El Economista - 70 años
Versión digital

dom 05 May

BUE 20°C

Corrigiendo desequilibrios: en la dirección acertada

A medida que la brecha fiscal se vaya cerrando, el sector privado empezará a invertir y consumir más

01 noviembre de 2017

Por Guido Lorenzo Economista de ACM 

La economía no son sólo modelos y, gracias a las cuentas nacionales, podemos establecer ciertas relaciones. Las mismas deben cumplirse siempre debido a que justamente la economía no puede esquivar las restricciones presupuestarias. Gracias a esto, los economistas establecemos una relación para hacer diagnósticos que se cimientan en modelos basados en la contabilidad nacional. Uno conocido es el de las tres brechas de una economía. El mismo nos muestra a partir de la ecuación macroeconómica básica (PIB es igual a demanda agregada) qué sector está en superávit y cuál está en déficit. Este análisis, por lo tanto, permite entender qué sector financia a quién: las tres brechas son el sector público, el sector privado y el resto del mundo. La suma de sus desbalances, contablemente, debe dar cero. El análisis es rico cuando se lo ve en el tiempo ya que da una perspectiva de lo que sucedió hasta el momento pero, más aún, nos da una pista de cómo puede continuar la película.

Particularmente, la Historia importa poco en macroeconomía dado que las respuestas son difíciles de contestar y de poca utilidad para resolver los problemas. Por ejemplo, ¿cómo llegamos a la inflación que tenemos y no a otra? O, ¿cómo se originó el déficit fiscal? Son discusiones que miran al pasado y, en línea con lo que habló el Presidente el lunes pasado, es hora de mirar hacia delante y dejar el pasado de lado.

Resumiendo. En Argentina, desde el 2006, se ha visto un deterioro muy fuerte de las cuentas públicas y un aumento del ahorro externo (saldo de cuenta corriente con signo contrario) que justamente cambian de signo a fines de la década anterior. Un fuerte déficit público (resultado primario) financiado en mayor medida con ahorro externo. Esto es, un Estado que gasta más de lo que recauda y vende menos productos al resto del mundo de los que compra. De esa forma, el ahorro externo financió el elevado déficit fiscal.

El compromiso del ministro de Hacienda con la reducción del déficit fiscal es la clave y la piedra angular del proceso de recomposición de los desequilibrios. Una vez corregida esa brecha, analizando qué puede suceder con la posición del sector privado, se puede realizar un análisis de consistencia entre los tres sectores.

El núcleo para entender hacia donde puede dirigirse la economía en el mediano plazo entonces pasa por entender qué sucedería con la posición del sector privado. El ahorro del sector privado depende principalmente del crecimiento: si hay crecimiento, el ingreso aumenta y, en consecuencia, el ahorro reacciona al alza. Con tasas de interés reales positivas, el mismo está fuertemente fomentado.

El hecho de que la brecha del sector privado esté en posición superavitaria dependerá de lo que suceda con la inversión. Actualmente, los incentivos están sesgados fuertemente al impulso de la misma en detrimento del consumo excesivo. Cabe recordar que la tasa de interés de corto plazo elevada puede restringir el consumo fomentando el ahorro, pero difícilmente entre en la ecuación de la decisión de inversión. Para el cálculo del costo promedio del capital no se utiliza una tasa de interés menor a un año (Lebac) sino la de largo plazo y se ajusta por el riesgo país, que está en niveles mínimos y la última vez que se registraron estos niveles fue hace diez años.

En Argentina, desde el 2006, se ha visto un deterioro muy fuerte de las cuentas públicas y un aumento del ahorro externo (saldo de cuenta corriente con signo contrario) que justamente cambian de signo a fines de la década anterior. Un fuerte déficit público (resultado primario) financiado en mayor medida con ahorro externo

En nuestra opinión, a medida que la brecha fiscal se vaya cerrando el sector privado empezará a invertir y consumir haciendo descender el superávit del sector y llevándolo al equilibrio. Si ese es el caso, necesariamente la cuenta corriente tendrá que equilibrarse. La razón por la cual creemos que el sector privado podría perder casi dos puntos de su posición superavitaria actual es debido a la aceleración de la inversión privada. El aumento del consumo irá de la mano del aumento del ingreso, pero la inversión privada terminará cerrando el gap superavitario por esta brecha. En este caso, se lograría gradualmente el equilibrio en cada sector. La no dependencia de tomar recursos de un sector a otro otorga una ventaja en términos de la autarquía de cada grupo de agentes que operan dentro de la economía. No obstante, si bien se reduce la vulnerabilidad, hay que prestar atención a lo que sucedería con la inversión privada. El superávit del sector privado podría indicar que la misma se esté debilitando.

La mejora en la cuenta corriente se debería a las políticas de mejora de la competitividad empresaria anunciadas. Para esto, el volumen de las exportaciones debería crecer ya que no es probable otro ciclo alcista de términos de intercambio. En caso de que esto no fuera suficiente, una corrección del tipo de cambio en un esquema de flotación libre haría ceder el déficit en el comercio de bienes y principalmente servicios reales.

Muchas veces se trata al problema del déficit de cuenta corriente como un problema en sí mismo y aislado de lo que sucede en el resto de la economía. Las cuentas nacionales nos permiten un marco de referencia en el cual se observa que la reducción del déficit fiscal es la clave para que el modelo tenga éxito. La reforma fiscal planteada en el día de ayer y el compromiso para no perder de vista ese horizonte son buenas señales que el Ejecutivo actúa en la dirección correcta. Obviamente, no está exento de riesgos en la transición, pero la dirección tomada por Cambiemos es la correcta. Habrá que ver la capacidad política del Gobierno para llevar adelante las reformas lo antes posible y luego no dejar tentarse por el cortoplacismo de fomentar excesivamente el consumo para no caer en el déficit del sector privado que se refleje en un déficit crónico de cuenta corriente.

Seguí leyendo

Enterate primero

Economía + las noticias de Argentina y del mundo en tu correo

Indica tus temas de interés