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Reducir el déficit fiscal implica perfeccionar el sistema previsional

El pago de jubilaciones y pensiones absorbe casi la mitad (47%) de los ingresos del sector público nacional

Jorge Colina 06 junio de 2018

Por Jorge Colina Idesa

Argentina tiene un severo problema de déficit fiscal. El desequilibrio total del Estado Nacional (sumando déficit primario ?que es lo que mira el Ministerio de Hacienda? más pago de intereses de deuda pública ? que es lo que genera adicionalmente el Ministerio de Finanzas?) asciende a $650.000 millones anuales al primer cuatrimestre del 2018. Esto es 30% de los ingresos del Estado Nacional.

Es muy difícil encontrar sustentabilidad o espacios de gradualidad en tamaña magnitud. Por lo tanto, no queda otra que buscar vías de reducción del déficit fiscal. Para abordar las soluciones hay que empezar por analizar cuál es el ítem de mayor gasto. En el sector público nacional, el peso preponderante lo tiene el sistema previsional. El pago de jubilaciones y pensiones absorbe casi la mitad (47%) de sus ingresos.

El gasto en jubilaciones y pensiones viene creciendo a una tasa del 31% interanual, cuando la inflación lo viene haciendo al 25% anual y los ingresos públicos nacionales al 22% anual. Definitivamente, si la mitad del gasto crece casi 50% por encima de lo que crecen los ingresos, es porque allí es dónde hay que colocar la lupa. El problema es que cualquier cambio que se haga en el gasto previsional no se traduce en reducción de corto plazo sino en un quiebre de tendencia que lleva a que recién en el mediano plazo se vea la sustentabilidad. En otras palabras, cambios en el sistema previsional no son atractivos, porque son impopulares en el corto plazo con beneficios sociales de largo plazo. Pero un estadista responsable debe necesariamente abordarlos.

La reforma previsional debe abordar tres aspectos: la doble cobertura, la edad jubilatoria de la mujer y los regímenes especiales y diferenciales.

La doble cobertura. Anses paga jubilaciones y pensiones a 5,6 millones de personas. El 20% o 1,2 millones tienen doble cobertura. Es decir, recibe una jubilación y una pensión. La mayoría (800 mil) cobra doble cobertura porque está recibiendo una jubiación o una pensión gracias a las moratorias previsionales. Es decir, tiene doble cobertura porque teniendo jubilación y pensión le regalaron además una jubilación sin aportes con la moratoria. El problema sigue vigente porque el que recibió una jubilación sin aportes, cuando se muere, le deja al cónyuge la pensión de la moratoria sin aportes. El problema es que la moratoria simula ser una jubilación con aportes, por lo tanto, se le aplica la regla de la pensión derivada que establece que cuando una persona muere le deja la pensión al cónyuge, aun cuando el cónyuge ya tenga cobertura previsional.

La edad jubilatoria de la mujer. Por una regla muy anticuada, de mediados del siglo pasado, se establece que la mujer se jubila a los 60 años mientras que el hombre a los 65. La mujer tiende a vivir más años, por lo tanto, dado que además es beneficiaria de la pensión derivada por fallecimiento del cónyuge potencia el problema de la doble cobertura. La mayoría de las personas que tienen doble cobertura son mujeres que obtuvieron su jubilación por haber trabajado en la vida activa o por una moratoria previsional y además heredan la pensión del cónyuge que muchas veces viene también por una moratoria. O sea, doble cobertura previsional con jubilaciones sin aportes.

Los regímenes especiales y diferenciales. Como agravante, hay 1,2 millones de trabajadores que aportan a un régimen por el cual se van a jubilar antes y/o lo harán con un haber mayor al régimen general, simplemente porque pertenecen a un régimen privilegiado (docentes no universitarios, universitarios, luz y fuerza, investigadores de ciencia y técnica, Poder Judicial, Río Turbio, servicio exterior y fuerzas de seguridad). La no sustentabilidad de estos regímenes se demuestran con un cálculo matemático básico. La expectativa de vida de una mujer a los 60 años de edad es de 24 años más. Si es maestra, se jubiló con un régimen especial que estipula que se puede retirar a los 57 años y medio con 25 años de aportes. Está claro que las maestras van a vivir jubiladas en promedio 26 años y medio, pero habrán aportado al sistema previsional por 25 años. Es claro que el régimen especial de jubilación de los docentes es insostenible: paga más años de jubilaciones que los que recibe de aportes. El resto de los regímenes especiales tampoco resiste este nimio análisis. Es más, son peores como el caso del Poder Judicial o servicio exterior que tiene jubilaciones jugosísimas.

En suma, el sector público nacional tiene un déficit del 30% de sus ingresos. La mitad de sus ingresos se va a en pago de jubilaciones y pensiones. Las jubilaciones y pensiones vienen creciendo al 31% interanual cuando los ingresos totales del sector público nacional crecen al 22% anual. Es claro que hay que hacer una reforma previsional. Los puntos de la reforma son las siguientes.

Cortar con la regla de la pensión derivada, cuando el cónyuge sobreviviente ya tiene cobertura previsional.

Estipular una regla de movilidad inferior a la general, cuando se trata de un beneficio previsional de moratoria que está duplicado con otra jubilación o pensión o que va en beneficio de una persona con ingresos medios o altos.

Elevar la edad jubilatoria de la mujer a 65 años, como la del hombre (equidad de género).

Terminar con los regímenes previsionales especiales y diferenciales que injustificadamente jubilan personas antes y/o con mayores haberes.

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