El Economista - 70 años
Versión digital

sab 20 Abr

BUE 18°C

Argentina, “vedette” (por malos motivos) del informe del FMI

El organismo espera que la economía de Argentina vuelva a caer en 2019

10 octubre de 2018

Pocas veces en sus Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, por sus siglas en inglés), el Fondo Monetario Internacional (FMI) nombra tantas veces a Argentina. Y no lo hace por las buenas razones sino para destacar el deterioro del peso durante 2018 y el brusco giro negativo en materia de la inflación y el crecimiento esperados para el año en curso, y 2019 también. Ahora se espera una contracción del PIB de 2,4% en 2018 y una ulterior de 1,6% en 2019.

Pero más allá de las proyecciones para Argentina, que abundan, la clave es analizar es lo que ocurre con los países y los temas que más impactan en el país. De todas maneras, el FMI no aporta nada novedoso sino que recopila información ya conocida de todos los países.

Tal como se preveía, el FMI recortó el pronóstico de crecimiento global para este año de 3,9% a 3,7%, como consecuencia de las tensiones comerciales, el menor flujo de capitales a los mercados emergentes y el endurecimiento de las políticas monetarias. El menor crecimiento global no es una buena noticia para ningún país.

Con relación a Brasil, el principal socio comercial de Argentina, el FMI proyecta una suba de 1,4% en 2018 y de 2,4% en 2019, casi idéntico a lo que sostienen los analistas del país vecino. Ese dato, junto a la perspectiva de precios estables para las commodities, constituyen los aspectos más favorables para Argentina del contexto externo.

Con una tasa de inflación proyectada en 45% en 2018, Argentina integra un club muy exótico. Toda vez, claro, que la inflación ronda 2% anual en las economías avanzadas y apenas 3% en Asia emergente. Según el último WEO, Argentina solo es “superada” por Sudán (con 61%), Sudán del Sur (con 106%) y por Venezuela, con una cifra dolorosamente larga.

El costado negativo del panorama mundial lo aportan la suba de la inflación en Estados Unidos que llevará a tasas de interés más altas y a un dólar más fuerte, que son todos factores negativos para Argentina. Según el FMI, el índice de precios de los gastos en consumos personales que es la medida de inflación que más toma en cuenta la Reserva Federal para definir su política monetaria, subiría 2,1% en 2018 y 2,3% en 2019.

Tampoco ayudará cierta desaceleración del crecimiento de China, cuyo PIB subiría 6,2% en 2019, porque puede afectar negativamente el precio de las materias primas.

Otro dato negativo es que se prevé una expansión del comercio mundial de 4,2% en 2018 y de 4,2% en 2019. Son porcentajes bajos en un momento en el que Argentina debe mejorar su inserción en los mercados externos.

El ciclo político y económico que transitará Argentina hasta las elecciones de octubre 2019 tendrá un marco externo, siempre determinante, con algunos datos positivos y otros negativos. La habilidad del Gobierno será maximizar los beneficios de los primeros y limitar todo lo posible el impacto negativo de los segundos.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés