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El impacto de Bolsonaro en Argentina

¿Cómo afecta la muy probable victoria del ganador de la primera vuelta sobre nuestro país?

Alejandro Radonjic 09 octubre de 2018

Por Alejandro Radonjic

La lectura predominante sostiene que Jair Bolsonaro es una buena noticia para la Argentina de Mauricio Macri. Y no por motivos de coincidencias estratégicas de largo aliento o un “zeitgeist” compartido sino por el imperioso corto plazo.

Una victoria del PT hubiera sido perniciosa para los mercados, y Argentina hoy necesita que el ruido financiero global y regional (las tormentas, en el argot oficial) sea el menor posible. Y que el real no se devalúe para que el dólar, por estos pagos, siga bajando hasta el piso inferior de la banda, tal como ocurrió ayer, para que el BCRA pueda salir a comprar dólares e inyectar pesos.

A la vez, Bolsonaro podría estimular el alicaído crecimiento brasileño, es decir, ser una noticia alentadora para las exportaciones de Argentina, que son el principal driver esperado por el Gobierno para 2019. Pensando un poco más allá, la derrota del PT quita impulso político a un regreso del kirchnerismo. Varios puntos a favor de Macri. Pero las lecturas cortoplacistas son, o pueden ser, traicioneras.

Para eludir esas trampas, El Economista consultó a diversos especialistas para conocer sus opiniones.

Julio Burdman Observatorio Electoral Consultores

Julio Burdman (Observatorio Electoral Consultores) dice que “Bolsonaro es una mala noticia para toda la Argentina, más que para Macri. Una victoria de Haddad sí sería un problema específico para Macri por el impulso electoral que otorgaría para Cristina Kirchner. Pero hoy parece improbable”. Aunque reconoce que, en el corto plazo, puede ser positivo en el plano financiero, plantea interrogantes sobre la economía real y el vínculo comercial. “Si fuera un industrial de Argentina, estaría preocupado”, sintetiza. “Lo poco que sabemos de Bolsonaro es que tiene muy en mente defender a las empresas brasileñas, como Trump en EE.UU. Una suerte de 'Make Brazil Great Again'”, dice. “Ya sea con reformas laborales, subsidios o bajas de impuestos, ese camino plantea un escenario competitivo, y nosotros somos México, no Canadá”, explica. “Va a ser más proempresa brasileña”, añade y señala que no necesariamente va a cerrar la economía sino que la va a abrir pero advierte que, con esos estímulos citados, nos puede dejar en off-side en términos competitivos. “Hoy, ser ultraliberal es la nueva forma de ser cerrado”, reflexiona y dice que un riesgo adicional es que Bolsonaro descuide la coordinación regional bilateral, como hizo Fernando H. Cardoso en 1998 con la devaluación del real que sepultó la convertibilidad. “Como todo nacionalista, priorizará los intereses locales por sobre los equilibrios y la confianza regional”, concluye.

Marcos Bastos Octopus Brasil

Según Marco Bastos (Octopus Brasil) es muy difícil responder a la pregunta sobre el impacto en Argentina porque fue una campaña sin debate programático y apunta a que Bolsonaro solo dio entrevistas a medios adictos. “Lo poco que se sabe es que Bolsonaro planteó que la diplomacia comercial de Brasil ha sido ideológica y que él será más pragmático. También dijo que no le gusta el Mercosur tal cual está y que buscará refundarlo, e incluso planteó la opción de abandonar el bloque”, agrega Bastos y proyecta un Brasil más alineado con Estados Unidos.

Ignacio Labaqui UCA y Ucema

El analista Ignacio Labaqui (UCA y Ucema) arranca así su diálogo con El Economista: “Muchas veces hay un análisis algo liviano o superficial sobre las implicancias de las elecciones en un país respecto de lo que puede ocurrir en otro. Por ejemplo, asumir que un triunfo de Haddad beneficiaba a Cristina debido a la buena relación entre los gobiernos del PT y el kirchnerismo, y que un triunfo de Bolsonaro beneficia a Macri de cara al 2019. Es un simplismo extremo”, dice. Tras esa aclaración, agrega: “La victoria de Bolsonaro en el corto plazo es bien recibida por el mercado y eso, en principio, implica que el real se va a apreciar y dado que Brasil es nuestro principal socio comercial, debería estimular nuestras exportaciones y agregarle un mayor desaliento, al que ya generan la devaluación nuestra y la recesión, a las importaciones desde Brasil”, dice, marcando una diferencia con Burdman. “Lo verdaderamente importante igual sería que el próximo Gobierno de Brasil tenga estabilidad política y crecimiento económico. Dado que Brasil es nuestro principal socio comercial, si crece eso tracciona nuestras exportaciones”, añade. En el plano de la relación bilateral, explicita, “no queda muy claro qué podemos esperar de un Gobierno de Bolsonaro” y recuerda que Brasil estuvo gobernado en los últimos veinticinco años por una coalición de centroderecha con eje en el PSDB o una de centroizquierda con eje en el PT. “Con Bolsonaro entramos en territorio desconocido”, plantea Labaqui y abre un interrogante sobre cual será su fórmula de gobernabilidad y, en particular, “el rol que tendrán las Fuerzas Armadas en un Gobierno del exmilitar”.

Gabriel Puricelli Laboratorio de Políticas Públicas (LPP)

“Un posible triunfo de Jair Bolsonaro podría impactar negativamente sobre Argentina si no da lugar a un esquema de gobernabilidad estable, que no dañe la muy mediocre recuperación del crecimiento en curso en nuestro país vecino”, dice Gabriel Puricelli desde LPP. “Dadas las inclinaciones autoritarias y el modo en que su liderazgo se alimenta del conflicto y la polarización, no cabe descartar ni un posible conflicto de poderes, ni una fujimorización”, agrega y señala que “el enfoque librecambista radical que impulsa, si se aplicara a fondo, podría terminar con el pacto automotor, que es clave para el empleo y la actividad económica en nuestro país”. A la vez, sentencia. “No se deberían descartar tampoco brotes de nacionalismo agresivo de parte de Bolsonaro, que siempre busca ganancias retóricas frente a la minoría intensa que más se identifica con su ideología y valores. Nunca hay que olvidar que la relación entre Brasil y Argentina reposa sobre un acuerdo de controles mutuos en materia de no proliferación nuclear e ignoramos si Bolsonaro participa del consenso transpartidario vigente de preservar ese acuerdo a toda costa”, dice Puricelli, con un claro tono pesimista.

Más visiones

Voto reiligioso y conservador “Lo de Bolsonaro fue una enorme sorpresa”, dice Gino Pauselli desde la Universidad de Pensilvania, y dice que no es un outisder. “Creo que, más allá del motivo de por qué Bolsonaro ganó con tanta ventajas, es importante preguntarnos qué significa esto para el resto de la región. ¿Tendrá influencia en el tipo de candidatos que se van a presentar en las elecciones en otros países? En el caso de Argentina, ¿será atractivo para las fuerzas de la centroderecha intentar captar el voto religioso y conservador que se ha mostrado muy movilizado en la votación de la despenalización del aborto? No tengo respuestas para esto, pero sí creo que son cosas para pensar”, añade, a modo de pregunta.

Volatilidad y activos “Sorpresa para muchos, pero no para nosotros que lo veníamos alertando”, dijeron, ayer, desde Delphos tras el paso de la ola Bolsonaro por Brasil. “Un giro importante en la política brasileña, que podría traer la soñada estabilidad en ese campo por primera vez en cuatro años”, agregan y explican: “Con el apoyo popular obtenido, Bolsonaro podría ser un Presidente fuerte. Con una economía deprimida pero robusta en sus variables clave (equilibrio en cuentas externas e inflación, por ejemplo) se abre la perspectiva de una potencial gran recuperación del Gigante sudamericano”. Según Delphos, “los activos financieros podrían tener un gran recorrido, y las valuaciones y la posición técnica así lo indicarían”. Claramente, agregan, “es un mercado para estar comprados de fondo y hay mucho espacio para seguir subiendo”. Sin embargo, advierten que la volatilidad podría ser alta en el corto plazo. “Sugerimos aplicar una estrategia de mediano plazo manteniéndose invertidos en activos brasileños, pero no es momento de trading”, rematan.

Claro y nítido “El resultado del domingo fue claro y nítido”, dijo, ayer, el canciller Jorge Faurie, en una breve conferencia de prensa. Dijo, sin decirlo, que Bolsonaro es el gran favorito. En rigor, la evidencia empírica es contundente y Haddad necesita algo similar a un milagro para dar vuelta la elección.

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