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Un clima de serena resignación entre los industriales

El ambiente de la 24° Conferencia Industrial, que se realizó en Parque Norte

05 septiembre de 2018

Un clima de serena resignación dominó la 24° Conferencia Industrial de la UIA. Los empresarios estaban disconformes con la decisión de aplicar retenciones, que se sumó a la reciente eliminación de reintegros.

Como la central fabril es una entidad heterogénea, las medidas no afectan a todos por igual. Las empresas en las que los costos en dólares son mayores o que están volcadas a la exportación son las que más sufren. Las automotrices están primeras en esa lista y sus problemas de competitividad se agravan con esta medida. Además, la demanda de Brasil se recupera lentamente y el mercado interno se contrae y, por eso, ahora se duda que se lleguen a vender 800.000 autos, una cifra que a principios de año se pensaba superar ampliamente.

De todas maneras, un referente del sector, como es Cristiano Rattazzi, le dijo a El Economista que valoraba la sinceridad de Dante Sica porque reconoció que las retenciones son “una medida dura e ingrata” y sostuvo además, que aún con dificultades, el Gobierno es siempre preferible a la lamentable gestión anterior.

Hay coincidencia en el mundo empresario en que es imprescindible lograr el equilibrio fiscal y que eso requiere un incremento de los ingresos porque, como afirmó el economista Jorge Vasconcelos, “a diferencia de 2002 la inflación ya no licúa el gasto público porque sus principales partidas están indexadas”.

Pero aceptar resignadamente las retenciones no significa que los industriales no deslicen críticas. Cuestionan los errores previos del Gobierno que llevaron a una situación que hizo inevitables las últimas medidas que se tomaron. Muchos lamentaron también que Sica no haya logrado imponer su criterio de que las retenciones para la industria debían ser de $ 1 o $ 2 por cada dólar exportado y no de $ 3, como finalmente resultó por exigencia de Nicolás Dujovne.

Otros industriales observaron críticamente que se establecieron retenciones indiferenciadas sin tener en cuenta la matriz insumo-producto de cada actividad. A su vez, algunos economistas tradicionalmente vinculados al sector sostenían que se podría haber elevado la tasa de estadística para capturar ingresos también por el lado de las importaciones.

Pero los cuestionamientos a las medidas fueron moderados porque la situación económica es compleja y el nivel de actividad se seguirá deteriorando y los industriales no querían agravar el escenario con sus críticas.

En el terreno político, muchos empresarios consideran que se dejó pasar una oportunidad para hacer un cambio más importante en el Gabinete pero estiman que, igualmente, ocurrirá antes de fin de 2018.

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