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La otra "guerra" que amenaza al mundo

A los riesgos de una guerra comercial se sumó ahora la preocupación por tensiones en los mercados cambiarios

23 julio de 2018

A los riesgos de una guerra comercial se sumó ahora la preocupación por tensiones en los mercados cambiarios. El disparador en esta oportunidad fue el mensaje de Donald Trump criticando la suba de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal porque, a su juicio, puede afectar el crecimiento económico del país.

Además, otra de sus consecuencias es fortalecer al dólar frente al resto de las monedas, lo que le resta competitividad a las exportaciones y abarata los productos importados para el consumidor estadounidense. Eso llevaría a ensanchar más que a reducir el déficit comercial, tal como pretende Trump. La reacción del mercado fue la previsible y el dólar bajó contra el resto de las monedas el viernes. Pero nada indica que lo seguirá haciendo porque el mercado cambiario no se mueve por las declaraciones de presidentes y ministros sino por los fundamentos económicos. Los argentinos lo saben bien.

No es la primera vez que Trump se refiere a los perjuicios que un dólar alto tiene para la economía. Durante la campaña electoral sostuvo que China manipulaba la moneda, aunque luego se desdijo al llegar a la Casa Blanca porque el yuan se había apreciado contra el dólar en los últimos tiempos.

Pero, recientemente, tanto el yuan como el euro se depreciaron contra el dólar. Por eso Trump cuestiona a chinos y europeos por sus supuestas malas prácticas cambiarias, y ahora también a la Fed por hacer más atractivas las colocaciones en dólares al subir la tasa.

Los analistas discrepan sobre el rumbo del dólar pero coinciden en que depende poco de las declaraciones de Trump. Tiempo atrás, también el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, sostuvo que prefería un dólar más barato, declaración que le valió una dura de Mario Draghi, que le recordó el compromiso que habían asumido ministros y banqueros centrales de evitar hacer comentarios sobre las paridades cambiarias.

Pero pese a que el mercado sabe que Washington quiere un dólar más débil, el camino recorrido desde mediados de abril fue el opuesto porque la clave son los fundamentos económicos. Estados Unidos está creciendo a buen ritmo y la suba del PIB podría alcanzar a 3% este año, la tasa de desempleo está en el 4% y la inflación está subiendo. En ese contexto no puede hacerse otra cosa que subir gradualmente la tasa, como pretende Jerome Powell. Por otra parte, la rebaja de impuestos que impulsó Trump sirvieron para expandir la economía y subir el déficit fiscal y ambas cosas llevan a que las tasas suban.

Otra paradoja: desde el primer anuncio de suba de aranceles al acero y al aluminio que hizo Trump el 23 de marzo, el dólar subió 5% contra una canasta de monedas. Frente a la posibilidad de una guerra comercial, los inversores se refugiaron en los activos dolarizados como suele ocurrir en todos los momentos de incertidumbre. Mientras tanto, Europa no logra consolidar su recuperación y China ya no crece a tasas tan altas como en el pasado y su economía se puede ver afectada por una guerra comercial. Detrás de la suba del dólar hay factores económicos que los discursos no pueden alterar.

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