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¿Cuál es el plan del Gobierno? La opción de tomar prestado del FMI para seguir creciendo con atraso cambiario es ficticia

09 mayo de 2018

Por Guido Lorenzo ACM

Cuando parecía que el BCRA había domado el desarme de carteras de pesos contra el dólar, en el mundo la moneda norteamericana retomó fuerza y volvió a impactar en la región. México, Chile y Brasil sufrieron una depreciación en sus monedas del orden de entre 1% y 1,5% y, nuevamente, el peso se depreció mucho más fuerte, llegando a tener una caída del 5%.

Quizás lo que llama la atención es la forma en la que el Gobierno está intentando frenar la corrida hacia el dólar. En un primer momento fue con venta de reservas. Cuando se vio desbordado, elevó la tasa de interés. Cuando se vio desbordado nuevamente, anunció un préstamo del FMI, donde no se especificó qué tipo de línea se va a tomar.

En un primer momento se comentó que lo más probable era tomar una línea de precaución y liquidez por la cual el Gobierno podría tomar alrededor de US$ 22,700 millones repartido 50% en un primer año y el resto en el segundo y, a cambio, el FMI pediría señales de la solidez de los fundamentales macro garantizados por políticas. En términos concretos, pedirían corregir los desequilibrios en los que repararon en el WEO de abril: mayor ajuste fiscal y monetario.

De todas formas, el FMI no convalidó que se trate de esa línea de crédito y parece que el auxilio del organismo internacional tardará en llegar y dado que la línea PLP es de muy corto plazo, lo más probable es que la ayuda tenga la forma de un stand-by tradicional, con un plazo más largo de devolución y con posibilidad de refinanciamiento.

No obstante, son todas especulaciones. Hasta que el FMI y Argentina no lleguen a un acuerdo, entendemos que pudo haber sido desprolijo el anuncio y el riesgo es que el mercado, al no tener precisiones, la conciba como una medida de urgencia que evidencia la fragilidad de la hoja de balance del BCRA, que posee en su pasivo el equivalente en dólares a tres veces las reservas de libre disponibilidad. A fin de cuentas, si el stock de Lebac estuviera respaldado en reservas, ¿por qué recurrir al FMI ante una corrida?

Dentro de ese contexto, el elevado costo político interno y las imprecisiones del anuncio llevan a pensar en que el BCRA aún tenía la alternativa de seguir aumentando la tasa de interés de referencia y, por otro lado, dejar deslizar el valor de la moneda hasta que encuentre un nuevo equilibrio. Por supuesto que con eso se vería comprometida la meta de inflación y crecimiento, no mucho más comprometida que con la desprolijidad con la que se manejó la corrida desde un primer momento.

Sin embargo, la opción de tomar prestado del FMI para seguir creciendo con atraso cambiario sería ficticio. El tipo de cambio cercano a los $22 aún está atrasado. Si se lo compara con otros momentos históricos cuando el país no tenía déficit cambiario de cuenta corriente, está al menos 25% atrasado. Empecinarse y seguir metiendo las botas en el barro para defender una paridad de $22 para que no comprometa la meta de inflación es seguir en el camino del vicio de no querer reconocer que el mayor desequilibrio que tiene Argentina se encuentra en las cuentas externas.

Lo único que está demostrado en estos días es que el plan de crecer al 3,5% con una inflación del 15% es una utopía, no por la buena o mala voluntad del equipo económico, sino por las limitaciones propias de nuestra economía.

El crecimiento exige o una mejora continua de términos de intercambio, o un aumento de las cantidades exportadas, y ninguna de las dos parece ser la situación que atraviesa el país. La otra opción es que el tipo de cambio se vaya nivelando para que no se profundice el atraso cambiario, en un contexto de inflación moderada. Ese objetivo entra en contradicción con la desinflación dado que el pasaje a precios de la devaluación es alto. Sin embargo, no debería ponerse el objetivo anti inflacionario detrás del desequilibrio de la cuenta corriente cambiaria.

Si así fuera, ya sea con préstamos del resto del mundo para realizar carry trade o por préstamos del FMI, los desequilibrios se irán acumulando llegando al punto que un día nos enfrentemos nuevamente a un abrupto corte del financiamiento y la necesaria recesión para reequilibrar el déficit externo.

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