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Urtubey saca cuentas y piensa en 2019

Pretende instalarse como presidenciable luego de las elecciones de octubre

28 septiembre de 2017

Repetir y/o mejorar los resultados en territorio propio y esperar que se confirmen las tendencias en otros dos escenarios clave. Esto es lo que esperan cerca del gobernador Juan Manuel Urtubey. Con cierta ansiedad. El salteño tiene previsto acentuar su presencia nacional y, luego de las generales de octubre, dar señales bien concretas de sus aspiraciones presidenciales. “Con prudencia en los tiempos, pero con vocación”, como señala a El Economista uno de los legisladores nacionales más próximos al gobernador. El hecho de haber quedado como uno de los gobernadores que pudo mostrar una victoria en las PASO (el 37% de su frente no fue descollante, pero marcó diferencias), en un escenario de fragmentación del peronismo, y el revés de mandatarios como el cordobés Juan Schiaretti, que tenía (o tiene) aspiraciones parecidas, fortalece las expectativas del mandatario norteño. A lo que se suma, por cierto, la posibilidad de que Cristina Kirchner quede en desventaja en la provincia de Buenos Aires y su poder, más retaceado.

Sin ofrecer precisiones, en el entorno del gobernador ya hablan de generar “marcos de instalación” de su precandidatura. También son cuidadosos cuando se les consulta sobre las pretensiones de que la liga de gobernadores en ciernes pueda convertirse en un primer armado posible, pero se entusiasman con esa posibilidad. “Hay que ordenar el partido después de octubre y esas referencias vendrán de las provincias, según los resultados que cada uno obtengan”, señalan. Mientras endurecen las críticas hacia el kirchnerismo. Explícitas o implícitas. “El peronismo tiene que debatir si quiere volver a sintetizar las necesidades de la sociedad o ser un partido minoritario”, señala el diputado nacional Pablo Kosiner, por caso.

Ese “operativo instalación”, no obstante, tiene sus dificultades y sus limitantes. El perfil político e ideológico de Urtubey, por ejemplo, es uno de ellos. Ciertos acuerdos programáticos con el gobierno de Cambiemos y cierta impronta similar con su dirigencia le aporta ser considerado un opositor “constructivo” y moderado, pero a su vez le quita espacio para ampliar su mirada crítica, diferenciarse más claramente y disputar el voto de aquellos que se oponen al Gobierno. “Dependerá de la gestión de Cambiemos. No va a ponerse en una postura irracional. Ni seguidismo obsecuente, ni boicot”, señalan. Por el otro, no son pocos los que sostienen que es difícil que un dirigente que no provenga del eje más dinámico del capitalismo argentino sea el próximo líder del peronismo en una próxima etapa. El cordobés Schiaretti aspira a ocupar ese lugar de referencia, con el plus del poderío de su provincia, pero las PASO fue un contratiempo, que no parece en condiciones de revertir camino a las generales.

En su intento de “nacionalizar” su figura, Urtubey pretende jugar un papel más activo en las demandas y las negociaciones con el Gobierno. Por delante quedan temas urticantes. Por caso, la discusión por el pedido de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal para que se le quite el tope al Fondo de Reparación Histórica del Conurbano será una de las más candentes. Mientras que el Presupuesto 2018, la renovación del pacto fiscal, la prórroga de la Ley del Cheque y Responsabilidad Fiscal serán otros temas que suscitarán atención. En el Senado, por ejemplo, hará causa común con el jefe de la bancada del FpV, Miguel Angel Pichetto. Sobre todo, luego del cruce con Cristina Kirchner por la conformación de los bloques futuros del peronismo. Mientras que en Diputados se acoplará a una posible confluencia entre un sector del FpV y el Bloque Justicialista de Diego Bossio.

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