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La tragedia griega y el acuerdo con el FMI

En términos psicoanalíticos, será necesario “matar al padre” y adoptar políticas que estimulen la generación de dólares genuinos

10 julio de 2018

Por Matías Rajnerman Coordinador de análisis económico de Ecolatina

Luego de conocerse las condicionalidades del acuerdo Stand-By entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzaron a trazarse algunos paralelismos con la depresión de la economía griega. Aunque los mismos no tienen ningún punto de contacto con la Argentina 2018 y, por ende, no aportan al análisis económico, pensar en el país heleno, y especialmente en su historia, puede sumar herramientas para comprender mejor la coyuntura.

En el Siglo V A.C., conocido como el siglo de oro por sus avances culturales, Sófocles inmortalizó la tragedia de Edipo Rey. Ya en la modernidad, la misma nutrió a diversos pensadores, principalmente los ligados a la filosofía y al psicoanálisis. En esta breve nota, intentaré mostrar cómo algunos de esos aportes pueden también contribuir al debate económico actual.

Comenzaré, entonces por, el concepto de peripecia: un cambio repentino debido a un accidente imprevisto, que altera el estado de las cosas, llevándolas a un punto de no retorno. No hay dudas de que el desarme generalizado y abrupto de posiciones de los fondos de inversión internacionales ?y la errática reacción de las autoridades locales?que provocó la disruptiva depreciación del peso fue la peripecia reciente de la economía argentina. Hasta aquí no hay ningún aporte.

Sin embargo, en las tragedias griegas, la peripecia solía venir acompañada de una anagnórisis: reconocimiento del error o accidente, que desembocaba en un giro total de las decisiones adoptadas. Si bien el acuerdo con el FMI podría parecer a priori una anagnórisis, en el sentido de que representaría un cambio radical en las políticas adoptadas, lo es sólo en apariencia: el esquema económico, de endeudamiento externo como principal driver del crecimiento, no se modificó de fondo.

Considerando al rojo de la cuenta corriente como el problema fundamental de la economía local, las mejoras en este sentido serán solo transitorias. Dado que no se están ejecutando políticas estructurales para fomentar la competitividad de la producción argentina de bienes y servicios transables, la inserción comercial deberá continuar esperando. Más allá de algunas medidas puntuales para impulsar las ventas externas ?simplificación de trámites para exportar, la puesta en marcha de los bitrenes, acercamientos políticos con acotado impacto en el terreno económico-, los problemas de fondo no se atacaron ni antes ni después del acuerdo.

Por lo tanto, aunque el déficit en el intercambio de bienes y servicios con el resto del mundo se atenuará en los próximos meses ?o al menos, se frenará la dinámica explosiva que había adquirido entre el segundo trimestre de 2017 y el primero de 2018?, su recuperación responderá principalmente a la menor demanda interna, que impactará negativamente en las importaciones.

En consecuencia, mientras que no se apliquen políticas nuevas y novedosas, y las recientes respuestas a los eventos disruptivos inducen a pensar que así será, cuando la economía comience su proceso de recuperación, los viejos problemas (necesidad de un influjo constante de divisas financieras) se manifestarán nuevamente. Por ende, la anagnórisis fue solo un espectro: no se materializará.

Por último, en un concepto básico del psicoanálisis, que también toma a Edipo Rey como punto de partida, se encuentra la respuesta a este problema: la muerte simbólica del padre. Solamente a partir de una significativa ruptura con las políticas adoptadas en el transcurso de la historia Argentina será posible que los viejos problemas no se repitan. De lo contrario, intentar solucionar los mismos problemas con las mismas recetas desembocará en los mismos resultados.

A modo de conclusión, será necesario entonces “matar al padre” y adoptar nuevas e innovadoras políticas que estimulen la generación de dólares genuinos. Solo en este caso, el futuro triunfaría por sobre el pasado y la corrida sería un mal trago superado; una comedia en los términos del teatro griego. De lo contrario, si el pasado le ganara al futuro, más temprano que tarde se repetirá la tragedia.

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