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Agosto fue de Vidal, octubre será de Macri

La imagen del Presidente creció y es mayor el porcentaje de la sociedad que considera que la situación del país va mejorar durante su gestión

10 octubre de 2017

En las primarias, el fuerte involucramiento de María Eugenia Vidal fue clave para que el triunfo de Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires fuese por una diferencia mucho menor de la que anticipaban las encuestas. Desde entonces, y entre motivos por los resultados favorables de las PASO, la imagen del gobierno de Mauricio Macri creció y es mayor que en agosto el porcentaje de la sociedad que considera que la situación del país va mejorar durante su gestión.  Por lo tanto, se convirtió en un activo electoral para el oficialismo a nivel nacional con el cual sólo están dispuestos a confrontar  abiertamente el kirchnerismo y la izquierda.

Por ese motivo, el resto de los candidatos trata de excluirlo de la competencia. En la reciente elección de Corrientes, el candidato peronista Carlos Espínola sostuvo que era él quien expresaba el cambio. En un spot de campaña del vicegobernador de Córdoba y primer candidato a diputado nacional, Martín Llaryora, se afirma que votar por él no es hacerlo contra Macri sino a favor de Córdoba.  Candidatos de todo el país recuerdan que esta no es una elección nacional y que no se votan gobiernos sino legisladores. Buscan evitar que la polarización entre el Gobierno y Cristina Kirchner no se traslade a todo el país y quede encapsulada en Buenos Aires.

Los oficialismos provinciales, son los más preocupados por la posibilidad de que una ola nacional que podría lleva a Cambiemos a obtener el 40% o más de los votos  impacte en sus distritos y procuran aislarlos sosteniendo una agenda local  sin contraponerla a las políticas del Gobierno Nacional. Desde la vigencia de la democracia, los oficialismos locales ganaron tres cuartas partes de las elecciones legislativas en sus distritos. Sólo les fue mal en las de 1985 cuando el país, como ahora, tenía la mayoría de los gobiernos provinciales en manos del peronismo. Las primarias de 2017 también fueron negativas para los que gobiernan las provincias que procuran evitar que en octubre se amplifiquen los resultados de agosto. Tanto en las legislativas de 1985 como en las PASO de 2017, el peronismo fue derrotado a nivel nacional y eso explicó las derrotas locales. El peso del Gobierno Nacional es siempre decisivo en estos casos porque en este momento Cambiemos tiene cinco gobiernos locales pero puede ganar las elecciones legislativas en doce. La posible derrota de siete gobiernos locales solo se entiende a partir de una mejor evaluación del Gobierno Nacional. Por eso es clave la figura de Macri en esta etapa como lo fue la de Vidal en agosto cuando estaba en juego la posibilidad de que Cristina lograse un resultado que la hubiese proyectado con posibilidades para 2019. Los gobiernos locales, muchos de los cuales buscarán ser reelectos en 2019, no quieren enfrentar ese desafío con un resultado adverso en las legislativas previas. Todos los gobernadores van a jugar fuerte en octubre. Vidal inclusive. Pero el dato clave de las elecciones del 22 de octubre ya no será el destino de Cristina sino el porcentaje nacional que obtenga Cambiemos, y en ese caso, la figura decisiva es el Presidente.

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