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Cumplir la meta fiscal del 2018 (3,2% del PIB) exigirá un mayor control del gasto

En enero, el resultado primario fue positivo en casi $4.000 M pero, por los intereses, el rojo “all inclusive” fue de $25.000 M

21 febrero de 2018

En el primer mes del 2018, el Estado gastó apenas menos que $200.000 millones. En rigor, fueron $199.202 millones, 19,5% más que en el mismo mes del 2017. Es decir, el gasto (hablamos del primario) cayó 4,4% en términos reales. Vale recordar que la inflación acumulada en ese período, tal como informó el Indec hace unos días, fue del 25%. Esa caída real del gasto fue el dato soslayado, ayer, por el Ministerio de Hacienda en su tradicional comunicado. “Estamos ordenando nuestras cuentas públicas”, celebró el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.

La arista negativa es que ese ajuste recayó sobre la obra pública o, como se dice en la jerga, los gastos de capital, que se hundieron 40,1%. Cuesta creer que, más allá de la estrechez presupuestaria y la necesidad de poner las cuentas fiscales en orden, esa sea la partida sobre la que recaiga el ajuste.

Asimsimo, los subsidios económicos (igual de importantes en volumen) también ajustaron, y apenas subieron 1,9% nominal.

Otro dato no tan positivo, destacado por Gabriel Caamaño Gómez (Consultora Ledesma), es que el gasto primario corriente (algo así como el gasto núcleo o subyacente) avanzó 26,1% interanual, es decir, creció en términos reales. “El gasto primario y, en particular, el corriente, tienen que desacelerar bastante más”, dijo Caamaño Gómez en Twitter. “Por el lado de los gastos, el aumento sigue siendo explicado en mayor medida por el gasto rígido: básicamente salarios y prestaciones sociales con un aumento promedio del 27% (2% real)”, añadieron en LCG.

El rojo (total)

Un dato tampoco muy alentador es el del gasto de intereses que, sumado al resultado primario, constituye el déficit fiscal, por decirlo de alguna manera, “all inclusive”. Y allí las noticias no fueron buenas: pasaron de $9.143 millones a $29.818 millones, es decir, volaron 226,1% interanual. “Seguimos resaltando que la carga de intereses no es otra cosa que el efecto colateral de la estrategia fiscal gradual que implementa el Gobierno”, explicaron desde LCG. “No tenía otra alternativa”, concluyen. Por ende, el resultado financiero fue un desequilibrio de $25.889 millones. En criollo: lo que se ahorra en subsidios obra pública y otros gastos va hacia los acreedores.

Sin embargo, sobre eso, Hacienda aclaró: “En enero, se pagaron $ 9.500 millones en intereses al BCRA (32% del total de intereses del mes) cuyo vencimiento era el 30 de diciembre de 2017. Dado que el día era inhábil, el pago se trasladó al 2 de enero 2018. En consecuencia, el análisis interanual compara un enero de 2018 que incluye este pago de intereses con enero 2017 que no lo incluyó por haberse hecho en diciembre de 2016”, dijeron. Asimismo, en 2017 se concentraron colocaciones de deuda en enero con cupones semestrales de intereses en enero y julio de cada año. Explicó Hacienda: “Esto explica un incremento interanual inusual de $ 8.000 millones en los intereses de enero (27% del total de los intereses), algo que no se repetirá en los próximos meses”. A pesar del crecimiento mostrado en enero, “el pago de intereses durante 2018 será de aproximadamente 2,2% del PIB, un nivel similar al observado en2017”. Cumpliendolasmetasfiscales, concluyó Hacienda, “el pago de intereses como porcentaje del PIB se estabilizaría a partir de 2018”.

¿Y los ingresos?

Los ingresos totales avanzaron 19,3%, en línea con el gasto primario. Aunque hubiera dado 28% el cálculo si se “neteara” el efecto del blanqueo de 2017. Los ingresos tributarios fueron de $187.505 millones (+16,9%) y vía “otros ingresos” se recaudaron $15.625 millones (+58,2%): casi $6.000 millones provinieron desde el FGS de la Anses que, según Caamaño Gómez, “siguen salvando las papas”.

El 3,2%

A diferencia de 2017, la meta del 2018 es más exigente y, como recuerdan en LCG, no alcanzará con mantener el ajuste de los subsidios (vía nuevos aumentos de tarifas), la obra pública y los giros a las provincias. “También deberá apelarse al recorte de otros gastos dentro de los denominados automáticos; la modificación del esquema de movilidad fue un primer paso”, dice.

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