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Despejando enigmas

La pretensión de cerrar el acuerdo con la UE en diciembre es buena para incentivar a los negociadores, pero puede llevar a resultados poco inteligentes

16 noviembre de 2017

Por Enrique S. Mantilla Presidente de la CERA

El martes, los presidentes de las comisiones de Industria y Comercio, así como la de Ciencia y Tecnología, los senadores Alfredo Luenzo y Omar Perotti, invitaron a las principales cámaras y asociaciones empresariales a exponer sus opiniones sobre la conclusión de un futuro acuerdo de asociación entre Mercosur y la Unión Europea.

El tiempo asignado para las presentaciones fue de cinco minutos, lo que requería concentrarse en algunos puntos críticos por participante. Para la Cámara de Exportadores de la República Argentina (CERA) ?una entidad de cúpula del sector exportador cuyos miembros son cooperativas, federaciones, cámaras regionales y sectoriales, y las principales empresas exportadoras?, este límite de tiempo implicó una tarea de selección y simplificación.

Siendo el inicio de un ciclo de consultas elegimos exponer las siguientes inquietudes.

Actualmente, ante las transformaciones de la economía mundial, los países están poniendo énfasis en la localización nacional de la producción y, junto a las disrupciones tecnológicas, estas tendencias intensifican las presiones competitivas e impulsan una reestructuración del universo empresarial. Recordamos que en 2010 la Comisión Europea había afirmado que “en la actualidad, los países de todo el mundo procuran lograr un crecimiento inteligente impulsado por la innovación con la esperanza de que también sea más inclusivo y sostenible que en el pasado”.

Por lo tanto, para analizar el acuerdo UE-Mercosur, hay que evitar usar modelos intelectuales preaprendidos que no dan cuenta de las nuevas realidades.

Resaltamos la importancia de contar con estudios de impacto ya que a las ganancias que se lograrían con el acceso al mercado de la UE se le deberían descontar las potenciales pérdidas que sufriría nuestro país en los mercados de Brasil, Paraguay y Uruguay a costas de la competencia de los productos europeos.

Señalamos que es necesario tener en claro la posición de la Unión Europea en relación al uso del glifosato. El 9 de noviembre de 2017 el SLOPAFF analizó la renovación del permiso que autoriza el uso del glifosato y que vence el 31 de diciembre de 2017.

En la votación, que planteaba una renovación por un período de sólo 5 años, los países de la UE no pudieron lograr un acuerdo, por lo que la decisión pasó al Comité de Apelación. Es probable que en esa instancia tampoco se logre un acuerdo. En la votación, sólo seis Estados miembro estuvieron a favor de una renovación de 10 a 15 años. Otros países sostuvieron que podrían apoyar una autorización de sólo tres años. Si no se llega a un acuerdo en el Comité de Apelación, será la Comisión Europea la que tendrá que expresarse antes del 15 de diciembre de 2017.

El tema es de mucha importancia para el sistema productivo argentino. Hay que tener en cuenta que, además de la determinación del Comité de Apelación o la Comisión Europea que operan a nivel del bloque europeo, los productores argentinos podrían enfrentar limitaciones al uso del glifosato de otro orden. Por ejemplo, por la aplicación de estándares privados, en la actualidad ya hay productos a los que se les exige certificar trazas de glifosato prácticamente inexistentes. Asimismo, las autoridades nacionales de los Estados Europeos podrían también poner exigencias de estándares fitosanitarios sobre las trazas de glifosato en los alimentos. Sobre este asunto particular no existe un informe público de los países del Mercosur evaluando escenarios e impacto.

Se señaló que hablar del Mercosur  implica una simplificación conceptual pues el acuerdo es en realidad entre Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, Estados Parte del Mercosur. Esto significa que se establece un marco común pero toda la dinámica  de funcionamiento del mismo será bilateral. El Mercosur, a diferencia de la UE, no tiene instituciones para la defensa comercial, no es una zona sanitaria única y tampoco tiene una coordinación de normas técnicas ni una autoridad comercial Mercosur. Hay que recordar que lo que se denomina AEC ?Arancel Externo Común? es un arancel plagado de excepciones y administrado a nivel nacional.

La cuestión de las Reglas de Origen también fue destacada como fundamental. Hay sectores en los cuales las cadenas de valor europeas están armadas con China y países del sudeste asiático, por lo tanto la UE tiene reglas de origen “menos exigentes” que las que utilizan los países del Mercosur para calificar de originario a un producto.

También hay que recordar, por ejemplo, que la industria automotriz argentina tiene un acuerdo, el ACE 14, no está incluido en el Mercosur, que está protocolizado en el ACE 18. El tema de las autopartes y la organización de las cadenas de valor, en este caso, merece un cuidadoso análisis.

Camino y cuidado

Como sucedió en 2004, cuando la CERA analizó las propuestas intercambiadas con la UE, la situación actual podría resumirse en la fórmula “entre la necesidad y el escepticismo”. Nuestra recomendación es que se recopile más información y se realice una evaluación más profunda, evitando así apresuramientos y sobre simplificaciones.

En paralelo, es de suma importancia considerar el lugar central que ocupa la innovación a gran escala. La innovación es, en esencia, la transformación de nuevas ideas en soluciones económicas y sociales. Por eso, también es necesario evaluar el impacto del posible Acuerdo UE- Mercosur sobre los programas de transformación productiva anunciados en nuestro país, su adaptación al sistema de estándares técnicos y fitosanitarios de la UE, y el grado de compatibilidad de los mismos.

En nuestra opinión, la pretensión de cerrar el acuerdo con la UE en diciembre 2017 es buena para incentivar a los negociadores, pero puede llevar a resultados poco inteligentes. Basta pensar en la cuestión problemática de la autorización del uso del glifosato para darse cuenta de que es necesario más tiempo para calibrar el verdadero impacto del acuerdo.

Hay que recordar que, mientras más simple es el alfabeto, más simple es la lectura.

Por el momento nos faltan algunas letras.

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