Casi en simultáneo con el aniversario número treinta de la histórica interna peronista que lo tuvo como precandidato a vicepresidente de la Nación, en fórmula con Antonio Cafiero, el cordobés Juan Manuel de la Sota mostró ayer sus aspiraciones y se anotó en la carrera presidencial de 2019. Con una propuesta con sus particularidades: ser un “presidente de transición”, según confió a sus más cercanos. ¿Qué significaría esto, en sus términos? Llevar a cabo las reformas “que el país necesita” para sentar las bases de un proyecto a más largo plazo y superando las disputas entre Cambiemos y el kirchnerismo.
“Era un pibe cuando conocí al mejor Perón. Al que rectificó sus errores y afianzó sus virtudes. Al que se abrazó con Balbín y pidió la unión nacional. Construyamos un puente sobre la grieta de la desunión. Basta de peleas políticas sin sentido. Hagamos realidad una Nueva Argentina”, señaló el cordobés a través de las redes sociales. Y dio a conocer un video, con su voz en off, donde habla de la importania de la “unidad de los argentinos”. “Nuestro país precisa de un ejercicio de coraje, como el que fueron capaces de hacer nuestros próceres”, sostiene en su enunciado. De alguna manera, en sintonía con el “gran acuerdo nacional” que solicitó el Gobierno, pero sobre el cual poco se ha avanzado hasta aquí.
Las aspiraciones de De la Sota no son nuevas. Además de su intento como vice de Cafiero, fue uno de los precandidatos que quedaron fuera de carrera durante la crisis de 2002-2003. En ese entonces, pretendía ser el candidato del peronismo no menemista, con el aval de Eduardo Duhalde. Baja intención de votos lo hicieron desistir para dejar paso, en su momento, al entonces gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner. Desde entonces mantiene sus expectativas. Circunscripto a la política de su provincia, donde fue tres veces gobernador y mantiene una alianza de hecho con Juan Schiaretti que le ha permitido a Unión por Córdoba administrar la provincia desde 1999, de manera ininterrumpida, De la Sota hace su última apuesta.
