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Estados Unidos manipula la moneda, según los europeos

Para el BCE, es inexplicable que el dólar baje con los actuales indicadores económicos

23 febrero de 2018

Esta es la semana de las minutas. El miércoles se conocieron las de la reunión de la Reserva Federal realizada los días 30 y 31 de enero y ayer se difundieron las que dieron cuenta de las visiones que se expresaron en la reunión del Banco Central Europeo el 25 de enero.

La Fed describió un panorama positivo en materia de crecimiento y dejó instalada la duda sobre si habrá tres subas de tasas de interés este año como se había anunciado, o si finalmente serán cuatro.

La situación del BCE es más compleja. De las actas surge la decisión de no modificar el discurso con relación a los estímulos monetarios pese a que algunos países presionan en ese sentido. De todas maneras, dejó abierta una puerta para eventuales cambios lo que repercutió rápidamente en el mercado con una suba del euro. Y el dólar bajó ayer contra una canasta de monedas pese a la trepada que tuvo en los días previos la tasa de los bonos del Tesoro a 10 años que ayer se moderó. El rumbo que tomará el dólar en el mundo es uno de los temas en el cual la opinión de los analistas se encuentra más dividida.

En ese marco, también quedó clara la molestia de los europeos con el gobierno de Estados Unidos por lo que entienden es su intromisión en el mercado cambiario para lograr un dólar más bajo. “Explicar la debilidad del dólar no es sencillo”, dice el BCE dada la fortaleza que muestran los indicadores de la economía estadounidense.

Mario Draghi ya se había mostrado molestó con declaraciones del secretario del Tesoro, Steve Mnuchin porque a su juicio inducían a una devaluación del dólar y las autoridades de las principales economía se habían comprometido a no hacer declaraciones en ese sentido para no desatar una guerra de divisas. Un dólar débil complica a la zona euro porque le resta competitividad a las exportaciones europeas que son muy importantes para el nivel de actividad.

Además, una moneda fuerte complica el objetivo de alcanzar la meta de inflación porque abarata el precio para los consumidores europeos de los productos importados. Por otra parte, la divergencia de tasas tiende a crecer porque la Fed subirá las tasas este año y el BCE no tiene previsto hacerlo hasta 2019 aunque sí podría dar por terminado en un plazo no muy lejano el programa de compra de activos. El crecimiento económico de Europa es el mayor en muchos y el desempleo orilla el 8%, que es bajo para los registros de los últimos años, pero como la inflación no llega a la meta del BCE que es “cercana pero inferior al 2%”, Draghi sostiene que hay que mantener los estímulos.

Pero el debate continúa y se intensificará en los próximos meses porque comenzará discutirse la sucesión de Draghi que dejará su carga a fines del año que viene. Y no será lo mismo que al frente de la entidad se ubique a un representante de Alemania que represente al club de los acreedores que a uno de Francia que forma parte del club de los deudores. Antes, en junio, llegará a la vicepresidencia del BCE el actual ministro de Economía de España, Luis de Guindos. Todo indica que tratará de hacer equilibrio entre las necesidades de España y su visión económica ortodoxa.

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