Miguel Pichetto también quiere transitar la avenida del medio y para ello se unió con alguien que ya intentó ese camino antes: Sergio Massa. Los legisladores de los bloques justicialistas, enviados de los gobernadores y representantes del Frente Renovador se reunieron el viernes en Gualeguaychú para crear un espacio alejado tanto del Gobierno como del kirchnerismo. También hubo una magra representación del randazzismo.
La idea de presentarse como una alternativa opositora y racional dominó todos los mensajes. La palabra centro se escuchó varias veces para intentar demostrar equidistancia entre la izquierda que representaría el kirchnerismo y sus aliados y la derecha que expresaría Mauricio Macri.
La tercera posición es cara a la historia del peronismo, pero no está claro que ese espacio exista en este momento para construir desde allí una alternativa de poder. De todas maneras, cabe esperar que en las próximas semanas se sigan dando pasos para integrar a los bloques de diputados del peronismo no kirchnerista.
La tercera posición es cara a la historia peronista pero no está claro que ese espacio exista en este momento como alternativa
Hoy la sociedad está dividida en parte casi iguales entre los que apoyan al Gobierno y los que lo cuestionan. Pero hay una diferencia notable en términos políticos porque los primeros están unidos y tienen definido su candidato presidencial para 2019 y los segundos están fragmentados. Además, conviven dentro del peronismo múltiples estrategias. Los gobernadores de ese origen aspiran a retener sus cargos el año próximo y para lograrlo es muy probable que apuesten al desdoblamiento de las elecciones con lo cual dejarían al o a los candidatos presidenciales de la oposición sin el apoyo activo de los aparatos locales. Y no descuidarán la relación con el Gobierno Nacional. Si se considera que “hay 2019” habrá incentivos para armar una estrategia competitiva en la oposición pero si se llega a la conclusión de que haga lo que se haga Macri ganará de todas maneras, se priorizará preservar la identidad para futuros lances electorales y la fragmentación se profundizará.
Por otra parte, sigue sin resolverse el dilema que plantea la situación de Cristina Kirchner. Su figura, y más aún una eventual candidatura, dividen al campo opositor. Amplios sectores del peronismo lo cuestionan y entienden que su protagonismo conspira contra cualquier triunfo electoral de la oposición. Pero al mismo tiempo es la figura política, luego de Macri, con más votos en el país. ¿Cómo despreciar a quien obtuvo hace seis meses 3.500.000 votos en la provincia de Buenos Aires?
A su vez, aquellos gobernadores con mayor proyección nacional, como Juan Manuel Urtubey, tienen demasiadas coincidencias con Macri como para pretender ser creíbles presentándose como una alternativa.
Quedan Sergio Massa, que pese a su reciente declinación, conserva presencia y Florencio Randazzo pero cuyo potencial electoral aún no pasó la categoría de promesa. El problema de ambos es que en los últimos años han construido su identidad política a partir de la diferenciación con Cristina, lo cual también es una restricción para unificar al voto opositor.
En el pasado, el camino para concentrar el voto contrario a un Gobierno fue alguna crisis porque en esos casos, la sociedad siempre terminó encentrando un candidato a través del cual manifestar su descontento. Pero eso funcionó en los casos de elecciones legislativas y las del año que vienen son para cargos ejecutivos y, por otra parte, se requiere un deterioro severo de las condiciones económicas. Los desafíos para la oposición no son pocos y eso justifica los intentos que hacen los distintos sectores que la integran para estar preparados en el caso de que, efectivamente, haya 2019.
