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Hacia el fin del NAFTA

Sin el NAFTA, Trump expondrá a su país a una desaceleración del comercio con los países y bloques que se verán obligados a sustituir proveedores de Estados Unidos por los de otros países

Héctor Rubini 19 octubre de 2017

Por Héctor Rubini Instituto de Investigación en Cs. Económicas (USAL)

El martes 17 terminó en Washington la cuarta ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), convocada por las insistentes exigencias y reclamos del Gobierno de Estados Unidos En concreto, no hubo acuerdo sobre nada relevante para Washington. Ante la disconformidad del secretario de Comercio estadounidense, Robert Lightizer, los representantes de Canadá, Estados Unidos. y México han propuesto una nueva reunión en Ciudad de México entre el 17 y el 21 de noviembre.

Desde la campaña electoral, Donald Trump y su equipo vienen quejándose del déficit comercial con los socios del NAFTA, y entienden que el comercio entre partes no tendría que ser libre, algo que rechazan de plano los gobiernos de Canadá y México. Más teniendo en cuenta la actitud poco diplomática del equipo de Ligthizer, que acusó a sus contrapartes de poseer ventajas “injustas” que contribuirían al desbalance con México: de un superávit bilateral de U$S 1.300 millones en 1994 se pasó a un déficit de U$S 64.350 millones en 2016, y ya de U$S 47.388 millones en los primeros ocho meses de este año. En cuanto a las importaciones de bienes manufacturados, la suma de las originadas en México y Canadá, en 2011 ya superaban a las provenientes de China y a las de la Unión Europea. Razón suficiente para las duras expresiones críticas del precandidato Trump en febrero del año pasado: “No es libre comercio sino comercio estúpido”; “nos estamos suicidando con los pactos comerciales” y/o “el NAFTA ha sido un desastre”. Casi veinte meses después, todo indica que la visión del hoy Presidente se mantiene sin cambios.

El 17 de julio, el Gobierno estadounidense publicó un “Resumen de Objetivos para la Renegociación del NAFTA”, que resume los 22 puntos que quiere modificar el gobierno de los EE.UU. La eliminación del mecanismo de resolución de controversias del capítulo 19 del Tratado fue rechazado de plano por Canadá y México, al igual que las intenciones de Washington de otorgar condiciones preferenciales a la industria automotriz estadounidense, y de iniciativas proteccionistas en varios mercados, como por ejemplo el de lácteos. Otra iniciativa rechazada fue la idea estadounidense de aplicar “fechas de vencimiento” al tratado. Concretamente, la idea de la Casa Blanca era la de tratar de incluir una cláusula de caducidad a 5 años. Otra “genialidad” que también ha sido rechazada por México y Canadá.

A los datos?

El proteccionismo o mercantilismo de la administración tiene entre sus principales fogoneros a Peter Navarro, hoy director del Consejo Nacional de Comercio de la Casa Blanca. Es probablemente el principal mentor de la idea de Trump de que los tratados de libre comercio generan déficit y pérdidas de puesto de trabajo, y siempre benefician a los demás socios de esos acuerdos. La evidencia disponible no le da totalmente la razón. Es cierto que ha crecido de manera permanente el desequilibrio comercial de EE.UU. con México, pero olvida que desde 1998 México registra permanentes déficits comerciales. En el 2016, por ejemplo, es cierto que el país azteca tuvo un superávit respecto de EE.UU., pero también saldos negativos en su comercio exterior con China, la Unión Europea y Japón. Ciertamente es una lectura incompleta (cuando no falaz) la de apelar a indicadores parciales para victimizarse ante un país que es y será toda la vida un vecino y socio comercial (con o sin NAFTA) de EE.UU. Pero como no es un competidor militar ni le resuelve otros problemas de su agenda exterior, es blanco inevitable de la obsesión proteccionista que hoy campea en Washington. No es casualidad, por caso, que el propio Trump haya bajado notablemente sus decibeles en su retórica antichina. ¿Cómo evitar un ataque nuclear de Corea del Norte sin la cooperación del Gobierno de Pekín?

Lo que sí es claro es que, para satisfacer a sus votantes y su audiencia, la Casa Blanca ha optado por sabotear al NAFTA, y seguir hacia adelante. De no prosperar las reuniones en curso, en algún momento el Gobierno de EE.UU. va a sorprender a sus socios con algunas medidas unilaterales.

Visión antigua

Tanto Trump como su equipo siguen viendo al comercio libre como un ardid que enmascara un juego de suma cero. Si alguien tiene superávit comercial y crece es porque está destruyendo o robando divisas y empleo a otro país que tiene déficit. Una prehistórica visión de comercio bilateral, que desconoce la existencia del comerciomultilateral y su inevitable consecuencia: la posibilidad de elección de múltiples opciones y acuerdos con diversos socios. Algunos pueden cerrarse al mundo apelando a cierto discurso nacionalista/proteccionista, y otros adaptarse a distintos grados de comercio libre y administrado, en un mundo donde se combinan estrategias de libre comercio más o menos selectivas, pero sin perder de vista las ventajas de un creciente comercio exterior como vía para aprovechar las oportunidades para bajar costos, acelerar la innovación tecnológica y aumentar el comercio, la producción y el empleo.

La Casa Blanca no lo entiende así, y por eso que la reunión prevista para noviembre sea ya un encuentro totalmente inconducente. Trump prometió proteger su mercado y no va a dar marcha atrás. Pero las consecuencias serán inevitables: expondrá el país a una desaceleración del comercio con los países y bloques que se verán obligados a sustituir proveedores de EE.UU. por los de otros países, y en no pocos casos a aplicar represalias. El “America First” seguirá en pie, y será Washington el que dará los primeros pasos que desnaturalizarán el NAFTA como tratado de libre comercio. No hace falta pensar mucho para imaginar la búsqueda de socios alternativos tanto por parte de canadienses como mexicanos, y para estimar su impacto negativo sobre la economía estadounidense. En economía y en tantos otros ámbitos, todo es posible, menos evitar las consecuencias?

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