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Sesgo importador: ¿Crecimiento o atraso cambiario?

El saldo comercial de la balanza de bienes acumula US$ 5.200 millones de déficit hasta septiembre y parece que seguirá en la misma dirección en octubre

15 noviembre de 2017

Por Guido Lorenzo Economista de ACM

Argentina está gozando de la noticia de buenos indicadores en forma constante. La construcción, la actividad industrial y el crédito se expanden y ahora los indicadores de consumo también parecen acompañar este movimiento. La economía definitivamente está creciendo, según nuestras estimaciones, y se sigue acelerando el ritmo. Con una economía que estuvo en recesión durante casi un año, no podría haber mejor noticia que esta.

Ya se ha salido del pozo al que cayó la actividad en el segundo trimestre del 2016. Sucede que una vez atendido lo urgente, hay que recuperar lo importante. La forma en que la economía logra recuperarse va disponiendo de la configuración macro que inicia el nuevo ciclo de crecimiento. Al fin y al cabo, el mediano o largo plazo se compone de una sucesión de lo ocurrido en el corto plazo, y pensar el patrón de crecimiento requiere tener una mirada en algunos signos de alerta.

Una de estas señales es el creciente deterioro del saldo de cuenta corriente, pero principalmente del saldo comercial de bienes que acumula US$ 5.200 millones de déficit a hasta septiembre y parece que seguirá en la misma dirección en octubre. Por lo tanto, crecer con el tipo de cambio real atrasado no parece ser una dirección correcta. Incluso a pesar de la depreciación del peso frente al real, gracias a la apreciación nominal del último contra el dólar del orden del 25% desde la asunción de Cambiemos, el saldo comercial con Brasil se ha (casi) duplicado respecto al año anterior alcanzando un déficit de US$ 6.239 millones. Situación similar con la Unión Europea: también hemos duplicado el déficit comercial respecto al año anterior, alcanzando este año los US$ 2.101 millones.

Las exportaciones totales hacia estos países no se han modificado en el último año. Han sido las importaciones las que causaron el rojo comercial. Históricamente la elasticidad de las importaciones al ingreso rondó el valor de 3, es decir, si la economía creció 2,7%, las importaciones en volumen deberían haber aumentado en 8,1% debido a la expansión de la actividad. Pero, en cambio, subieron 11,4% sumado a que los precios de importación no ayudaron (+5,5% interanual). Eso, explican, el creciente rojo comercial.

La diferencia entre el teórico 8,1% y los 11,4% obedecerían a un efecto sustitución, es decir, al abaratamiento en moneda extranjera de los productos importados en detrimento del consumo doméstico. En promedio, en lo que va del año, el tipo de cambio real multilateral se apreció 7,5%. Si esto explica la diferencia del incremento en el volumen importado, y si Argentina quisiera ir a una balanza comercial más equilibrada, debería tener un peso más competitivo: alrededor del 20% por encima del valor actual. Por supuesto que es un ejercicio teórico, y la mayoría de los bienes de capital que se importan de Brasil no son producidos internamente. No obstante, el incremento del 42% en vehículos de pasajeros sí podría ser sustituido por industria local.

Las elevadísimas tasas de interés que presionan la cotización del dólar a la baja o al menos lo mantienen estable, junto a una inflación a la que le cuesta ceder a pesar de la estabilidad del tipo de cambio, nos obligan a crecer con apreciación cambiaria pero con moderada inflación. Algo que ya hemos vivido en varios otros ciclos. Quizás liberar el comercio gradualmente, como proponen desde Hacienda y Producción aumente la demanda de divisas al tiempo que un BCRA actuando en forma un poco menos previsible (para no generar seguro de cambio que atrasen el valor del dólar) podrían hacer que esta vez el desenlace del aparente atraso cambiario sea distinto.

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