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Deuda y carry financian la demanda de dólares

En 2017, la fuga de capitales creció 122,5% y el rojo de la cuenta corriente, 7,6%. No llegó a contrarrestar el carry, que creció 546%, mientras que la deuda financió todo el resto

19 enero de 2018

Por Mariano C. Ortiz

Ayer el BCRA publicó un dato clave para comprender lo que algunos analistas ven como una fotografía del estado actual de la potencial restricción externa que se podría estar dibujando en el horizonte. Se trata del informe de evolución del MULC de diciembre, que redondeó al desempeño de la totalidad del 2017. Mostró un crecimiento interanual del rojo en cuenta corriente de 7,6%, una siempre preocupante fuga trepando 122,5%, un rojo turístico creciendo 24,8%, una inversión para carry trade creciendo 546%, una IED cayendo 6% y un neto de bienes aportando cada vez menos, ya que el superávit de mercancías cayó 50,3%.

La cuenta corriente sigue mostrando una dinámica creciente y acumuló en 2017 un rojo de US$ 17.052 millones, lo que estuvo 7,6% por encima del rojo que dio el 2016, que había sido de US$ 15.835 millones. En ese sentido, un dato a destacar es que ese negativo de la CC es muy menor al registrado por el balance de pagos. La explicación es que el MULC muestra los pagos efectivamente realizados (base caja) y el balance de pagos, que publica el Indec trimestralmente, muestra el dato contable (el devengado).

Más financiamiento

De ahí se desprende un dato (posiblemente uno de los pocos positivos), que ayer fue destacado por el economista Martín Polo, para quien el dato a destacar del informe del MULC es cómo creció el financiamiento a las importaciones tras la salida del cepo. “La cuenta corriente del balance cambiario cerró con un déficit de US$ 17.000 M, apenas mayor al de 2016. Es casi la mitad de lo que da la cuenta corriente del balance de pagos. ¿Qué quiere decir? Que hubo mucho financiamiento”, twitteó Polo.

Las expo aportan menos

En general las lecturas frente a los datos que viene mostrando el MULC (y también el balance de pagos) apuntan a cierto preocupante marco de cara a una potencial restricción externa si en algún punto el endeudamiento externo cambia su signo. Lo que mostró el informe de ayer del BCRA fue que las exportaciones pasaron a aportar mucho menos, ya que los ingresos de dólares por las ventas externas de bienes cayeron 50,3%.

Y a ese superávit cada vez menor en mercancías se le contrapone el creciente negativo de los servicios, que dieron US$ -10.847 millones. Ahí se sigue destacando el turismo, que en 2017 llegó a un rojo de US$ 10.662 millones, lo que implicó un crecimiento interanual de 24,8%. Pero además, siempre dentro de la cuenta corriente, también sumaron al rojo las salidas fuertes que generaron los pagos de intereses de deuda externa, que treparon a US$ 8.480 millones (es decir que por sí solos duplican al superávit de bienes), y la remisión de utilidades, que llegó a US$ 2.166 millones.

La fuga, desatada

Al rojo de cuenta corriente se le sumó, durante 2017, una Formación de Activos Externos (FAE), también conocida por muchos como la fuga, que trepó hasta US$ 22.148 millones. Muy por encima de los US$ 9.951 millones que había dado la FAE en 2016. En total la FAE subió 122,5% interanual en 2017.

Dato interesante: la salida de divisas vía FAE más que duplicó al ingreso vía inversión financiera, que fue de US$ 9.900 millones. Es decir que a pesar de la alta tasa en pesos que ofreció el BCRA, lo que propició un ingreso para carry por parte de los no residentes, la demanda de dólares fue altísima por parte de los residentes.

Vulnerabilidades

La consultora ACM se refirió a esta cuestión: “El fuerte déficit de la cuenta Servicios y la FAE sumado a los datos de intercambio comercial evidencian un peso apreciado que se sostiene gracias al ingreso de divisas por parte del endeudamiento y de la inversión financiera de no residentes. El tipo de cambio real multilateral (excluyendo a Brasil) se depreció apenas un 8% desde la salida del cepo. En este escenario Argentina requiere del flujo de financiamiento externo para financiar el déficit de cuenta corriente y la FAE, lo que deja al país vulnerable a shocks externos”.

Es decir, que si por alguna razón externa (o porque el BCRA baja la tasa en pesos) los dólares del extranjero dejaran de jugar a la bicicleta, el tipo de cambio podría dispararse. Para el analista del CESO, Estanislao Malic, las cuentas del MULC no cierran. Le dijo a El Economista: “La FAE y el déficit de cuenta corriente supera a las inversiones. Y el tipo de cambio no sube. Alguien lo mantiene. Lo mantiene la deuda externa. Es decir que al tipo de cambio lo fija el Gobierno y no tanto la tasa”.

En cuanto a endeudamiento externo, durante 2017 el Gobierno nacional fue protagonista. “La cuenta capital y financiera cambiaria del sector público y BCRA resultó en un superávit de US$ 32.276 millones, como consecuencia mayormente de las colocaciones de deuda en los mercados internacionales, tanto del Gobierno Nacional como de gobiernos locales”, detalló el informe del MULC.

Quién no vio un dólar

El MULC brindó otro dato interesante referido a la FAE y es que, en el total de 2017, compraron billetes en moneda extranjera a través del mercado de cambios unos 3.600.000 de clientes. Casi el 10% de la población ejerciendo presión desde la demanda y acentuando el concepto de que, mientras la tasa invita al carry de los no residentes, los residentes más que duplican con compras masivas.

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