El miércoles, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, anunciará que la meta fiscal del 2017 (que era de 4,2% del PIB) fue sobrecumplida con creces, algo que no pasó con las de inflación ni pasará con las de crecimiento.
La cifra final, según averiguó El Economista, rondará el 4%. Eso, como dijo Dujovne hace algunas semanas, permitirá “adelantar gastos” y, así, descomprimir el panorama para 2018, cuando el target se hace más exigente porque llega a 3,2% del PIB, algo que precisará una gran moderación en el gasto y, además, una fuerte suba en la recaudación.
En concreto, se espera que el gasto real caiga 1,7% en términos interanuales y se reduzca a 20,5% del PIB. Asimismo, se espera un acompañamiento interesante de los recursos toda vez que se espera que el PIB crezca nada menos que 3,5% a lo largo del 2018.
Sin embargo, los targets son para el déficit primario y eso excluye, por ejemplo, el pago de intereses de la deuda, que es cada vez mayor: rondan el 2,1% del PIB. Según algunos economistas, esa es la foto real y muestra que las cuentas públicas siguen muy complicadas. En rigor, ese déficit “all inclusive” será de 6,2% del PIB en 2017, una cifra que no es para nada menor. En 2018, el plan en bajarlo a 5,3%.
Además de presentar los datos de 2017, Dujovne anunciará cuáles serán los targets intermedios que deberán ir cumpliéndose a lo largo del 2018.
