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“Hay que tratar de sobrecumplir las metas fiscales”

El Economista dialogó con Fernando R. Marengo (Socio y Economista Jefe de Macroanalistas)

Alejandro Radonjic 18 marzo de 2018

Entrevista a Fernando R. Marengo Macroanalistas Por Alejandro Radonjic

En diálogo con El Economista, Fernando R. Marengo, socio y Economista Jefe de Macroanalistas (la prestigiosa consultora que lidera Ricardo Arriazu), ofrece su visión sobre todos los temas de la agenda económica local: la inflación, el crecimiento, el déficit externo, el rojo fiscal y la marcha de la inversión.

¿Hay algún margen para tener una visión más compasiva con la inflación? Es cierto que el número general no ha bajado y sigue en la zona de 25%, pero también es cierto que se están ajustando los precios relativos en el medio...

Es cierto. La inflación viene en 25% hace diez años y con picos en aquellos años en los que hubo ajuste cambiario. Pero no es lo mismo tener 25% con ajuste de tarifas que con un cepo que generaba atraso cambiario y tarifas congeladas. Son dos cosas distintas. El ajuste de precios relativos es deseado y, aunque hagás una política monetaria contractiva, los precios van a subir igual. Y más aún en Argentina, donde hay rigideces de los precios a la baja. El BCRA pensó, inicialmente, que iba a pasar eso: que la suba de tarifas podría ser compensada con deflación en otros items de la canasta vía suba de la tasa de política monetaria.

El Indec dijo que el IPC Nacional aumentó 2,4% en febrero, algo esperado por el mercado. Sin embargo, sorprendió, y no para bien, la suba de 4,8% en los mayoristas...

La diferencia es que el mayorista es más sensible a los movimientos cambiarios ya que la canasta mayoría tiene una mayor ponderación de bienes comerciables internacionalmente. Desde mediados de diciembre pasado se empezó a mover el dólar y el peso se depreció casi 20% desde entonces. Pensando en la inflación minorista, además, el país está enfrentando un proceso de ajuste de precios relativos. Para lo que resta del año es esperable que el tipo de cambio se mueva en línea con la inflación, si a esto le agregamos un menor ajuste de tarifas, la inflación bajará sola. Allí el BCRA va a poder bajar tasas. En los últimos meses se comenzó a reconocer el impacto del tipo de cambio y del ajuste de tarifas, tanto en la inflación minorista así como también en la inflación núcleo, y en este escenario la tasa de política monetaria no tiene más que un efecto marginal. El primer semestre tendrá tasas de inflación más altas y, en el segundo, serán mucho más bajas y terminarán a un ritmo anualizado en línea con la meta de 15%, sin embargo el año terminaría con un tasa de inflación en torno al 20%. Políticamente pienso que sería una buena noticia que el dato del año comience con 1, aunque sea 19,99%.

Hablemos de crecimiento. El mercado arrancó optimista y fue perdiendo impulso por la sequía. ¿Qué números manejan ustedes?

Nosotros habíamos arrancado en 4,5%, pero después vino la sequía, que tiene un impacto directo de 0,5-0,6 y, además, un efecto indirecto que puede llegar hasta, en conjunto, hasta 1 punto del PIB. A esto se le debe sumar el impacto sobre expectativas y capitales de lo que fue el fin de año. Hoy estamos entre 3% y 3,5%.

¿Cómo están viendo el déficit externo?

Es la mayor vulnerabilidad, sin dudas. Pero, dicho esto, hay algunas tendencias positivas. Más allá de que la cosecha será US$ 3.000 millones menor, hay casi 7 millones de toneladas de stock de la campaña 2016/2017 por encima de los 5 millones de toneladas habituales que aún no se liquidaron y podrían ayudar, junto a los precios, a compensar la caída de la producción. Además, Brasil está creciendo y eso genera menor oferta de bienes y mayores exportaciones, que puede ayudan en la balanza y más aún si el “flex” se revierte (acuerdo con las automotrices por lo cual la relación exportaciones-importaciones debe ubicarse en torno a 1,5 y actualmente está en 2,5). Otro dato: el déficit externo, que también está motivado por el rojo fiscal, pero el Gobierno adelantó financiamiento y una parte del 2018 ya está cubierta. Por último, hay anuncios de empresas del sector energético no convencional que muestran una dinámica en la producción de gas que puede ayudar a compensar las importaciones. Tenemos un déficit externo grande y un déficit fiscal importante, pero estas tendencias que mencioné pueden ayudar. Un dato adicional positivo de crecer este año sería que se rompería una racha por la cual desde 2011 no se logran dos años consecutivos de crecimiento. Se crecen los años electorales pero el año siguiente el nivel de actividad volvía a caer.

Y evitar un ajuste devaluatorio...

El gran riesgo es que tenés un déficit externo de 5% del PIB y se te puede cortar el financiamiento pero, por los motivos que mencioné antes, eso se puede evitar. Además, están mejorando las cuentas fiscales, algo que se vio, sobre todo, en el segundo semestre de 2017. Los ingresos crecieron 30% y el gasto primario, 15%. Es cierto, son números en base caja y no sabemos si el Gobierno está retrasando pagos, pero la dinámica está mejorando. Hay que tratar de sobrecumplir las metas fiscales y dar una señal a los inversores de que somos cada vez menos vulnerables.

¿Preocupa la cuenta de intereses?

En 2017, la carga de intereses subió fuerte y en 2018 se mantendrá en niveles similares de 2,2% del PIB. Aun cumpliendo la meta de déficit primaria, tanto el resultado primario como el financiero irán bajando, pero el desequilibrio fiscal aun seria elevado. Seguirá siendo importante, es cierto, pero vas bajando.

El ajuste está cayendo sobre los subsidios económicos y la gran pregunta es por dónde seguís después...

Cuando ves el crecimiento del gasto consolidado de 15 puntos notás que fue entre la Nación y las provincias. La Nación está haciendo el ajuste en subsidios y algo de gastos de capital, y las provincias también deben ajustar. Con el Pacto Fiscal, las provincias se comprometieron a reducir gastos porque no pueden subir la nómina de personal y tienen otras restricciones. Eso va a ayudar en los próximos años.

La inversión está creciendo fuerte y el Gobierno lo destaca con mucho énfasis. Sin embargo, sobre el PIB sigue siendo baja aún.

Cuando ves el crecimiento del PIB de 2017 observás que la inversión fue el primer ítem que empezó a crecer y lo hizo a tasas de 15% interanual. Aunque recién empezó a tener un impacto similar con el consumo hacia el cuarto trimestre: la inversión crecía 15% y el consumo, 3%. Pero falta y es insuficiente. Necesitamos una tasa de inversión que nos permita aumentar la capacidad productiva y hacer sustentable el crecimiento. Como proporción del PIB, debe duplicarse. El 15% del PIB es un piso y hay que apuntar a 20-25%. Y el desafío es ver cómo se financia porque el ahorro doméstico no alcanza. Hay que desarrollar un mercado de capitales doméstico.

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