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Sin cambios de expectativas

La consolidación del crecimiento está permeando sobre las perspectivas de actividad; las expectativas de inflación están ancladas; el mensaje del BCRA está ganando credibilidad

08 septiembre de 2017

Por Matías Carugati Economista Jefe de Management & Fit.

Columna escrita junto a Martín Mulleady, Economista de Management & Fit

El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del BCRA permite varias lecturas. Primero, la consolidación del crecimiento está permeando sobre las perspectivas de actividad. Segundo, las expectativas de inflación están ancladas a pesar de los cambios en los precios relativos, tanto los realizados como los programados hacia delante. Así todo, las proyecciones todavía se muestran varios puntos por encima de las metas del BCRA. Tercero, y ligado a lo anterior, el mensaje del BCRA está ganando credibilidad, razón por la cual se espera un relajamiento de la política monetaria más gradual y pausado que antes. Cuarto, con tasas de interés esperadas más altas y un panorama político mejor de lo anticipado, se prevé una menor depreciación del tipo de cambio. Por último, para la visión de consenso el Gobierno lograría la meta fiscal de este año pero no la del año que viene, lo cual es importante para la sustentabilidad temporal de la política económica.

La recuperación económica influyó en las expectativas de crecimiento. Desde hace ya un tiempo que el nivel de actividad está dando señales positivas. La economía redondeó una expansión de 4%

anual en junio, con una suba acumulada de 1,6% en el año. Más aún, 14 de los 15 sectores se muestran en expansión y 10 de ellos ya recuperaron lo perdido desde la asunción de Mauricio Macri (algunos incluso ya superaron los picos previos). Esta realidad llevó a que los analistas revisaran al alza las proyecciones de crecimiento, esperando una suba del PIB de 2,8% en 2017 (0,1 puntos más que el mes anterior). Las proyecciones se mantuvieron para los próximos dos años, aunque también impera el optimismo (3% y 3,2% de crecimiento, respectivamente). De continuar la tendencia positiva en materia de actividad, es posible que las proyecciones vuelvan a revisarse hacia arriba. Y, acaso, superen el 3% que se pronosticaba en enero, que también parece ser la nueva meta oficial.

El mercado no cree que el BCRA logre cumplir con sus metas. Para este año la inflación esperada no mostró cambios (22% anual en diciembre), pero sí aumentaron las proyecciones para 2018 (de 15,5% a 15,7%) y 2019 (10,4% a 10,9%). Estas cifras están varios puntos por encima de la banda objetivo del banco central. Lo interesante es que las expectativas permanecen relativamente ancladas (en un nivel elevado, es cierto) a pesar de

los aumentos en los precios relativos realizados en lo que va del año. El componente inercial de la inflación estaría siendo más difícil de resolver para el BCRA, que todavía tiene mucho camino por delante en cuanto a la construcción de credibilidad. De todos modos, no debería soslayarse el hecho de que los resultados conseguidos en materia de desinflación son relevantes dado el punto de partida y los cambios estructurales que se sucedieron en los últimos dos años.

En esta coyuntura, la rigidez monetaria seguirá por un tiempo La proyección de consenso refleja que el relajamiento recién empezaría en octubre y que la tasa de referencia terminaría el año en 24,75%. La tasa sería 0,75 puntos más alta que lo esperado un mes atrás y casi 6 puntos más en comparación con las proyecciones de comienzos de año. A un lado quedó la idea predominante hace algunos meses, de que el BCRA suavizaría su política antes de las elecciones con la idea impulsar algo más el nivel de actividad y generar mayor tracción en las urnas. A esta altura del año queda en claro que el compromiso de la autoridad monetaria con sus objetivos es muy fuerte (no sólo en palabras sino también en los hechos), lo cual está siendo internalizado por los analistas en sus proyecciones de tasa de interés.

Hacia adelante las proyecciones deberían seguir mejorando. Nuestro indicador coincidente de actividad apunta a una continuidad en materia de actividad. Es decir, una aceleración del crecimiento, que nos permitiría hablar ya de un proceso de expansión más que de recuperación. Por otro lado, se espera que la inflación promedie el 1,4% mensual de aquí a fin de año, con lo cual se estaría cerrando el 2017 sin cumplir con la meta del BCRA. En tanto, las proyecciones de consenso tienen implícito un déficit fiscal de 4,2% para este año y de 3,5% para el próximo. Los analistas creen que Hacienda cumplirá con su meta para 2017 pero no hacia delante, lo cual puede traer más de un dolor de cabeza para una economía dependiente del financiamiento externo.

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