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El Economista realizó cuatro preguntas a cuatro analistas políticos para conocer sus puntos de vistas sobre los desafíos para el Gobierno y la oposición en 2018

26 diciembre de 2017

El año parecía cerrar con un predominio político claro de Cambiemos. A pesar de sus victorias en el Congreso, ¿cambió algo durante las últimas semanas a partir de los cuestionamientos a la reforma previsional, la mayor movilización de protesta y, en tal caso, que huella dejará en 2018?

¿Cuáles considera que serán las claves políticas del año próximo?

¿Considera que puede pensarse en un año más conflictivo social y políticamente?

¿Qué supone que puede pasar en el peronismo: persistirá la fragmentación o avanzará en saldar su disputa por el liderazgo y qué rol jugará Cristina?

Hugo Haime: “La sociedad es cada vez más exigente”

1 Las consecuencias políticas del rechazo generalizado que tiene la opinión pública en relación a la reforma previsional no están claras aún. En gran parte, todo depende que se cumplan las expectativas que tiene la mitad de la población respecto a que, en  2018, las cosas van a mejorar en lo económico. Mientras los votantes de Cambiemos mantengan sus expectativas y el Gobierno con tinúe manejando la grieta, culpando a todo el que se oponga, a alguna iniciativa de kirchnerista, las cosas seguirán siendo positivas para el Gobierno. Pero si el esfuerzo que se le pide a la población no se ve reflejado en una mejora en relación a la baja de la inflación y a la generación de trabajo, el clima social puede cambiar. Es algo que se podrá ver con claridad pasada la mitad de 2018, si no aparece algún cisne negro antes.

2 La clave política pasa por la economía, pero también por la capacidad del Gobierno de evitar un enrarecimiento del clima social. La violencia es repudiada ampliamente, pero las cacerolas espontáneas dan una señal de alarma en el sentido de que la sociedad es cada vez más exigente con sus gobernantes. El Gobierno tiene el hándicap de que la sociedad no quiere volver para atrás y, en ese sentido, la figura de Cristina Kirchner le es funcional, pero habrá que observar si aparecen nuevos liderazgos alternativos en la oposición.

3 Como dijimos anteriormente, que el año sea o no más conflictivo depende básicamente de que pase con la económica y de la capacidad del Gobierno para poder separar la paja del trigo. No confundiendo a los grupúsculos violentos con las expresiones espontáneas de fastidio social. En este sentido, la acción de la ministra Carolina Stanley puede resultar esencial para evitar la confusión.

4 El peronismo tiene varios problemas. Está fraccionado, tiene una identidad difusa, carece de ideas y liderazgos capaces de generar una propuesta superadora del kirchnerismo y del macrismo. Sin embargo, 2018 puede ser un año en donde comience un proceso recomposición. Eso depende básicamente de que los gobernadores e intendentes, además de defender sus territorios, se propongan generar una propuesta competitiva para 2019. Cristina seguramente intentará mantenerse en el centro de la escena. Mientras eso suceda, y no aparezca un liderazgo superador, la situación general del peronismo no mejorará sustancialmente.

Analía Del Franco: “Llegó al electorado de Cambiemos el descontento”

1 En los manuales del hacer político, los momentos posteriores a los triunfos son los mejores para arriesgarse a cambios conflictivos. Podríamos aventurar que estas modificaciones dentro de un año serían más complicadas o serían un riesgo. De todos modos, a pesar de haber sido un momento oportuno, esta reforma previsional dejará sus huellas, que atentan directamente con la confianza y la credibilidad hacia el Gobierno. Sobre todo, en un segmento del electorado que lo apoyó sin condiciones y desde los comienzos. Me refiero a los grupos etarios  de 45 años y más. El descontento llegó a las filas de su electorado.

2 El impacto negativo hacia el Gobierno existe, pero no es significativo. Una vez más, el deterioro de imagen es transversal a toda la clase política a partir de verla envuelta en disturbios. Pero, como del Gobierno es del que más se espera, después de estos episodios queda en observación y con menor nivel de tolerancia social. Hoy las expectativas positivas personales a futuro se encuentran en baja y estables para el futuro del país. No es la más favorable de las ecuaciones, con lo que equilibrar esta ecuación es un gran desafío para 2018. Mejorar el optimismo personal, el del entorno.

3 El Gobierno carga con la deuda de diluir la grieta. Esto no ha acontecido y, por el contrario, en el imaginario y en el espíritu social, se ha profundizado. Lo que implica que es altamente probable que la conflictividad se mantenga.

4 En estos días se han visto algunas puntas de la dinámica política de oposición. Para la izquierda en general, no fue su mejor momento, porque quedó altamente asociada a la violencia. En el caso de Unidad Ciudadana, si se mantienen los roles protagónicos de Agustín Rossi y de Daniel Filmus, aportan una perspectiva diferente al espacio, incluyendo la estrategia de Cristina Kirchner en bambalinas. Las conversaciones y jugadas conjuntas del Frente Renovador y el Bloque Justicialista, también deja entrever acercamientos, impensados hace unos meses atrás. La liga de gobernadores, tampoco pudo mantenerse en “modo” homogéneo frente al Gobierno Nacional. Esto fluctúa entre ser “música para los oídos del Gobierno” y desafío para mantener una estrategia para cada uno de los sectores

Gonzalo Arias: "Será un año más convulsionado"

1 Los hechos acontecidos dentro y fuera del Congreso en torno a la discusión de la reforma previsional, marcarán un antes y un después en este primer mandato presidencial de Mauricio Macri. En primer lugar, vimos con preocupación cómo la violencia, una de las principales amenazas a la democracia, se instaló una vez más en el centro de la escena, y cómo algunos sectores especularon políticamente con esa situación y con la represión de las fuerzas de seguridad a la que ello dio lugar. En segundo lugar, quedó en evidencia ?como nunca antes durante estos dos años? la continuidad de ciertas prácticas políticas que, al menos desde lo discursivo, desde el Gobierno, se asumían como superadas. Así, vimos cómo, los hasta hace muy poco “opositores”, siempre críticos del escaso apego a los procedimientos y los debates exprés en el Congreso de la Nación, parecieron repetir, desde el poder, las metodologías que repudiaron. Una vez más, parece predominar una concepción que parece entender que la victoria electoral es una suerte de “cheque en blanco” que habilita avanzar sin obstáculos. El “vamos por todo” parece, en este sentido, replicarse ahora en clave macrista, lo que explica en gran medida la necedad presidencial de avanzar con un proyecto de ley sin timing político y en perjuicio de los jubilados. Y, por último, aparece, una vez más en el horizonte del país, un nuevo ciclo de protesta social, todavía incipiente en función de la indiferencia -hasta hoy- de la mayoría de la clase media, pero que puede crecer en función de las perspectivas económicas adversas.

2 Si bien la potencial reelección presidencial y de los gobernadores se discutirá en 2019, los posicionamientos políticos durante 2018 definirán sin dudas las perspectivas y las posibilidades de muchos actores políticos con ambiciones. En ese marco, probablemente los gobernadores peronistas asuman un rol muy diferente al que vimos hasta aquí, sobre todo en lo que hace al relacionamiento con el Gobierno Nacional. Lo mismo puede esperarse de la oposición en el Congreso, por lo que a un oficialismo que no cuenta con mayoría propia en las Cámaras, le resultará muy difícil encauzar la discusión parlamentaria en función de sus intereses. Por otra parte, seguramente será un año signado por las discusiones económicas. Pese a que el Gobierno sigue insistiendo en que la economía muestra signos de recuperación, la sanción de leyes como la de reforma previsional o la reforma tributaria, o el recorte del gasto social y la flexibilización laboral, si bien pueden servir para contener la inflación o el déficit fiscal, lo hacen a costa del empleo genuino, los salarios reales y el consumo de amplias capas de la población.

3 Políticamente, sin lugar a dudas, será un año mucho más convulsionado, con un peronismo seguramente mucho menos “colaborativo” de cara a la discusión electoral de 2019. Por otra parte, si algo quedó claro tras la bochornosa discusión de la reforma previsional es que el gobierno parece subestimar la protesta social y avanza, por torpeza o por convicción, hacia un terreno peligroso. Potencialmente, puede desatarse una crisis política que, sumada a la crisis fiscal y el creciente endeudamiento, podría complicar el segundo tramo del mandato de Macri. ¿Tendrá el Presidente la capacidad para reflexionar, o insistirá con necedad en avanzar a como dé lugar? ¿Habrá aprendido Macri las lecciones de la resolución 125 para la institución presidencial?

4 La disputa por el liderazgo se profundizará, algo que seguramente veremos plasmarse en los primeros meses del año próximo a través del posicionamiento que asumirán los diversos actores con ambiciones electorales en 2019. Si bien muchos gobernadores y legisladores que hasta hoy se mostraron colaborativos con el Gobierno asumirán posiciones más críticas, la figura de Cristina Kirchner y su rol en el Senado serán obstáculos en el camino de una renovación partidaria consensuada.

Ricardo Rouvier: “Será clave la evolución de la economía en el bolsillo”

 1 Efectivamente, el año venía mejor para Cambiemos. Se había producido un rebote en la economía sobre la base del año anterior. Este año había comenzado con la promesa de recuperación económica que se suponía que iba a dinamizar el consumo. Al mismo tiempo ocurría algo en el subsistema política casi inadvertidamente, que era la consolidación de Cambiemos como fuerza política nacional. Esto se verificó en las elecciones de las PASO en agosto y en las generales de octubre. Cambiemos logró un gran resultado con un promedio nacional del 42% y con una avanzada en todo el país, incluido sectores populares. Este le dio un gran espaldarazo al gobierno que se sintió fortalecido para acometer reformas significativas como la reforma previsional, y avanzar en la tributaria y la laboral. Sin embargo, en la reforma previsional, el Gobierno tuvo su primera derrota política. O tal vez la segunda porque la primera fue cuando quiso avanzar con un tarifazo el año anterior y tuvo que retroceder. Pero esta fue de más envergadura, porque tiene un costado de emotividad muy alto vinculado a valores. Las consecuencias a futuro no la sabemos, pero hay cierto desencanto que se ha producido sobre la figura presidencial. Con respecto a la protesta hay que separar lo que es protesta pasiva, las marchas y la ocupación de la calle, los cacerolazos de la violencia. Las primeras son una ratificación de lo que mayoritariamente expresa la sociedad, el rechazo a la ley y lo segundo es ganancia para el oficialismo ya que la población no quiere violencia y una mayoría no le atribuye la misma al Gobierno de Macri.

2 Una de las claves será la evolución de la economía en el bolsillo de los argentinos. No en los datos macroeconómicos manejado por especialistas, sino en la población.  Otra clave va a ser la discusión paritaria, ya que el cálculo oficial del Presupuesto no fue cumplido durante el año. Se presupone un tasa de inflación más baja que la actual, pero los gremios presuponen que no. Seguramente la mayoría arreglará sobre la base de la cláusula gatillo previendo una inflación mayor a los números del Presupuesto.  A pesar de lo ocurrido durante al final del 2017, el oficialismo es el que está más fuerte para enfrentar el tiempo venidero, incluido las precandidaturas presidenciales de 2019. Otra clave de gran complejidad es el panperonismo. No sabemos qué ocurrirá con él y su situación de fragmentación favorece notoriamente a Cambiemos.

3 Será un año movido del punto de vista social y sindical. El problema de los jubilados desnudó que lo social puede ser un punto débil del Gobierno a pesar del enorme presupuesto dirigido a ese sector, que supera el del kichnerismo. No obstante, la cuestión social irá acompañado del discurso político, pero por ahora no hay un marco orgánico nacional en el que pueda ordenarse la oposición. Observaría en detalle el accionar de los gremios docentes y los empleados públicos, sobre todo ATE más que UPCN, y algunos gremios industriales.

4 El peronismo o parte de él tiene una disposición casi automática a buscar la unidad. Es indudable que sus bajas posibilidades para el 2019 serían nulas en un escenario en que la división lo lleve a presentar más de un candidato. La fragmentación que abarca a los peronistas kichneristas y no kichneristas, a peronistas fuera de la cobertura del PJ (el PJ nacional casi no existe).  Federalización de partidos provinciales que son los PJ locales, división internas a la CGT y división en la CTA. Bloques diferenciados en el poder legislativo. Todo esto marca diferencias internas difíciles de saldar, considerando que no hay una conducción integral, ni un liderazgo que abarque a la casi totalidad del panperonismo. Cristina Kirchner es líder de un sector del panperonismo y es la mejor precandidata, pero en la actualidad, no podría vencer en una segunda vuelta. O sea,  una candidata que tiene techo, y antes que eso pueda ocurrir hay sectores peronistas (gobernadores, legisladores y sindicalistas) que van a rechazar una eventual candidatura de la expresidenta. ¿Qué va a hacer Cristina a futuro? Nadie lo sabe. Será una decisión de ella que elegirá el momento para darlo a conocer mientras tanto es posible que surjan intentos de unidad independientemente de CFK. A este paso, si no ocurre nada extraordinario, es posible que las próximas elecciones sean, de nuevo, otra oportunidad para que el peronismo dirima su interna.

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