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“Tener un pie en cada país es nuestro valor diferencial”

Entrevista a Lucas Méndez Trongé, director de Relaciones Institucionales y Sustentabilidad de San Miguel

24 agosto de 2017

Entrevista a Lucas Méndez Trongé San Miguel Por E. Esnaola

San Miguel S.A. es una empresa multinacional argentina, líder en producción y exportación de cítricos del hemisferio sur. Hoy, toma protagonismo con sus limones. Con más de sesenta años de experiencia, llega a 200 clientes en más de 50 países.

En los últimos días, la compañía ha realizado grandes acciones afines a su estrategia de expansión internacional: la apertura definitiva de EE.UU para los limones, la primera exportación de limones tucumanos hacia México y la compra de la compañía frutícola peruana Agrícola Hoja Redonda S.A.

En diálogo con El Economista, Lucas Méndez Trongé, director de Relaciones Institucionales y Sustentabilidad de la citrícola, expresó: “Nuestro proyecto de crecimiento es llegar a cinco países y U$S 500 millones de facturación. Todavía estamos a mitad de camino, pero vemos que el proyecto tiene mucha potencialidad”.

¿Cómo impacta en el negocio la apertura del mercado de EE.UU.?

Hemos visto en las últimas campañas que el precio del kilo de limones en la góndola tiene un valor mayor que el de Europa, que es nuestro principal mercado. Más allá de los U$S 50 millones que implican esas 20.000 toneladas que podamos exportar en las primeras campañas, el hecho de tener un mercado abierto y que paga mejor, hace que Europa empiece a sentir que tiene una competencia relevante por la fruta fresca. Abrir más mercados es relevante porque a medida que tenemos más, hay más demanda y los precios se levantan un poco. Que EE.UU. esté abierto, que es un sistema riguroso y prestigioso, impacta en los otros países que todavía no nos abrieron como la India, Chile y demás, que son seguidores y cuando abre EE.UU., ellos también lo hacen. Ahí tenemos la ventaja de poder abrir otros mercados que todavía están sin protocolo.

¿Cuándo comenzaría la exportación?

Hasta abril del 2018 no hay fruta para exportar. Este año, los logros fueron, además de EE.UU., Brasil y México. En el caso de Brasil para todos los cítricos, México y EE.UU. sólo para limones y la verdad que es un gran avance. El sábado pasado salió nuestro último contendor e hicimos una primera exportación simbólica a México.

¿Qué porcentaje de la producción se exportaría?

Argentina produce más de 1.500.000 toneladas de limones. De eso, sólo 300.000 toneladas se destinan al negocio de fresco y ya es un porcentaje bajo, porque es una fruta de más calidad y sin enfermedades. A EE.UU. se podrían exportar 20.000 toneladas, a Brasil pueden ser 10.000 y a México otras 10.000. En total podemos meter aproximadamente 40.000 toneladas en esos tres mercados y todo dependerá de cómo lo desarrollemos: hay que promover la demanda y que las cadenas de supermercados se interesen en nuestros productos. En el caso de México y Brasil, ellos consumen mucha lima verde, más que el limón amarillo, y el nuestro es un producto más gourmet y no lo tienen tan internalizado. Es una cuestión de seguir incorporándolo y cambiando los hábitos.

¿Qué implica la adquisición de la empresa peruana Agrícola Hoja Redonda?

Es la compra más grande de San Miguel en la historia. De los seis países productores del hemisferio sur ya estamos en cuatro: Argentina, Sudáfrica, Uruguay y ahora Perú. Quedan Chile y Australia, ya que Brasil se consume todo lo que produce y es básicamente para jugo. En todos los países, San Miguel tiene el negocio de procesamiento y el de frutos frescos. Esta nueva empresa lo que brinda es mandarina de gran calidad, prestigio y variedad y, por otro lado, que Perú tiene tratados de libre comercio con todos los países. El hecho de tener más países productores nos permite tener diferentes variedades y reducir riesgos. Que le podamos decir al cliente: tengo un portfolio con amplia variedad de productos y de diferentes lugares es un valor diferencial.

¿Qué opina de la competitividad tan cuestionada en el sector agroindustrial?

En el último año y medio, el gran problema fue la inflación. Tener un nivel del 40% es inédito. Con una inflación del 40% no hay manera de ser competitivo contra otros países que tienen 3%, 5% o hasta 10%. Los precios son del mercado global y, entonces, esa suba en los costos genera una dificultad para competir con otros países. En el caso de Argentina estuvimos pasando un período complicado. Este Gobierno sacó las retenciones, que eran totalmente regresivas y eso ayudó. El tipo de cambio también puede ser una variable. Lo cierto es que la competitividad es un conjunto de cosas, en el que también entra en juego la eficiencia productiva de cada uno. Si yo saco una tonelada más de fruta por hectárea generó un valor enorme y para eso tengo que invertir con buenas plantaciones, tengo que nutrirlas bien, tengo que poner plata y mucho capital de trabajo para ser competitivo. Ahí aparecen los países que se van posicionando y que tienen mejores condiciones que otros. En el caso de Argentina, el limón es muy fuerte por la escala que tiene. Por ejemplo, en Sudáfrica la situación es totalmente diferente: costos muy bajos, no tienen inflación y tipo de cambio muy competitivo, pero la industria que tienen es muy endeble, aunque con rendimientos de producción muy grandes. El hecho de que San Miguel tenga un pie en los diferentes países marca su valor diferencial.

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