Xi Jinping pronunció un largo discurso, de 205 minutos en la apertura del 19° Congreso del Partido Comunista Chino que le dará otro mandato de cinco años. En esa oportunidad, Xi fijó los objetivos del país para las próximas décadas y sostuvo que pretende que China sea una nación moderna en 2035. Reiteró su decisión de facilitar el ingreso al país de empresas extranjeras y de impulsar las fuerzas del mercado, pero reservándole a un Estado fuerte y moderno un papel central en la economía. También se apuntará a un modelo económico en el cual tenga más presencia el consumo.
El líder chino sostuvo que no rehusará de sus responsabilidades globales y dio como ejemplo de ello la propuesta de One Belt One Road. Pero también aceptó que hay desafíos internos como la reducción de la desigualdad en los ingresos y entre las zonas urbanas y rurales.
Una prueba del poder que concentró Xi, que colocó en los cargos más importantes del partido a dirigentes de su confianza, es que alguna definición política suya será incorporada a la Constitución del Partido, un privilegio que hasta ahora sólo tuvieron Mao Zedong y Deng Xiaoping.
Xi no hizo referencias a ningún país o líder en particular pero formuló una advertencia general al referirse a Taiwán y sostuvo que “nunca permitiremos que ninguna organización o partido en ningún momento o de cualquier manera separe ninguna parte del territorio chino de China”.