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“Los resultados económicos de Cambiemos han sido mediocres”

Federico Muñoz hizo un balance de las Macrinomics y, aun con sus atenuantes, el resultado, errores propios mediante, no es bueno

01 agosto de 2018

Mauricio Macri asumió el 10 de diciembre de 2015 y, en pocos días más, se cumplirán treinta y dos meses desde aquel hito, es decir, dos tercios de su (primer) mandato y, por como andan las cosas, parece difícil que la situación de fines de 2019 sea muy distinta a la actual. A modo de retrospectiva parcial, Federico Muñoz (titular de la consultora homónima) hizo un balance de las Macrinomics. Aun con sus atenuantes (la pesada herencia, el desafiante contexto global y las inclemencias climáticas), el resultado no es bueno y, ciertamente, hubo errores propios. No casualmente Muñoz habla de “un desempeño muy decepcionante”.

Y, como todo economista, lo hace con datos. A modo de introducción, sobresalen cuatro.

“El PIB del segundo trimestre habría quedado por debajo del nivel del tercer trimestre de 2015”, dice.

“La inflación, hoy de 29%, es superior al promedio de la segunda gestión de Cristina”.

“Macri prometió una lluvia de inversiones que nunca llegó a concretarse”.

“Tras un brote de desconfianza que devino en una corrida cambiaria, tuvimos que recurrir al FMI para evitar una crisis de gran escala”, concluye.

Hubo subestimaciones (por ejemplo, la gravedad de los problemas heredados y la dificultad de solucionarlos) y sobrestimaciones. “El Gobierno también sobreestimó su capacidad para atraer inversiones a una economía que se había tornado sumamente hostil para desarrollar negocios”, señala. Y también hubo mala praxis lisa y llana, aunque las anteriores también puedan caer en ese sayo. “Hubo errores inocultables”, dice Muñoz.

Tras ahondar en los atenuantes e imponderables, el informe profundiza en los errores. El primero, obvio, es el gradualismo fiscal. Si bien Muñoz sugiere que, dado el escaso capital político inicial, “era inviable” la alternativa del shock, “el Gobierno quizás tenía algún margen para acelerar el ajuste”, dice y puntualiza la Reparación Histórica (ideada en Jefatura de Gabinete) como un paso en falso. “Distó mucho de ser la solución ideal para terminar con la litigiosidad previsional”, señaló.

Las metas de inflación, que en la Casa Rosada le “facturan” a Alfonso Prat-Gay, vienen a continuación. “El equipo económico (y en particular, el BCRA) claramente subestimó la dificultad de bajar la inflación y sobreestimó su capacidad para lograrlo. Las metas de inflación demasiado exigentes empujaron a (Federico) Sturzenegger a una política monetaria excesivamente contractiva que, en conjunción con una política fiscal relativamente laxa, derivó en una excesiva apreciación del peso”, dice y concluye: “Ese peso demasiado fuerte sentó las bases de la corrida cambiaria que nos echó a los brazos del FMI”.

“Más cerca, hubo otro error de política económica muy significativo e identificable con precisión: la interferencia del ala política del Gobierno en el accionar del BCRA, que tomó forma en la conferencia de prensa del 28 de diciembre en la que se anunció el cambio de metas de inflación. Esa interferencia esmeriló la credibilidad del BCRA precisamente cuando más era necesaria (el despegue del riesgo país a fin del año pasado así lo certifica). Es probable que la corrida cambiaria igualmente hubiese tenido lugar aún sin el avance de la Jefatura de Gabinete sobre el BCRA. Pero la pérdida de independencia de la autoridad monetaria aumentó sensiblemente nuestra vulnerabilidad financiera”, dice Muñoz.

A modo de conclusión, el informe sentencia: “Nuestra sensación es que el principal problema acaso haya sido el exceso de optimismo en las expectativas iniciales. Seguimos creyendo que el diagnóstico inicial del Gobierno en materia económica era el correcto y que los cursos de acción eran razonables, dadas las enormes restricciones sociales y políticas. Es claro que lo ideal hubiese sido una política fiscal más restrictiva y una política monetaria más laxa desde el inicio del mandato. De todos modos, si bien la necesidad de un ajuste mucho más rápido de las cuentas públicas hoy es evidente, esa no parecía ser una alternativa disponible en el menú de políticas al comienzo de la gestión Cambiemos. Si el Gobierno tambaleó a fines del año pasado tras aprobar una reforma previsional muy liviana y luego de un sorpresivo triunfo en las elecciones legislativas, ¿es sostenible la idea de que un ajuste fiscal draconiano entre 2016 y 2017 era políticamente viable?”.

Entrando más en el terreno político, el final del documento sugiere positivamente que Cambiemos, aun con sus errores, es el único espacio “que aboga por una macro sana y la mejora de la competitividad como vehículos para llegar al desarrollo económico”.

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