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Según LCG, la economía crecería 2,4% en 2018

Por un aumento del consumo, el crédito y la inversión y, a su vez, un panorama político más despejado para Cambiemos

23 octubre de 2017

A la hora de lucubrar proyecciones sobre qué será de la economía a futuro hay que meter varios ingredientes en la coctelera, que van desde la dinámica macro per se hasta el contexto internacional y los movimientos políticos.  Eso hizo LCG, que hace unos días envió un report a sus clientes con su view para 2018. ¿Qué dice?

 “Nuestro escenario base prevé una dinámica más o menos virtuosa en el frente político”, dicen. ¿Motivo? La ausencia de un referente opositor con pretensiones nacionales en lo inmediato, explican en LCG, “propiciaría acuerdos parlamentarios con vistas a encarar una agenda estructural”.

 “Estimamos un crecimiento del PIB de 2,4% sustentado en un aumento de la masa salarial, en una mayor propensión al consumo, una marcada recuperación del crédito y en una mayor sensibilidad de la inversión al crecimiento a causa de la percepción de mayor sostén político del oficialismo”, dicen y agregan, con alguna advertencia: “Ante la necesidad de cumplir las metas fiscales, la política fiscal tendrá un sesgo contractivo en 2018 y la no corrección del atraso cambiario garantizará mayores desequilibrios externos e impacto negativo de las exportaciones netas en el PIB”. Sería la primera vez desde 2011 en que la economía encadena 2 años de crecimiento consecutivo, un latiguillo que seguramente será vociferado por el oficialismo a diestro y siniestro.

Asimismo, continuará la desinflación. Más allá del dato feo de septiembre (recordemos, dio 1,9%), nadie duda que el ritmo de suba de precios se frenará y sería uno de los más bajos de los últimos años. Aunque, como dice Luis Fonsi, despacito. “La inflación será a la baja, pero con expectativas que se van anclando más lentamente que lo deseado por motivos inerciales. Como de costumbre, será crucial el rango de salarios en las paritarias del año que viene (no vemos reapertura de paritarias este año)”, dicen en LCG. En concreto, LCG dice vaticina una inflación de 16% anual en diciembre de 2018 (18% anual promedio), “que asume una dinámica de recomposición de las tarifas de los servicios públicos (aportaría 5,8 puntos de inflación) y el resto de los precios promediarían una suba del 15% anual a lo largo 2018”. Agregan: “Proyectamos una suba del salario formal del 17% diciembre contra diciembre (+1% real) y el salario en dólares volvería a crecer (+1,8% en 2018), acumulando una suba del 20% en los últimos 3 años”, señalan.

 Asimismo, seguirán lloviendo los dólares (financieros), clave para lubricar el latente desequilibrio externo. “El optimismo poselectoral permitirá sostener un crecimiento con atraso cambiario: las tensiones por un peso fuerte serán compensadas con la entrada de capitales disponibles para financiar del rojo fiscal (y algunos proyectos de inversión en sectores no transables). Durante 2018, la disposición a prestar continuaría elevada. El BCRA convalidaría el atraso al colaborar con el objetivo desinflacionario, en el marco de una dinámica positiva del PIB. Proyectamos un dólar en $20,87 en diciembre de 2018, consistente con un TCRM de 1,28 a fin de año (base diciembre 2001=1), 1% por debajo del nivel de cierre de 2017”, calculan.

 Con ese trasfondo, Federico Sturzenegger y su equipo estarán algo más tranquilos para moderar el sesgo contractivo (hoy en máximos) que tiene la política monetaria. “El BCRA irá reduciendo las tasas de interés con el descenso de la inflación, pero las mantendrá en niveles altos en términos reales. Esto sumado a una mayor demanda de crédito y una reducción de la liquidez bancaria garantizan un piso elevado en el nivel de tasas en pesos”, dicen.  A su vez, el riesgo país medido en dólares tiene margen para la baja.

 Más allá de algún efecto crowding out por el financiamiento del rojo fiscal, el crédito, dicen en LCG, seguirá creciendo fuerte. “Asumimos un aumento del crédito al consumo (personales + tarjetas de crédito) de 5,0% a 5,5% del PIB en 2018 (+11% real)”, reseñan.

 El empleo, anticipan, “mantendría la tenue tendencia que viene registrando este año: un crecimiento por abajo del 1% anual basado en la escasa sensibilidad del empleo formal respecto del ingreso a partir de la actitud de cautela con la que operaron los empresarios en el último tiempo y de la mayor automatización en algunos rubros”. Así, la tasa de desempleo seguirá moderadamente elevada y cerrará 2018 en 8,4%.

 A su vez, será un mejor año para las exportaciones, un motor que el Gobierno aun no logró encender. “Prevemos una suba de las cantidades exportadas (+5%) traccionada por cierta recuperación de Brasil y de la región en general, más alguna mejora en los términos de intercambio. Por el lado de las importaciones, esperamos un aumento del 8% en las cantidades sustentado en el contexto de apreciación cambiaria y mayor dinamismo de la demanda interna”, dicen. “En nuestro escenario base la cuenta corriente de la balanza de pagos alcanzará un déficit equivalente a 4,1% del PIB”.

 En el flanco fiscal, LCG es menos optimista pues la rigidez del gasto pondrá un piso alto al crecimiento de las erogaciones. Así, el esfuerzo fiscal reposará cas únicamente en los subsidios, que deberían sufrir un severo recorte. Aun así, dicen, “no creemos que sea posible alcanzar la meta de déficit primario de 3,2% del PIB en 2018 y proyectamos un desequilibrio primario del 3,4% del PIB”.

 El consumo revive. “En nuestro escenario macro base el consumo privado volverá a apalancar el crecimiento económico. El aumento de la masa salarial (por mayor empleo y salario real) permitirá incrementar el PIB en 1,1%, ayudado por una mayor propensión al consumo estimulada por el optimismo imperante. Además, el continuo vigor del crédito le dará un empuje adicional”, dicen. A su vez, “el reforzado optimismo poselectoral dotará también a la inversión (construcción y en no transables) de mayor sensibilidad al crecimiento (elasticidad ingreso), pudiendo crecer 8% el año que viene, aun en un contexto de atraso cambiario”.

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