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El nuevo rojo de la CC genera preocupaciones por sostenibilidad

El déficit de la cuenta corriente sigue creciendo: fue de nada menos que US$ 1.595 millones en septiembre, y algunos analistas empiezan a encender luces de alarma

20 octubre de 2017

 Por Mariano Cúparo Ortiz

Aunque esta semana la aceleración inflacionaria hizo mucho ruido, los mayores nubarrones que se ven en el horizonte y futuro de la actual recuperación económica tal vez sean los que muestran los datos del MULC de septiembre: la cuenta corriente volvió a ver crecer su rojo, que esta vez fue de US$ 1.595 millones. La Formación de Activos Externos (FAE, la fuga) dio US$ 2.214 y todavía suma mucha pimienta. Nuevamente estas salidas se financiaron con endeudamiento del Gobierno y con entrada de inversiones de portafolio.

Cuenta roja

El dato no preocupa a corto plazo porque el escenario externo en materia de financiamiento está bien por ahora, gracias a un nivel de endeudamiento que arrancó siendo bajo y sigue siéndolo. Pero las señales de alarma entre analistas se van disparando en distintos informes (alarmas que son usuales en los informes del CESO, que hace poco aparecieron en uno de Ecolatina y que ya vienen apareciendo en los de Federico Muñoz y Asociados, por citar algunos ejemplos). Por el lado oficial, el informe de evolución del MULC del BCRA de septiembre mostró que el ya acostumbrado rojo creció en US$ 440 M respecto al del mismo mes del 2016. Y esta vez se dio incluso con un negativo en las transferencias netas de bienes (suelen dar positivo y compensar a los servicios), que dieron US$ -97 M. Los servicios dieron el esperado y abultado rojo de cada mes, por US$ 913 M, explicado principalmente por el turismo, que dio US$ -825 M, en línea con el aumento de 39% de los egresos netos que mostró el ETI para enero-agosto. Completó el ingreso primario, es decir los intereses y la remisión de utilidades, que es la novedad de los últimos tiempos de la mano de la estrategia del financiamiento vía endeudamiento, con una salida neta de divisas por US$ 616 M. De ellos, US$ 492 M se fueron por intereses (el 73% por deuda pública) y US$ 124 M por remisión de utilidades.

Preocupación

Muñoz alertó ayer en un informe: “Por el momento, la economía no tiene problemas para financiar este déficit porque el escenario financiero internacional es muy propicio para lidiar con esta contingencia y porque nuestra deuda externa es muy baja. De todos modos, no puede desestimarse la posibilidad de un cambio de escenario que altere estas condiciones”.

Algo similar a lo que ocurrió hacia el fin de la convertibilidad cuando el exceso de endeudamiento disparó el riesgo país y generó el default. Hoy la realidad está lejos de eso pero caben las alertas respecto a la sustentabilidad del crecimiento. Muñoz destacó que en plena reactivación, motorizada por la inversión y el consumo, las exportaciones se estancaron tras el pico del primer semestre de 2016 en el que se liquidó mucho de lo retenido, tras la devaluación y la quita de retenciones. Y a la vez, remarcó, los volúmenes importados crecieron en forma sensible de la mano del crecimiento de la demanda interna y la salida de las DJAI. Todo eso desembocó en un “creciente déficit de la balanza comercial: en los últimos doce meses (a agosto), el rojo acumulado fue de US$ 4.100 M, pero en los últimos cuatro meses el déficit mensual promedió US$ 800 M”. A eso hay que sumarle las salidas por intereses y remisión de utilidades.

Contexto favorable

“Hasta el momento, la economía no ha tenido problemas para financiar este cuantioso déficit, pues el ingreso de divisas

por la cuenta financiera superó con creces la salida de dólares por el canal comercial. De hecho, el copioso ingreso de capitales permitió al BCRA aumentar sus reservas en US$17.500 M en los últimos cuatro trimestres”, describió Muñoz.

Aunque alertó: “De todos modos, la magnitud del déficit de Cuenta Corriente empieza a tornarse preocupante. El déficit probablemente cierre el 2017 en el equivalente a 4% del PIB. Y si, como suponemos, la economía sigue creciendo en 2018, el desequilibrio tendería a aumentar”. A corto plazo la continuidad favorable está casi garantizada pero no sería eterna: “Por el momento, las condiciones financieras internacionales son muy propicias para que la economía argentina lidie con esta situación, pues se combinan la hiperliquidez global (bajas tasas de interés internacionales) con el creciente interés por traer capitales a Argentina (caída de nuestra prima de riesgo país). No ignoramos, sin embargo, que este escenario podría alterarse”.

Fuga, deuda y Lebac

A este problema ya estructural de cuenta corriente se le suma otra complicación, también ya estructural, que es la de la fuga. En septiembre la FAE llegó a US$ 2.214 M. Y por el lado del financiamiento del drenaje de divisas se volvió a destacar la inversión de portafolio (cortoplacista) por US$ 1.978, con una IED pobre por US$ 71 M. El endeudamiento del sector público generó ingresos netos por US$ 2.331 M.

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