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La economía sin frenos hacia el temido 30 y cero

Se empiezan a transparentar los pésimos pronósticos (con riesgo a la baja) del mercado con Argentina

07 julio de 2018

Por Leandro Gabin

Se empiezan a transparentar los pésimos pronósticos (con riesgo de seguir recortando) del mundo económico con el futuro de Argentina. El país va en camino al temido esquema del 30 y cero: inflación del 30% y acercándose a la banda más alta del acuerdo con el FMI (32%) y crecimiento que se dirime en cero y pico.

Esto se ve reflejado en el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la encuesta que hace el BCRA entre consultoras y bancos. Individualmente, hay casos en las cuales la preocupación es notoria cuando se observa el view de largo plazo. Por ejemplo, JP Morgan recalculó desde 1,5% a 0,7% el PIB de 2018, pero habla de fuertes desafíos para el 2019. Y Standard and Poor's aún mantiene el 1% de crecimiento pero avisa que hay un “downside risk” muy alto que lo llevaría a 0,5% en el año en curso. En ambos casos el IPC será del 30%, pero la agencia de crédito vaticina la tasa de referencia para la economía en 45% (o sea arriba del nivel actual tomando los pases).

Recientemente se empezaron a conocer signos de la recesión que se avecina. El indicador que sigue la actividad industrial (el EMI del Indec) exhibió una caída del 1,2% interanual en el mes de mayo. “Luego de un año de crecimiento, el impacto de la sequía, el conflicto político en Brasil y la turbulencia cambiaria impactaron negativamente en la economía, mostrando una contracción que se espera que siga a lo largo de todo el año, en un contexto de fuerte caída del salario real y freno en la actividad económica, producto de la restricción de liquidez necesaria para estabilizar la demanda de pesos y frenar la corrida”, dice la consultora EcoGo.

Asimismo, Adefa publicó el dato de junio sobre la producción nacional de vehículos como así también el nivel de ventas. En el mes de junio, la producción de vehículos presentó una caída del 13,4% mientras que las ventas mayoristas hacia el mercado interno cayeron 31% con respecto al mismo mes del año anterior.

También aparecieron datos de actividad de junio en línea con lo esperado como es el Indice Construya (del grupo que tiene como socios a Loma Negra y Aluar entre las once empresas líderes del sector de la construcción). Los números mostraron una caída en términos interanuales del 5,4% por primera vez desde febrero de 2017 (o sea, en quince meses) y registró la segunda caída consecutiva contra el mes anterior.

“Es la punta del iceberg. Vamos a tener que acostumbrarnos a datos negativos sobre el nivel de actividad. Porque hasta mayo podíamos encontrar buenos indicadores, como fue el desagregado de la recaudación. Pero los indicadores sectoriales ya van a mostrar el impacto”, explicaba un industrial que se lamenta más por la “pérdida de oportunidad” que está viviendo el país que por su propia realidad. Claro, porque cree que la recesión no será profunda sino que tardará dos trimestres en salir de ella. “Si se extiende esto va a ser duro”, advirtió.

La clave, entonces, será si los sectores favorecidos por la tremenda licuación de pasivos pueden resucitar a la economía argentina. La apuesta entonces es que el campo, más que nada el generador de divisas pero no así el que da empleo, sea la “locomotora” el año que viene. Las pymes, que sí son los mayores empleadores del país, están en problemas más allá de las promesas de Dante Sica. Sencillamente porque son las que se verán más afectadas por la suba de costos por el dólar. “A nosotros nos matan por todos lados. Las tasas andan por las nubes, hay recesión, la cadena de pagos se rompió y además vas a tener a los empleados queriendo reabrir paritarias. Nada de eso reduce el 'costo argentino', esencial para poder ser más competitivos”, reseñaron desde el sector.

De hecho, el tema de cómo hacer para reducir ese costo fue central en la reunión entre el presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), Jorge Luis Di Fiori, con el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Más allá de apoyar las últimas medidas del Gobierno, le pidieron explícitamente por el “costo argentino” que no permite ser competitivos. “Sin la corrección de dicho costo, no será posible alcanzar un proceso sostenido de aumento de las exportaciones, desarrollo económico y generación de empleo de calidad, elemento indispensable para la superación de la pobreza”, dijo Di Fiori.

Para el Gobierno, que ya sabe que 2018 está completamente perdido, lo importante es volver a recuperar protagonismo político. “La volatilidad y los errores no forzados en materia de política económica derivaron en una importante caída para los principales indicadores de confianza en mayo. No obstante, los indicadores de junio muestran algunos brotes verdes y un leve repunte de las expectativas que tal vez invita a imaginar que estamos presenciando el comienzo de una recuperación”, dice Grupo SBS, la compañía que tenía como socio a Gustavo Cañonero, ahora mano derecha de Luis Caputo en el BCRA.

¿Será así? Por lo pronto en lo financiero la semana está siendo mucho más benévola de lo que algunos esperaban. Las acciones y los bonos se recuperaron y esto último permitió que el riesgo país bajará de los 600 puntos. El dólar, el eterno termómetro en Argentina, volvió a tranquilizar a pesar del blooper que protagoniza Cambiemos por la falta de coordinación. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dijo el lunes por la mañana a los inversores extranjeros que no habrá controles de capitales ni mayores impuestos a los pasajes, pero más tarde Guillermo Dietrich confesó que no había que descartarlo. Al día siguiente el mismo Marcos Peña confirmó que estaba en estudio pero más tarde se desdijo vía Twitter. Lo cierto es que Rogelio Frigerio quiere convencer a Mauricio Macri de las “ventajas” de darle un mazazo a la clase media para frenar el déficit por turismo, algo que ya empezó a ceder por la mega devaluación del peso. Más allá de cómo termine la historia, lo cierto es que muestra una falta de coordinación en lo discursivo casi insólita en el Gobierno.

Caputo, que no vería mal el impuesto al turismo, está con otras decisiones. Terminar de pulir lo que será su nueva “política monetaria” que presentará antes del martes próximo cuando haya reunión por las tasas. Se cree que descartaría como tasa de referencia a los pases (actualmente en 40% anual) e iría por las Leliq, el instrumento que ideó el BCRA para que los bancos vayan reemplazando a las Lebac. Tiene un stock infinitamente más bajo que las Letras y las tasas son similares a las de los pases. Pero más allá de ese cambio cosmético, Reconquista 266 otorgará más indicios de cambios profundos a la “biblia” monetaria que escribió Federico Sturzenegger.

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