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Brasil nos daría un respiro en el frente comercial en 2018

Nuestro principal socio comercial crecería arriba del 2,5% (niveles que no se registran desde el 2011) y, además, con un real más fuerte

29 noviembre de 2017

Por Guido Lorenzo Economista de ACM

Con los datos conocidos la semana anterior, el intercambio internacional de bienes con el resto del mundo se está perfilando para terminar el año con un saldo negativo de US$ 8.000 millones. Situación que es una señal de alerta debido a que podría generar un déficit en la cuenta corriente cambiaria, algo que aún no se ve reflejado en el MULC en el que no se registran requerimientos de divisas en la cuenta mercancías gracias al crédito de corto plazo para pagar importaciones, pero que generará necesidades de divisas en el futuro a menos que las líneas de crédito se sigan ampliando, algo que tiene un límite.

Es por eso que el foco vuelve a ponerse sobre las exportaciones. En efecto, para 2018 podría haber buenas noticias en ese frente. El mundo está acelerando su crecimiento, pero más aún se espera que las economías emergentes y en desarrollo sean las que lideren ese crecimiento. Esto último es importante debido a que Argentina sufrió en el 2017 una pérdida por términos de intercambio del orden de los US$ 2.700 millones. Es decir que aproximadamente poco más de un tercio del saldo negativo se debe a una reorientación de la demanda relativa mundial en detrimento de los bienes que exporta Argentina y a favor de los que importa nuestro país. Que la economía mundial crezca de la mano de nuestros socios comerciales será clave para tener una ganancia de términos de intercambio. Es por ello que es importante diversificar geográficamente las exportaciones de nuestro país para no depender de los shocks de términos de intercambio, que pueden ser de una elevada magnitud.

Sin embargo, es Brasil el país que podría dar un respiro al intercambio de bienes de Argentina. El año electoral en Brasil, con Lula liderando las encuestas, y con grandes posibilidades de alcanzar una victoria en una segunda vuelta, parece venir con crecimiento económico de nuestro principal socio comercial. Más del 15% de nuestras exportaciones actualmente e realizan hacia esas tierras, pero ese número llegó a representar el 21% cuando la economía de nuestro vecino iba en buena dirección. La única ventaja de tener las exportaciones poco diversificadas puede venir si ese país está creciendo, y ese sería el caso para 2018. Brasil crecería arriba del 2,5%, niveles que no se registran desde el 2011 cuando las exportaciones a ese país eran superiores en, precisamente, unos US$ 8.000 millones, lo que ayudaría a reducir el déficit comercial. Obviamente que si la economía argentina crece, la demanda de importaciones volverá a crecer, pero dado el valor de la elasticidad de las importaciones con el PIB, las mismas podrían incrementarse en US$ 5.000 millones. Así y todo, y de darse este panorama, la balanza comercial del año siguiente mejoraría respecto a la de 2017.

El crecimiento de las exportaciones de Brasil beneficia al país por dos vías que muchas veces se confunden. La primera es un alivio en términos de restricción externa: más dólares genuinos para hacer frente al pago de deuda externa (pública y privada). Y, el segundo, es un impulso sobre la demanda agregada, toda vez que cuando crece el país vecino se incrementa la demanda agregada de Argentina.

De hecho, relacionado con este último punto, cabe destacar que desde el lado de la oferta, los bienes que nuestro país exporta a Brasil están relacionados con las Manufacturas de Origen Industrial (63% de las exportaciones a dicho país), que son trabajo intensivas, lo que favorecería el empleo en nuestro país.

A su vez, se espera que el tipo de cambio bilateral entre Brasil y Estados Unidos se aprecie en términos reales, pero que Argentina puede beneficiarse de este efecto (un vecino más caro) dependerá, en parte, de la política del BCRA en términos de tasas de interés y de su intención de no atrasar el peso argentino en términos reales.

Es un hecho estilizado que las economías en desarrollo que, cuando crecen, empeoran su balanza comercial, y lo hacen en mayor medida que las economías desarrolladas. De todas formas, sigue resultando importante tener un ojo puesto en el mediano plazo y aprovechar los acuerdos de comercio con el resto del mundo, como el que está en tratativas con la Unión Europea a fin de tener mayor diversificación del destino de nuestros productos. Caso contrario, la vulnerabilidad aumenta: actualmente nuestro país exporta más del 50% a apenas 9 países y, por ende, una buena parte de la suerte del comercio se ata a la dinámica de solo un puñado de países.

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