre las figuras máximas del Gobierno, cercanas al Presidente y por eso se dirime de una manera mucho más natural. Al mismo tiempo me parece que cuando se dice que 'la provincia tensiona con la Nación', seguramente haya conflicto pero queda exagerado frente a la realidad. Cuando se dice que 'la UCR está enojada', seguramente habrá molestias pero el título es demasiado frente a lo que pasa. Argentina está llena de matices y no siempre se contemplan.

¿Como ve el armado electoral en el que intentan confluir los gobernadores peronistas, Massa y Pichetto?

Lo central es saber con qué cancha se va a jugar el año que viene en Argentina. Cuando digo 'cancha' me refiero a qué distribución electoral. Si la lógica de distribución electoral es como la que vimos en otras elecciones, todo aquello que no está en los polos tiene dificultades de espacio. ¿Cuál es la diferencia objetiva entre el 2019 y el 2015? Primero que el kirchnerismo quedó más lejos, con lo cual hay que saber si los argentinos extrañamos más o menos al kirchnerismo. El segundo, es que Cambiemos gobernó cuatro años. Señalo estos dos elementos porque si hay tensión entre los votantes del oficialismo por lo que se esperaba de Cambiemos y se extraña al kirchnerista detrás del kirchnerismo, esencialmente lo que empezás a ver que la lógica de la grieta comienza a tensionarse. Eso implica que encontrás más espacio para crecer. El segundo desafío es encontrar un nombre colectivo que interpele, que hagan sentido, que encuentre a las personas que pueden interpelar algunos temas, con una agenda argentina que no solo está centrada en la economía sino esencialmente en la política. Señalo esto porque más allá de las declaraciones de cambio, hay que ver el miedo a cambiar y eso es claramente un desafío para este grupo, entre ellos dar certezas.

¿Cómo ve al kirchnerismo para el año próximo? ¿En qué medida podrían impactar los casos de corrupción?

Creo que hay una diferencia entre si se polariza la discusión y se polariza la elección. Es inevitable que se polarice la discusión. Los argentinos conocemos los polos, sabemos cómo actúan y casi podemos predecir lo que van a hacer o decir. Lo otro está en las páginas de la construcción. Lo que hay que ver si eso se traduce en una polarización electoral. El kirchnerismo quedó en su rincón con un poder que no es menor. Gobierna sentimientos. El silencio o que diga Cristina interpela sentimientos de los argentinos. Los casos de corrupción han levantado la pared entre el patio del kirchnerismo y el resto. Concretamente limitó la potencialidad de crecimiento aunque no creo que hayan salido personas de ese universo.

¿Impactan los hechos de violencia sucedidos en el fútbol? ¿O son episodios que influyen más en el corto plazo?

Creo que afecta en el corto plazo. Estamos esencialmente ante un hecho que es una locura, pero no todos los argentinos lo ven necesariamente como tal. Finalmente no hay tantas sorpresas. Aparecen cosas con las que pensás que ya conviviste o podés llegar a volver a convivir. Sí creo que hay movimientos políticos concretos. La renuncia que Rodríguez Larreta le pide a su ministro de Seguridad es un mensaje claro. También hay otro mensaje del Presidente que le apunta a la Justicia. Hay un elemento determinante en el corto plazo, pero hay mensajes políticos contundentes.

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