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El crecimiento busca romper la maldición de los años pares

La persistente sequía que sufre el agro, sumada a otros factores, complica las proyecciones oficiales de un crecimiento de 3,5% para la economía en 2018

22 febrero de 2018

Por Juan Manuel Antonietta

El crecimiento de la economía es fundamental para las Macrinomics. El plan fiscal depende de un aumento importante del PIB que permita sostenerlo y el Gobierno necesita empezar a tener éxitos económicos para mostrar a la sociedad para enfrentar a las elecciones presidenciales de 2019.

Desde el Ministerio de Hacienda, esperan 3,5% de crecimiento del PIB para 2018. De esta proyección, el Gobierno ya cuenta con un punto que provendrá de arrastre estadístico. No obstante, hay factores en discusión como la influencia del consumo (si finalmente aumentarán o caerán los salarios reales) y la magnitud del impacto negativo de la fuerte sequía que está atravesando el campo, la peor en setenta años, según la Sociedad Rural de Rosario.

De esta manera, consolidada la recuperación de 2017, cuando se superaron hacia fines del año los niveles de 2015, el desafío ahora es crecer dos años consecutivos, hecho que no sucede desde 2011. Según los primeros números anticipados en Hacienda, que hablan de un crecimiento de 3,5% en enero, el crecimiento sería posible, pero?

Las proyecciones

Fausto Spotorno dice que, desde Orlando Ferreres y Asociados (OJF), esperan un crecimiento de 2,5% sujeto a modificaciones de acuerdo a la situación de la cosecha. “Puede haber un fuerte impacto negativo por la sequía producto de La Niña, que puede costar hasta 0,5% del crecimiento del PIB”, señaló.

Una mirada más optimista presenta Matías Carugati (Management & Fit), que espera un crecimiento de 3%. En la misma sintonía está la consultora Econviews, que proyecta 3,3% de incremento del PIB aunque, en diálogo con El Economista, Miguel Zielonka, director asociado de la consultora, señaló que la proyección todavía no está teniendo en cuenta lo que ocurre en el campo.

El economista Daniel Artana (Fundación FIEL), expresó, ante la consulta de este diario, que la proyección que manejan es de un crecimiento de 3%.

Los motores

Los principales impulsores del crecimiento que ve Spotorno son la industria (empujada por Brasil), el sector de la construcción (privada y pública) y, en menor medida, el comercio, que va a estar mejor que en los años anteriores. “La inversión, si bien no viene tan mal, tampoco es tan alta”, dice y explica que el alto gasto público impide que crezca más los gastos de capital. “Con esta inversión de 20%-21% del PIB, el crecimiento acorde es del 2,5%. Para crecer a 4% 5%, el nivel de inversión debería ser de 24%”, recalca el director de OJF.

El crecimiento de Brasil de 3%, según Zielonka, será un punto a favor. “Esto ayudará mucho a la industria, y más en particular a la industria automotriz, aportando 0,5% del PIB”, señaló y agregó que la inversión y la construcción otorgarán 1% extra de PIB. “El factor negativo va a ser la cosecha, que se espera que sea 10 millones de toneladas más bajas que la del año pasado, que todavía no lo incluimos en nuestras proyecciones y luego de revisarla creemos que llegaremos a un PIB creciendo a una velocidad crucero del 3%”, indica. El consumo no tendrá un rol preponderante ya que para el economista el salario cerrará empatado con los precios.

Para Carugati, los factores del crecimiento serán similares a los del año pasado. “Observamos a la inversión liderando, más empuje de las exportaciones (aunque hay que revisar los números por las dificultades que atraviesa el agro) y un consumo privado que va a crecer de la mano del triunfo de los salarios ante los precios, aunque poco”, señaló el economista jefe de Mangement & Fit.

El resultado

Para Spotorno, el resultado que esperan de un crecimiento de 2,5% permitiría cumplir la meta fiscal aunque con dificultades. “Este resultado que proyectamos es magro, pero tampoco le podemos pedir peras al olmo, no es una economía capaz de crecer sostenidamente al 3,5%-4%”, señala y explica que no lo es porque no tiene el nivel de inversión ni de crecimiento de la productividad necesaria para hacerlo.

Spotorno concluyó: “Para crecer más rápido habría que mejorar la inversión, o mejorar la productividad. Hacen falta modificaciones regulatorias, que el Gobierno está empezando a llevar adelante con la reforma laboral, pero todavía no es suficiente como para mejorar la productividad vía baja de regulaciones”.

Si se tiene en cuenta que hace muchos años que Argentina no crece dos años seguidos, el 3% puede ser visto favorablemente, según Zielonka. “A los que ven este crecimiento un poco flaco, deberían pensar en ese dato. Obviamente mientras más alto mejor, pero el mundo tampoco está creciendo a tasas tan altas”, opinó.

El resultado es una muy buena noticia para Carugati no tanto por el número en sí, que puede parecer poco, sino porque no hay que perder de vista que se lograría crecer dos años seguidos y a una tasa similar. “Encadenar dos años seguidos de crecimiento es una muy buena noticia, y más teniendo en cuenta que está liderado por la inversión”, dice el economista de Management & Fit y concluye que “a mediano plazo implica un mejor perfil para la economía, cuanto más crecimiento mejor para el tema fiscal, dada la estrategia de licuar el peso del gasto público sobre el PIB”.

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