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La deuda no será un problema (pero debe llegar inversión)

Para que el repago de la deuda no sea un problema, se necesitan reformas estructurales y la llegada de IED

18 octubre de 2017

El ritmo de endeudamiento empieza a encender algunas luces de alarma, y no sólo en el kirchnerismo. Cada vez más, economistas y empresarios miran fríamente los números con algún grado de alerta. Sin embargo, el nivel de endeudamiento sigue siendo bajo y, según un informe del BBVA Research, difundido ayer, está lejos de mostrar una dinámica insostenible. Si, claro, llega más Inversión Extranjera Directa (IED), que permita repagar esa deuda y, a la vez, aumentar la capacidad exportable de la economía para generar más saldos exportables y dólares genuinos. Algo que no será fácil.

Según los economistas liderados por Gloria Sorensen, el rojo comercial de 2018 llegará a nada menos que U$S 8.800 millones “en un contexto de mayor crecimiento de la economía y leve caída en los términos de intercambio”. A su vez, dice el reporte, el mayor déficit en servicios reales, por el impacto en turismo de la apreciación real del peso y el de rentas, por la suba del endeudamiento externo, hará que el déficit en cuenta corriente se mantenga arriba de 4% hasta 2020. El dato positivo (aunque contingente) es que “en el actual contexto global de bajas tasas de interés y reducida aversión al riesgo, Argentina no tendría dificultades para financiar este desequilibrio con ahorro externo”.

Sobre la deuda, en particular, el reporte dice: “El peso de la deuda externa sobre PIB crecerá del bajo nivel actual de 35% a 37% a fines de 2018 sin mostrar una trayectoria explosiva, esto siempre y cuando la Inversión Extranjera Directa (IED) tenga crezca hasta llegar a niveles similares a otros países de la región”. Eso es un gran interrogante porque la lluvia de inversiones ha sido, hasta ahora, una garúa amarreta y el gap para llegar a los umbrales de los países vecinos es realmente desafiante.

Asimismo, serán clave las eventuales reformas estructurales que el Gobierno quiere hacer. “Se deberán realizar reformas para incrementar la competitividad de las exportaciones (reducción de costos de logística, impositivos y mayor productividad laboral) que permita sostener mayores importaciones de bienes de capital que aseguren un crecimiento sostenido”, dice el informe. Algo que, como la llegada de IED, está en modo “veremos”.

La entrada de capitales al país, hasta ahora concentrados en inversiones financieras de corto plazo, dicen desde el BBVA, “permitirá un aumento sostenido de las reservas pese al descenso de los flujos comerciales”. En este contexto, y al margen de episodios de volatilidad vinculados al ciclo electoral o a shocks externos, “esa entrada de divisas continuará presionando a la apreciación real del peso”. Pero eso generará, “al retraer los flujos netos al país, presiones a la suba del tipo de cambio nominal que la compensen parcialmente”. Por ese motivo, en BBVA ven un dólar entre $19 y $20 para fines de 2018, algo por encima de su proyección anterior.

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