El Economista - 70 años
Versión digital

vie 29 Mar

BUE 22°C

Palpitando la economía del 2018

La visión de Ecolatina sobre cómo será el 3º año de las Macrinomics

29 diciembre de 2017

Como sucedió en los últimos años electorales (2013 y 2015), la economía cierra el 2017 con expansión del nivel de actividad y un descenso de la inflación, recuperándose de la mala performance del 2016 (el año pasado el PIB cayó más de 2% y la suba de precios rozó 40%), sostiene un informe de Ecolatina. ¿Y ahora?

Pese a que la mejora fue gradual, dice el report, el Poder Ejecutivo logró llegar a las elecciones de mitad de término con una situación económica aceptable. “Es difícil pensar que dicha performance le haya sumado votos a Cambiemos en las legislativas (es probable que la polarización sí lo haya hecho, especialmente en provincia de Buenos Aires), pero no le restó apoyo como pensaba la oposición (que basó buena parte de su discurso en la problemática económica)”, dicen en Ecolatina.

El desagregado muestra el siguiente panorama. En materia de actividad, se destacó la recuperación del consumo y de la inversión (cierran el 2017 más de 3% por encima de los niveles de 2015) y el fuerte aumento de las importaciones (muy por encima de las exportaciones) mientras que, a nivel sectorial, se observó un fuerte dinamismo en la construcción y los servicios (especialmente financieros e inmobiliarios) y una recuperación magra y heterogénea en la industria.

En materia inflacionaria no hubo milagro y la meta del BCRA (12-17%) fue incumplida. “La suba de precios minoristas a nivel nacional cierra 2017 en torno al 24%. Cabe destacar que, tanto a principios como a fines de 2017, la inflación se aceleró producto del reacomodamiento de diversos precios de bienes y servicios regulados (destacan las subas de gas, luz y agua). A nivel de remuneraciones la mejora real se percibió fuerte en el segundo y tercer trimestre cuando la inflación mensual se moderó y se implementaron las principales subas salariales acordadas en paritarias”, soslaya Ecolatina.

Por último, si bien el dólar se mantuvo prácticamente planchado durante el 2017, hubo dos procesos de suba intensos: entre el cierre de listas (fin de junio) y las PASO (mediados de agosto) y en las últimas dos semanas (y sobre todo ayer). Así, “el tipo de cambio nominal cierra 2017 recortando la brecha respecto de la suba de precios y salarios de la economía”.

Un foco de atención (creciente) son los déficit gemelos. “Pese al cumplimiento de la meta oficial del resultado primario, el rojo financiero del sector público nacional empeoró (levemente) respecto de 2016 por el fuerte incremento del pago de intereses de la deuda”, dice, por un lado, Ecolatina.

Pero, agrega, “más alarmante aún fue la performance del déficit externo”. El rojo del intercambio de bienes está cerrando en torno de U$S 9.000 M, el déficit de turismo internacional superaría los 10.000 M y es probable que el rojo de la Cuenta Corriente (que incluye el intercambio de bienes, servicios y rentas) roce los US$ 28.000 millones, “lo que equivale a casi 5% del PIB”.

¿Y el año que se asoma?

La principal duda económica a despejar respecto del 2018 es si finalmente Argentina va a dejar atrás el escenario de “estanflación” (estancamiento con inflación elevada) que afectó la última presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y la primera mitad del mandato de Mauricio Macri. Para que ello suceda, hay que romper con la maldición de los últimos tres años pares recesivos (2012, 2014 y 2016) y profundizar el proceso de desinflación. ¿Se podrá?

Pese a que no prevemos que se cumpla la pauta de crecimiento de la actividad (3,5% según el Presupuesto 2018) ni la flamante meta de inflación propuesta por el Ejecutivo (15%), “es probable que el PBI crezca y que la suba de precios se modere, por segundo año consecutivo, en 2018”.

“Nuestra estimación de crecimiento para el año que viene se ubica en torno de 2,5% gracias al elevado arrastre estadístico positivo que deja el PIB del cuarto trimestre de 2017 (no menor al 1%), el mayor dinamismo Brasil (nuestro principal socio comercial crecería casi 3% en 2018) y a las buenas perspectivas globales (abundante liquidez, tasas de interés bajas en términos históricos, y aceleración del crecimiento mundial y del comercio internacional)”, argumenta Ecolatina.

Los motivos del desvío

La meta oficial de crecimiento es difícil de alcanzar en un contexto de política fiscal contractiva (el déficit primario nacional tiene que bajar 1 punto del PIB para cumplir la meta de 2018) y una política monetaria que va a seguir siendo contractiva pese a un leve relajamiento para contener la inflación. Por último, la falta de competitividad cambiaria seguirá afectando al sector transable de la economía generando déficit externo, que genera dependencia al ingreso masivo de capitales externo para financiarlo.

“En materia de inflación, el verdadero desafío para el 2018 será lograr que la suba de precios se ubique por debajo del 20%, algo que no se observa desde 2009. El recientemente anunciado cambio de las metas de inflación muestra que el Gobierno subestimó el problema inflacionario o sobrestimó su capacidad de reducir la suba de precios. Recordemos que al inicio de su gestión Cambiemos planteó una inflación entre el 20-25% para su primer año de mandato, 12-17% para 2017, 8-12% para el año entrante y llegar al 5% en 2019”, recuerda el reporte.

El 15%, también exigente

La flamante meta de inflación para 2018 (15%) está más cerca de las proyecciones del mercado (17%) pero, dice Ecolatina, “no será sencilla de cumplir”. Los drivers que impulsarán la inflación en 2018 son la inercia inflacionaria (en la última década los precios crecieron en promedio al 25% anual); el ajuste tarifario (la contracara de la reducción de los subsidios para bajar el déficit) y, tamnién, expectativas crecientes de inflación (y por encima de la nueva pauta oficial), lo que genera demandas salariales o incrementos de precios elevados (superiores al nuevo objetivo).

“Además, los aumentos tarifarios anunciados junto con la reciente escalada del dólar y el probable relajamiento de la política monetaria auguran un recalentamiento de la inflación en verano, complicando el inicio de las paritarias de 2018”, dice Ecolatina.

Los 2 rojos

Por último, el Ejecutivo se planteó reducir el déficit primario del Sector Público Nacional (SPN) en un punto porcentual del PIB. “No será sencillo, pero el Gobierno puede cumplir dicha meta si logra mantener el dinamismo de la actividad y, simultáneamente, recortar el gasto en subsidios y acotar las erogaciones de la seguridad social. Pese al elevado costo político, el cambio de la fórmula previsional era condición necesaria (no suficiente) para lograr la meta fiscal del 2018”, dice el reporte.

El problema aquí es que, a diferencia de las cifras presentadas por el equipo económico, la reducción del déficit primario no se traduce vis-a-vis en un menor rojo financiero producto del fuerte incremento del pago de intereses. “El financiamiento del déficit con deuda (mayoritariamente externa por la acotada escala del sistema financiero local) permite reducir la emisión monetaria pero a costa de un mayor pago de intereses por parte del Tesoro (y del BCRA que esteriliza la compra de dólares)”, sintetiza el reporte.

De hecho, “si se cumple la meta oficial de reducción del déficit primario en la segunda mitad del mandato de Macri (-3,2% del PIB en 2018 y -2,2% del PIB en 2019), estimamos que el rojo financiero terminará su gestión en 5% PIB (por mayores intereses), un nivel similar al de 2015”.

 

El mayor riesgo

El frente externo, dice de manera contundente el informe, “es el talón de Aquiles del actual modelo económico”. El último dato de la “grieta” externa, agrega, es alarmante: el déficit de Cuenta Corriente (que incluye el intercambio internación de bienes, servicios y rentas) en el tercer trimestre de 2017 acumuló 4,5% del PIB durante los últimos 12 meses, “el mayor rojo observado desde 1998”.

Si persiste el atraso cambiario (producto del endeudamiento externo y los elevados retornos en dólares de las tasas de interés en pesos que fija el BCRA) dicha brecha puede superar 5% del PIB en 2018, “generando una dependencia extrema al ingreso neto de capitales”. Asimismo, mejorar la competitividad cambiaria implica asumir costos (inflacionarios y de actividad/consumo) en el corto plazo, que pueden jaquear la salida de la estanflación de la economía. No será fácil.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés