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Inflación, lejos de toda meta?

El IPC Nacional aumentó 2,4% y, a diferencia de lo afirmado ayer por Peña, no hay signos de que la inflación esté bajando

Héctor Rubini 15 marzo de 2018

Por Héctor Rubini Instituto de Investigación en Ciencias Económicas de la USAL

El IPC Nacional aumentó 2,4% en febrero pasado. A diferencia de lo afirmado ayer por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, no hay todavía signos de que la inflación esté bajando. La inflación interanual a doce meses, esto es, la del índice de precios de un mes respecto de igual mes del año anterior, está con tendencia creciente desde julio del año pasado. En ese mes la inflación interanual tocó el mínimo de 2017: 21,5%. Desde entonces la inflación interanual mostró una tendencia creciente, aunque con cierta desaceleración a partir de diciembre pasado. Sin embargo, las bajas de la inflación interanual en octubre y noviembre de 2017 a 22,9% y 22,3%, respectivamente, no lograron sostenerse. En diciembre del año pasado ascendió a 25,0%, y luego, en enero y febrero de 2018, a 25,4% y 25,5%, respectivamente.

Su promedio móvil de tres meses (diciembre de 2017-febrero de 2018) ha sido de 2,5%. El mayor registrado desde septiembre-noviembre de 2017, que mostró una inflación promedio mensual de 1,5%. La inflación promedio mensual de los trimestres siguientes registróun aumento permanente: 2,0% para octubre-diciembre de 2017, luego 2,1% en noviembre 2017- enero 2018, y ahora 2,5%.

El dato no sorprendió, ya que era prácticamente el de la mayoría de las proyecciones para este mes, en torno del 2,5%. Las subas superiores al IPC promedio nacional se registraron en los rubros comunicación (9,1%), transporte (4,5%), y vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (3,8%). Los datos por regiones mostraron los mayores incrementos del IPC en Gran Buenos Aires y Cuyo (2,6%) y los menores en el noroeste y en la Patagonia (2,0%) En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, la suba de 2,6% del IPC CABA tampoco estuvo fuera de los niveles esperados por la mayoría de las proyecciones privadas, dado el aumento de los precios regulados en enero y febrero.

En este caso, los rubros con incremento superior al del índice general fueron vivienda, agua, electricidad y otros combustibles (3,9%), equipamiento y mantenimiento del hogar (3,2%), transporte (5,4%), comunicaciones (3,6%). Los gastos en salud, a su vez, registraron un incremento igual al del IPC CABA (2,6%).

Sin embargo, no es de descartar un repunte en abril, a la par de los incrementos de gas natural, y habrá que ver cuál será la incidencia sobre frutas y verduras frescas de la fuerte sequía de estos meses. Si bien las tarifas públicas dejarán de tener el impacto registrado en el primer trimestre de este año, la suba de precios estacionales, y otros precios sujetos a controles directos o indirectos del Gobierno (prepagas, TV por cable, peajes y/o transporte de pasajeros) difícilmente muestren una fuerte baja en los próximos meses. La suba de costos salariales y no salariales tornará inevitable el traslado a precios en el próximo trimestre, a lo que se agregará la desaceleración del crecimiento de la actividad.

El comportamiento de los últimos dos años de la inflación sugiere una baja mensual para el período mayo-agosto. Sin embargo, es una incógnita el impacto que en esos meses tendrá la escasez de lluvias sobre la oferta de alimentos frescos y de insumos para alimentos y bebidas elaborados. A su vez, la inflación núcleo, la de una canasta de bienes que no incluye a bienes con precios regulados o con subas estacionales, también parece bastante dura de domar. En febrero registró un incremento de 2,2%, la mayor desde abril del año pasado, y su promedio móvil trimestral muestra también una aceleración persistente, de 1,4% en septiembre-noviembre del año pasado a 1,5% para octubre-diciembre de 2017, 1,6% para el siguiente, y finalmente 1,9% en diciembre 2017-febrero 2018.

Como se mencionó al inicio de este artículo, la inflación a doce meses muestra una tendencia creciente desde hace más de 6 meses. Ciertamente, la incidencia de los precios estacionales y regulados ha contribuido a la renuencia de la inflación a converger a las metas del BCRA (la anterior al pasado 28 de diciembre, y las actuales).

Pero también el sostenimiento de un exceso de demanda de bienes impulsado (ya desde el Gobierno anterior) por un déficit fiscal permanente financiado parcialmente con emisión monetaria. La base monetaria sigue creciendo, si bien a una velocidad levemente decreciente: de 35,5% interanual en abril de 2017 a 24,4% en febrero de 2018. Y en el caso del circulante en poder del público: de 36,3% octubre pasado a 31,5% en febrero de 2018. En todo caso, un crecimiento de medios de pago que debería desacelerarse sustancialmente para lograr una efectiva convergencia de la inflación a las metas oficiales. Caso contrario, no quedan más que dos alternativas: o cambiar las metas una vez más, o cambiar las políticas macroeconómicas en curso.

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