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Bitcoin: ¿hasta el infinito y más allá (o hacia el vacío)?

¿Una burbuja del Siglo XXI o el gran acierto financiero que enriqueció a miles de inversores bajo la mirada de los escépticos?

26 diciembre de 2017

Fernando Amador Agra Director de la Licenciatura en Economía  de la UCES

“...la importancia del dinero surge esencialmente de que es un eslabón entre el presente y el futuro... El dinero en sus atributos importantes es, sobre todo, un artificio sutil para ligar el presente con el futuro; y no podemos siquiera empezar a examinar el efecto de las previsiones cambiantes sobre las actividades corrientes, excepto en términos monetarios. No podremos librarnos del dinero aun cuando aboliéramos el oro, la plata y los instrumentos de moneda corriente. Mientras exista algún bien durable, éste podrá poseer los atributos monetarios y por tanto, dar origen a los problemas característicos de una economía monetaria.”

-John Maynard Keynes

Lo exótico llama la atención, despierta los sentidos y a veces en demasía. Los bulbos de tulipanes eran un producto exótico para los holandeses de mediados del Siglo XVII. Sin embargo, su posesión desató un frenesí especulativo que elevó su precio a niveles exorbitantes. El final de la historia se conoce, no hace falta ahondar en detalles, y la Historia la registra como la primera burbuja especulativa.

Casi cuatro siglos y medios después, otro activo “exótico” atrae la atención de inversores y analistas. Por cierto, entre ese interregno surgieron otros activos que produjeron movimientos especulativos y crisis financieras que los libros de historia económica relatan en detalle.

En las postrimerías del Siglo XXI, signado por cambios tecnológicos con efectos exponenciales, se nos presenta el Bitcoin, una de las criptomonedas más famosas.

Se trata de una moneda virtual, privada, que elude los cercos de las fronteras y las limitaciones normativas. Una especie de “oda libertaria” que amenaza reemplazar al típico dinero fiduciario de curso legal (me imagino la sonrisa de Friedrich Hayek, observando este fenómeno desde el éter).

Por detrás del Bitcoin, se encuentra el “blockchain”, una suerte de libro mayor que brinda seguridad a las transacciones en un entorno de inviolabilidad (“una reserva de verdad”, escuché como definición). Por otro lado, la regla de “emisión” definida establece un crecimiento que elimina posibles “shocks de oferta”.

Sus atributos como “moneda” están en discusión por la volatilidad que experimenta su cotización con respecto a otras monedas de curso legal: la evolución de las últimas semanas, son prueba elocuente y como expresó en un artículo el colega Pablo Mira, mencionar un precio del Bitcoin nos puede llevar al “ridículo” que, como se sabe, es un camino de una sola mano. Por otro lado, su aceptación no es tan generalizada para realizar transacciones, elemento éste clave para considerarla como dinero y además, su atributo de liquidez no pareciera ser tan elevado, cuando se trata de convertirla a dinero de curso legal. Tampoco es utilizada en forma generalizada para expresar los valores de los restantes bienes (unidad de cuenta).

El enigma mayor, es el determinante de su precio. En caso del dinero fiduciario (término qué proviene del latín y que significa confianza), los fundamentals del emisor junto con la expectativa de su aceptación en el futuro, son factores claves para que ese “eslabón entre el presente y el futuro” no se rompa.

Mi percepción es que la demanda del Bitcoin está más influenciada por la expectativa de ganancias elevadas y rápidas, que por los servicios de transaccionalidad que pueda ofrecer a corto y mediano plazo, que en última instancia, componen el flujo esperado de ese activo. Parece que la exuberancia irracional prevalece en la toma de decisiones de sus tenedores. No es nuevo este comportamiento.

Resumiendo la idea: el Bitcoin luce, al presente, más parecido a un “tulipán electrónico” que a una moneda. Está por verse si el desarrollo del mercado de futuros de Bitcoin puede estabilizar su evolución y reducir su volatilidad. La Historia registra otros experimentos de monedas privadas, pero claro, circunscriptas a entornos soberanos, con menos sofisticación tecnológica y con destinos poco afortunados.

¿Será el Bitcoin otro capítulo de un futuro libro de historia de las finanzas relatando una “burbuja” del Siglo XXI o el gran acierto tecnológico y financiero que enriqueció a miles de inversores, bajo la impávida mirada de los escépticos?

El borrador de ese capítulo lo estamos escribiendo en estos momentos.

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