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La meta no escrita, el optimismo oficial y las nuevas apuestas financieras

En el Gobierno dicen que firmarían con los ojos cerrados un IPC en torno al 20% para este año, y avisan que calificarían ese número como un éxito

02 marzo de 2018

Por Leandro Gabin

Lo había anticipado El Economista la semana pasada: el Gobierno empezó a desplegar a sus funcionarios más activos del área económica en distintas reuniones (públicas o privadas) para llevar el “relato” oficial sobre la economía que viene y así callar críticas. Todo surgió, tal como se contó desde esta columna, después del retiro espiritual de Mauricio Macri con su Gabinete para afinar la puntería. Se decía en ese momento que al Presidente no le agradaba que la agenda se la estén digitando la oposición o directamente los “liberales ultracríticos” al modelo “M”. Por eso aparecieron esta semana varios funcionarios cercanos a Nicolás Dujovne, el ministro de Hacienda, para dar más detalles acerca de cómo sigue (y seguirá) las denominadas Macrinomics.

Más allá del speech ya conocido, léase crecimiento arriba de 3% para 2018 y recomposición real de los salarios (algo dudoso si el Gobierno insiste en su irreal 15% sin gatillo y tan sólo “revisión”), lo que está dejando en el camino el equipo económico es para nada despreciable. Se confirmó otra cosa que se venía diciendo en Hacienda incluso desde que modificaron la meta: que la inflación será más alta que ese arbitrario guarismo.

Todos saben que el cambio de la meta, en lo formal, fue solo un tema para poder forzar una baja de tasas del BCRA y por ende impulsar el alza del dólar que mejora la pseudocompetitividad de la economía. No fue realista el hecho de que el Gobierno había hecho un análisis fino de la situación y en base a eso decidió cambiar la meta para no quedar en ridículo (otra vez). El “número mágico” fue 15% tan sólo porque el día anterior habían aprobado su Presupuesto con ese pronóstico. Cambiarlo hubiera provocado rever todo el Presupuesto, algo inadmisible.

Ahora en el Gobierno dicen que firmarían con los ojos cerrados un IPC en torno al 20% para este año, y avisan que calificarían ese número como un éxito. La “nueva” meta, revisada informalmente, habla de que bajar apenas unos cuatro puntos la inflación contra el 2017 sería un escenario satisfactorio y digno de ser destacado. Se verá si incluso se llega a ese número. La inflación viene a un ritmo elevado pero en Hacienda creen que lo peor pasará en breve. Por lo pronto, enero mostró una inflación de 1,8% mientras que febrero habría dado, según Elypsis por ejemplo, 2,6%. Y la estimación de marzo indicaría otro 1,8%. Por ahora, todo está muy lejos.

Pero, otra vez, el Gobierno se entusiasma con un segundo semestre de “buena onda” en lo económico, ya sin tarifazos y luego de haberse recompuesto el salario posparitarias. En ese sentido, será clave como terminan desarrollándose las negociaciones con los gremios más conflictivos. Ese mismo entusiasmo trató de transmitir el Presidente al inaugurar el año legislativo. No hubo sorpresas en el discurso oficial que pasó revista, en lo económico, a los temas obvios de la agenda. “Lo peor ya pasó”, enfatizó Macri. Todo indicaría que sí, pero la mejora económica quizás no llegue a sentirse tanto como el Gobierno espera. Y de ahí el problema si se llega sin fuerza al último tramo del año y con las elecciones del 2019 muy cerca.

Sabe Macri que no tiene contrincantes, por ahora, pero tampoco puede descuidarse. En lo inmediato, el Gobierno sigue sin repuntar en las encuestas. Según un estudio de la Universidad de San Andrés, el 43% de los encuestados considera que la situación del país empeorará, mientras que apenas 20% cree que se mantendrá sin cambios. La insatisfacción respecto de la gestión del Presidente asciende al 58%. El rebrote inflacionario, un factor fundamental en el empeoramiento del humor social jugó en contra. Eso es lo que esperan modificar en los próximos meses.

Con el cierre del bimestre, también se fue un mes complicado para las inversiones. En febrero el Merval perdió 5,5% por la volatilidad internacional con las tasas en Estados unidos Si bien hay papeles que están arriba en el año más del 50%, los especialistas del mercado están atentos a los nuevos períodos de intranquilidad financiera. No se sabe cuánto más arriba irán las tasas en Estados unidos El consenso habla de que si se estacionan en 3% no habrá mayores pérdidas para los bonos argentinos, que sufrieron en grande durante el bimestre. Tan es así que el riesgo país trepa 15% en el año y ya está arriba de los 400 puntos básicos. Para peor, esto se produce a contramano de la región que, a pesar de todo, vio reducir sus spreads.

“Hasta el momento, el 2018 ha sido extremadamente doloroso para los bonos argentinos, pero creemos que el castigo parece un poco exagerado”, afirma Banco Mariva en un paper a clientes. De cara a lo que viene, desde la entidad dan cuenta de algunas razones para ser optimistas: la mejora macroeconómica persiste y eso hace que los papeles locales queden baratos en relación a la calificación que tienen sus pares de la región; el consenso de Bloomberg para el bono del Tesoro a 10 años de Estados unidos es que la tasa estará en 3,03%, de modo tal que la mayor parte del movimiento alcista ya habría quedado atrás y no habría mucho margen para nuevas sorpresas y, por último, con los US$9.000 millones ya colocados en el arranque del año por Luis “Toto” Caputo, lo que resta para 2018 son unos U$S 3.000 millones, por lo que no se generarán fuertes presiones sobre la deuda existente.

En el mercado también se entusiasman con mejoras en los meses que vienen. El anuncio del MSCI de junio (el regreso al mundo emergente) podría ser el detonante para las acciones, pero los bonos aún deberían bailar con las decisiones que toma la Reserva Federal.

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