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En la dirección correcta (pero demasiado gradual)

Los economistas minimizan el impacto de la reforma sobre el empleo y la inversión

03 noviembre de 2017

Ya están claros los lineamientos generales del proyecto de reforma tributaria del Gobierno, aunque falta la letra chica y la discusión en el Congreso, y surge la pregunta si garantiza mejoras significativas en la inversión y el empleo.

El lineamiento general está claro: el paquete de medidas propone cobrar una alícuota a la renta financiera, busca reducir las ganancias no distribuidas de las empresas, trata de que se devuelva IVA a las inversiones que no se recuperen en 6 meses, intenta que las provincias eliminen Ingresos Brutos y auspicia un mínimo no imponible de $ 12.000 para aportes patronales.

El viceministro de Hacienda, Sebastián Galiani, sostuvo que el espíritu de la reforma es “proinversión y proempleo ya que todas las medidas tienen ese objetivo”. Y agregó: “Pero además la evasión bajará en forma sustancial, pensamos que caerá a niveles mínimos de acá a cinco años porque no tendrá sentido trabajar o producir fuera de la ley”.

Gradualismo

Pero qué opinan los analistas.  Ahí aparecen algunos escepticismos. Guido Lorenzo (ACM) le dijo a El Economista que considera que sí impactará, pero que “el carácter gradualista de la medida en sí mismo genera que el impacto se vaya a observar en todo caso recién cuando se implemente”. Agrega: “Estamos hablando de una mejora de acá a cinco años. En el hoy no impacta. Hay que tener en cuenta que el que está tomando la decisión de inversión tiene que estar muy seguro de que el próximo gobierno va a tener el mismo signo político. Y, si bien hoy eso parece una posibilidad muy certera, el escenario puede cambiar”.

El director asociado de Econviews, Miguel Zielonka, tampoco ve que pueda haber grandes efectos en el corto plazo: “El Gobierno hace un tiempo que se perfiló para hacer una gestión gradual. Y si uno realiza algo gradual los resultados van a ser graduales también. Yo no imagino a nadie que salga ahora a tontas y a locas a contratar gente o a declarar gente no declarada porque no tiene que pagar cargas patronales por el nuevo mínimo no imponible”.

Y agregó: “Es un paso en la dirección correcta pero yo no esperaría en el corto plazo que esto sea transformador. En mediano y largo plazo ojala que sí”. Coincide Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de Orlando Ferreres y Asociados: “El proyecto apunta a impactar en la inversión y el empleo por lo que se ve en la cuestión de la devolución de ganancias y la baja de cargas sociales. A esto hay que sumarle la baja de Ingresos Brutos y la suba distrital de ABL y lo inmobiliario. Pero el impacto real es bastante chico. Es una reforma bastante chica”.

La experiencia pasada

El coordinador del Departamento de Desarrollo Industrial del capítulo Buenos Aires de la Sociedad Internacional para el Desarrollo (SIDBaires), Mariano Kestelboim, por su parte, no cree que la reforma garantice más empleo: “En la economía actúan un montón de variables al mismo tiempo. Ya tuvimos la experiencia de los '90. Y, en esa experiencia, haber reducido la carga de aportes patronales y contribuciones sociales no mejoró la situación. El mercado interno es importante para la mayoría de las empresas da escala y el mínimo no imponible de $ 12.000 para cargas patronales incentiva a que no suban los salarios por arriba, afectando al mercado interno”.

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