El Indice de Precios al Consumidor en Estados Unidos subió 0,4% en agosto, su mayor incremento desde enero. De esta manera, podría despejarse el camino para que la Reserva Federal suba las tasas en diciembre, lo cual muchos analistas ponían en duda porque la inflación estaba lejos de la meta del 2%.
Janet Yellen está entre los que creen que la baja inflación de la primera parte del año fue transitoria, y que dada la fortaleza del mercado de trabajo, comenzaría a subir en línea con los objetivos de la entidad monetaria. Agosto parece darles la razón, sin embargo, hay integrantes de la Fed que consideran que antes de tomar decisiones debe tenerse la seguridad de que la suba de la inflación es consistente.
En los doce meses concluidos en agosto el índice de precios subió 1,9%, superando el registro de julio que había ido de 1,7% pero inferior al 2,5% anotado en enero. En el caso de la inflación núcleo, que excluye a los precios volátiles, la suba anotada en agosto fue de 0,2% y en el acumulado de doce meses llegó a 1,7%. En ambos caso por debajo del índice general como consecuencia del salto de 2,8% en el precio de los combustibles como consecuencia de los problemas que causó el huracán Harvey en las refinerías de Texas.
Por otra parte, la medida de inflación que más toma en cuenta la Fed para definir su política monetaria es el índice precios de los consumos personales que elabora el Departamento de Comercio que está en un nivel más bajo. La Fed se reunirá la semana que viene y nadie espera que tome decisiones sobre la tasa. Habrá que esperar hasta diciembre para cualquier cambio, que ahora parece más probable.
Como la aceleración de la tasa de inflación en agosto era esperada por el mercado no hubo movimientos significativos en las cotizaciones. Mañana se conocerá otro dato clave que es el de las ventas minoristas y como telón de fondo están los avances en las negociaciones Washington en torno a una reforma impositiva que el Gobierno considera indispensable para que haya un mayor crecimiento económico.
