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Trump cumplió su 1º año en la Casa Blanca

Como toda gestión, acumula logros y fracasos y un amplio abanico de temas que se juzgan a partir del prisma ideológico de cada uno

18 enero de 2018

Por Juan Radonjic

Donald Trump cumple su primer año de gobierno y es una práctica convencional hacer balances ante esa circunstancia, pero en este caso hay hacerlo con un Presidente muy poco convencional. En términos de formas y estilos, Trump es completamente distinto a sus antecesores. Desde sus orígenes, porque es el primer presidente en llegar a la Casa Blanca sin haber ocupado previamente ningún cargo público. Y en su gestión procuró hacer aún mayores esas diferencias. Sus exabruptos y maneras de comunicarse lo alejan por completo del perfil tradicional, pero nada indica que marcará el comienzo de una nueva era sino que su estilo se irá con él.

Como toda gestión pública acumula logros y fracasos y un amplio abanico de temas que se juzgan a partir del prisma ideológico de cada persona.

Uno de los objetivos de Trump fue modificar aspectos esenciales del legado de Barack Obama. En algunos aspectos fracasó como en la reforma del sistema de salud pero avanzó en otros, básicamente en el plano de política internacional. El rechazo al Acuerdo de París sobre cambio climático y el apartamiento del Acuerdo Trans Pacífico son algunos ejemplos. Pero también hubo signos de acercamiento con líderes que no tenían una buena relación con Obama como Benjamin Netanyahu y Vladimir Putin.

En algunos aspectos fracasó, como en la reforma del sistema de salud, pero avanzó en otros, básicamente en el plano de política internacional

En el terreno económico, Trump disfrutó de la tendencia favorable de los últimos años en materia de actividad y caída del desempleo. Recién sobre el final del año pasado logró la aprobación de la rebaja de impuestos que le daría un impulso adicional al crecimiento en su primer año de vigencia. De ser así, se convertiría en la primera contribución propia de Trump a la expansión de la economía.

En cuanto a los mercados financieros, los resultados no fueron los que se suponían. El dólar, lejos de subir, bajó más de 10% contra una canasta de monedas en 2017, y los rendimientos de los bonos del Tesoro subieron, pero no tanto como se pronosticaba luego del rally alcista que tuvieron, al igual que el dólar, en los días posteriores al sorpresivo triunfo de Trump. En Wall Street, sí hubo fiesta porque las acciones subieron 25% en un contexto en cual los inversores descuentan que la rebaja de impuestos y las menores regulaciones favorecerán a las empresas.

En el caso de Argentina, sin una relación política estratégica y con un comercio acotado y deficitario, las preocupaciones se centraban en la posibilidad de algunas medidas proteccionistas que pudieran tomarse en Washington y en el impacto de sus políticas en los mercados financieros. Efectivamente hubo un perjuicio para Argentina con el freno a las exportaciones de biodiesel pero desde el punto de vista de las condiciones financieras que son clave, no hubo un impacto negativo. Durante el primer año de Trump, el dólar bajó en el mundo lo que es bueno para Argentina y las tasas de los bonos, del Tesoro se no se movieron mucho lo cual facilitó el acceso a los mercados de crédito y a tasas razonables.

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