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Números, estrategias y discursos detrás de las paritarias

Las negociaciones de este año pueden ser menos conflictivas que las últimas porque las diferencias no estarán tanto en los porcentajes sino en cómo se presenten los acuerdos

19 febrero de 2018

Por Juan Radonjic

Las paritarias de 2018 pueden ser menos conflictivas que las últimas porque las diferencias no estarán tanto en los porcentajes sino en cómo se presenten los acuerdos.

La mayoría de los aumentos salariales estarán en el 20%, o un poco más, y sólo los empleados públicos nacionales pueden quedar por debajo de esa cifra. Será lo mismo que subirá la tasa de inflación este año porque, finalmente, ambos porcentajes casi siempre coincidieron y no será distinto esta vez.

Si el final es conocido, cabría esperar que el proceso para llegar a él no sea traumático para el resto de los argentinos. Es decir, que mientras se discute y se negocia, haya clases, que funcionen los bancos y los medios de transporte.

Esto requiere un esfuerzo por parte de todos los actores involucrados. Pero también están las necesidades políticas. El Gobierno necesita que en la mayoría de los acuerdos que se alcancen, en algún lugar, figure el 15% porque es la manera de ratificar su compromiso con la desinflación e intentar sostener lo poco que le queda de credibilidad a la pauta de inflación.

La mayoría de los aumentos salariales estarán en el 20%, o un poco más, y sólo los empleados públicos nacionales pueden quedar por debajo de esa cifra

A su vez, los dirigentes gremiales no pueden firmar aumentos salariales por debajo de la inflación esperada, que está en torno al 20%. Y existen distintos mecanismos que permiten que el 15% se transforme en un porcentaje mayor, desde la aplicación de la cláusula gatillo, la revisión de los acuerdos (que tendría el mismo efecto), modificaciones de escalas, compensaciones especiales por única vez y todo aquello que permita la creatividad de las partes.

El Gobierno exaltará el 15% y los gremios las demás partes del acuerdo que permitirán preservar o hacer crecer levemente los salarios reales. Pero el porcentaje final será uno, y lo que cambiará es la forma de presentarlos. También quedará en evidencia que cada sector económico tiene su realidad (lo mismo que las distintas provincias y municipios), aunque ahora tienen los márgenes más acotados por las leyes de responsabilidad fiscal.

Un caso que suscita mucha atención porque impacta sobre millones de personas es la negociación entre el Gobierno de la provincia de Buenos Aires y los gremios docentes aunque también hay situaciones a resolver en casi todas las provincias. Los funcionarios de María Eugenia Vidal ofrecen un aumento del 15% y un pago por única vez en reconocimiento al presentismo. Los gremios no rechazan de plano el 15%, pero exigen que haya cláusula gatillo y otras compensaciones. Las autoridades provinciales están convencidas de que, en 2018, el acuerdo se va a lograr antes que en 2017 y con menos conflictos y días de clase perdidos. Está claro que los gremios tienen a favor de su reclamo que la inflación será superior al 15%, pero el Gobierno tiene argumentos de peso por los costos que implican el ausentismo y otras irregularidades como la existencia de escuelas que tienen más maestros que alumnos.

Por último, la imagen de la dirigencia gremial no pasa por su mejor momento y eso también podría ayudar a que la discusión salarial esta vez se lleve adelante con los chicos en las aulas.

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